Todos los años, por estas fechas, nos planteamos cuáles serán nuestros propósitos para el nuevo año. Hacemos balance de lo que ha sido nuestra vida, proyectamos en nuestra mente cómo queremos que sea el futuro y pensamos en todo aquello que nos puede ayudar a lograr nuestros objetivos. Pero no siempre conseguimos cumplirlos. ¿Por qué somos tan poco constantes?
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La coach María Fernández, considerada una de las 100 mejores conferenciantes en el mercado hispanohablante, y con más de diez años en el desarrollo personal, es autora de “El pequeño libro que hará grande tu vida” (6ª Edición) y “Hazte cargo de tu poder”, ambos de Alienta-Planeta. Ella nos explicará por qué no logramos hacer realidad aquello que ansiamos ser y no dará algunos consejos para lograrlo.
¿Por qué elegimos fechas como año nuevo para hacer buenos propósitos?
Porque representan cierres. Necesitamos anclarnos a un nuevo inicio para descubrir una nueva versión de nosotros. El ser humano necesita vincular los grandes cambios de su vida -o puntos de inflexión- a una fecha. Por eso los lunes, septiembre o el día de nuestro cumpleaños también suponen detonadores para el cambio. Y, en realidad, está estupendo que utilicemos estas fechas como acicate para nuestra evolución.
Por dos razones. La primera es que elegimos “propósitos prefabricados”. Es decir, objetivos que no nos estimulan, pero que los añadimos a la lista porque “se supone que es lo que deberíamos alcanzar”, como aprender inglés, salir a correr o leer todos los días una página de un libro. Si esos propósitos no hablan de ti, ni de lo que realmente te emociona, abandónalos, porque quiere decir que no son lo suficientemente inspiradores para ti.
Después de diez años ayudando a las personas a alcanzar -casi- cualquier objetivo, te digo: ¡Elige solo aquel propósito que daría sentido a tu vida, y ve a muerte por él! Pero, insisto, ha de ser un propósito genuino, que te emocione con solo imaginártelo. Y olvida todos aquellos “debería”, o propósitos que te ha sugerido tu pariente que cumplas.
El segundo motivo por el que no cumplimos nuestros propósitos de año nuevo es porque nos ponemos muchos. Es como una segunda carta de los Reyes Magos. Nosotros tenemos unos recursos limitados de tiempo, energía y dinero. Si los dividimos entre cinco propósitos, nos va a resultar mucho más difícil conseguirlo. Sin embargo, si apuntamos a un solo objetivo y usamos absolutamente todos los recursos a este, no podemos no conseguirlo. El desenlace esperado es que ese objetivo sea nuestro.
Hay personas que están dispuestas a asumir los costes que conlleva cumplir su propósito, y otras que no. Y también hay personas que se apoyan en profesionales y buscan alianzas para que este nuevo año sea distinto, y transitar un nuevo camino con confianza. Al igual que vas a un entrenador para que ayude a ponerte en forma, también hay coaches y preparadores para cualquier tipo de hábito que quieras incorporar - o desquitarte- en tu vida. Y ese apoyo emocional e implicación de otra persona no solo es muy alentador, sino que aumenta tus probabilidades de éxito.
Os doy lo que para mí son los cinco pasos para alcanzar casi cualquier propósito.
Elige solo un objetivo y abandona el resto. Selecciona ése que daría sentido a tu vida e iluminaria los 365 días del año (dejar de fumar, ahorrar para la entrada de una casa o abrirte al amor).
Rompe cualquier tipo de conflicto interior. Afronta miedos e inseguridades que no te permiten creer al 100% en tu objetivo y en tu capacidad de conseguirlo.
Determínate como una flecha y ¡no valores ninguna otra dirección que no sea hacia delante!
Comprométete al 100% con tu objetivo y haz que se sitúe en el primer puesto de tus prioridades y elecciones.
Disfruta del camino y de quién te conviertes, mientras cumples tu propósito.
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