La llegada del frío trae consigo algunos problemas dermatológicos como sequedad, descamación o picor. La hidratación puede solventar muchas afecciones cutáneas, pero en el momento en que el problema aumenta es necesario asistir a un dermatólogo. Y es que en algunos casos se puede manifestar una urticaria por frío, también conocida como alergia al frío. Este es una afección que puede requerir tratamiento médico, por lo que hay que acudir al especialista. Antes de hablar de ella, veamos qué podemos hacer para proteger nuestra piel.
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Cómo proteger la piel del frío
Como nos explica Giuliana Carranza, profesora del Curso de Cosmética Natural de Deusto Salud, la piel forma una barrera que nos protege de las agresiones climáticas como es el frío. Sin embargo, a veces no es suficiente y debemos reforzar esta protección, cuidándola.
El cuidado de la piel
Hay que aplicar siempre una crema facial hidratante, otra para las manos y un bálsamo labial para mantener la piel bien protegida. En el rostro debemos utilizar una crema con fotoprotector, ya que este debe utilizarse todo el año. La piel del dorso de las manos es muy delicada, porque no contiene glándulas sebáceas y debe cuidarse más. La piel de la zona labial es delicada y los cambios climáticos le afectan directamente. Entonces, la mejor opción para proteger los labios es manteniéndolos hidratados con barras de manteca de cacao, cera de abejas o aceites vegetales. Tampoco podemos olvidarnos del resto del cuerpo, que también acusa las bajas temperaturas y tiende a secarse más.
Aplicación de cosméticos naturales
Protegen, nutren e hidratan. Además, existen cosméticos calmantes que cuentan con ingredientes dirigidos a aquellas personas que tienen la piel más sensible o que ya sufren algún tipo de alteración. Concretamente, los tipos de ingredientes que se pueden encontrar son aceites vegetales, mantecas, ceras, glicerina, ácido hialurónico, urea, ceramidas y vitaminas, entre otros.
La exfoliación de la piel
Al exfoliar la piel con partículas suaves que no dañen la piel, se eliminarán las células muertas que se acumulan sobre la misma. Mediante este proceso, la piel tendrá mejor apariencia e incrementará los beneficios de los productos de cosmética aplicados. Igualmente, es esencial recordar que la frecuencia de exfoliación depende de cada zona y del tipo de piel de la persona.
Seguir una dieta saludable
La contribución de nutrientes a través de una alimentación alimentaria que incorpore verduras, hortalizas y frutas generará grandes beneficios, ya que estos alimentos aportan vitaminas, minerales y componentes fitoquímicos muy favorables para la piel. Además de su papel nutritivo, muchos componentes actúan como antioxidantes. En consecuencia, evitan el daño infligido por factores externos como el frío. Asimismo, la ingesta diaria de agua aumenta la hidratación de la piel en todas las estaciones del año.
Realizar ejercicio físico
El deporte produce sudor, por lo tanto, se eliminan con mayor facilidad las toxinas acumuladas en la superficie de la piel. También participa en la renovación de las células y el flujo sanguíneo.
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Urticaria por frío
Como decíamos, hay casos más graves en los que se puede presentar una urticaria por frío. La alergia o urticaria por frío (UF) es un tipo de urticaria crónica que pertenece al grupo de las llamadas urticarias inducibles (UI), o desencadenadas por estímulos físicos.
Se manifiesta con picor, enrojecimiento, ronchas (o habones) e hinchazón de la piel (angioedema) tras la exposición a bajas temperaturas. Normalmente, aparece en las zonas del cuerpo expuestas al frío (manos, cara…) aunque a veces se extiende más o incluso se generaliza.
Hay que tener presente que en ocasiones puede tratarse de una reacción grave. “En algunos casos, tras una intensa exposición sistémica al frío -baños en agua fría, por ejemplo-, los síntomas pueden ser generales y graves, incluyendo reacciones anafilácticas, con síntomas cardiovasculares -mareo o pérdida de conocimiento- y respiratorios”, advierte el doctor Ignacio Jáuregui, médico especialista en Alergología y miembro del Comité de Alergia Cutánea de la SEAIC.
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Diagnóstico de la urticaria por frío
Para confirmar el diagnóstico, que es fundamentalmente clínico, los alergólogos realizan de forma controlada un test de exposición al frío, empleando la técnica del cubito de hielo, que es el más frecuente. Consiste en la aplicación de frío -un cubito de hielo o un tubo de ensayo con agua congelada- sobre la cara anterior del antebrazo, durante 5 minutos. Transcurridos 10-15 minutos, si el paciente es alérgico, experimentará picor y un habón con la forma del cubito de hielo. “Solamente en algunos casos se debe alargar la exposición o bien sumergir los brazos en agua fría para confirmar el diagnóstico”, indican los alergólogos.
También existen otros métodos diagnósticos, como el Temptest. Se trata de un aparato basado en el efecto Peltier, que tiene un hilo metálico capaz de producir un gradiente de temperatura entre 4 y 44 ºC, sobre el que el paciente coloca el antebrazo durante 5 minutos. “En el caso de que el resultado sea positivo, este aparato nos permite conocer el umbral de respuesta del paciente, es decir, la temperatura que provoca picor o habones en ese momento”, explica la doctora Veleiro.
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Qué hacer si es alergia al frío
En estos casos hay que acudir a una consulta de un alergólogo para determinar si efectivamente se trata de este tipo de alergia y qué hacer. Se recomienda a estos pacientes que se protejan bien del frío, que limiten la actividad exterior en días fríos o ventosos, que no ingieran alimentos o bebidas frías si han tenido síntomas con la ingesta o que se atempere cualquier medicación o suero antes de ser administrado en caso de necesidad. Asimismo, es importante que, en el caso de que tengan que ser intervenidos en un quirófano, adviertan al personal de su diagnóstico antes de entrar, ya que la sala debe ser atemperada previamente.
Asimismo, se aconseja "evitar las actividades acuáticas, que son conocidas como facilitadoras de anafilaxia, sobre todo si las exposiciones son prolongadas o de toda la superficie corporal. No obstante, un estudio adecuado individualizado podría servirnos para indicarle al paciente que no se puede bañar en el Atlántico, pero sí en el Mediterráneo, que es más cálido, por ejemplo”, explican los alergólogos.