Hay ocasiones en las que al realizar una analítica sanguínea, nos encontramos con parámetros alterados. Uno de ellos puede ser el que marca el recuento de nuestros leucocitos. Tanto es así que cuando estos salen muy elevados, hablamos de un problema de salud conocido como linfocitosis. Antes de valorar qué implica este conteo anómalo, hay que explicar qué son y qué función tienen los linfocitos. Nos lo explica la Dra. Amparo Santamaría Ortiz, especialista en Hematología, Jefa de Departamento de Hematología del Hospital Universitario del Vinalopó y miembro de Top Doctors: “Los linfocitos son un tipo de glóbulos blancos que se diferencian en linfocitos B y en linfocitos T. Básicamente lo que hacen es protegernos frente a las infecciones tanto de virus, como de bacterias, y en algunos casos, como los linfocitos T, también contra los tumores o cánceres, esa es su función básicamente”.
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Tal y como nos explica la especialista, la linfocitosis no es más que un aumento de linfocitos. “Suele ser cuando es por encima de 5.000, más o menos, ese es el rango en el que hay que valorar si hay que estudiar o no”, nos detalla la doctora.
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¿Cuáles son las causas que pueden hacer que aumente el recuento de linfocitos?
La hematóloga nos detalla que pueden subir por cualquier infección, por cualquier proceso que haga subir las defensas, y se necesiten más glóbulos blancos para defenderte contra ese virus o bacteria que quiere causar daño, o bien para algún tipo de acción tumoral. “En otros casos se produce porque uno de los linfocitos se hace clonal, es decir, ese linfocito se transforma en canceroso, y es lo que llamamos un posible síndrome linfoproliferativo o linfoma, que es como más se conoce. No todos los linfomas, que se manifiestan con un ganglio afectado que suele aumentar de tamaño, se acompañan de linfocitosis, es decir, con aumento de linfocitos, ni todas las linfocitosis se acompañan de adenopatías”, nos detalla.
“Por eso, cuando hay un aumento de linfocitos sin una causa aparente lo que hacemos básicamente es mirar en la sangre si es de un solo tipo de linfocito, lo que nos diría que puede ser un síndrome linfoproliferativo y uno de los más comunes es lo que llamamos leucemia linfocítica crónica, es decir, que puede ir aumentando paulatinamente, pero no es de tratamiento agudo. Y esto siempre se tiene que valorar en analíticas y test, para valorar cuál es la causa y qué tipo de síndrome o linfoma es”, explica la doctora Santamaría.
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Consultar con el médico
En opinión de la doctora, no nos encontramos ante un problema peligroso en sí mismo, pero sí que considera que es importante estudiarlo, porque hay que saber cuál es la causa. “En el caso de que aumenten mucho los linfocitos, hay que descartar que sea un linfoma o una leucemia linfocítica crónica o incluso un linfocito que se haya transformado en una leucemia aguda. Por lo tanto, hay que estudiarlo y valorar cuál es la causa”, nos recomienda.
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Así hay que actuar ante una linfocitosis
¿Cuál debe ser, por lo tanto el protocolo que debemos seguir? “Si aparece un recuento alto de linfocitos, hay que valorar si hay una infección o alguna otra causa que lo aumente. Se repite analítica. Se suele ver en un frotis cómo son los linfocitos en la sangre, se mira en el microscopio, miramos si hay linfocitos que son atípicos o de aspecto leucemoide. En segundo lugar, hacemos una buena exploración física, para ver si hay adenopatías. Y en algunos casos hay que pedir una prueba diagnóstica de imagen, tipo escáner, o a veces hay casos en los que hay que hacer una biopsia de médula ósea para saber si hay un cáncer de los linfocitos. Entraríamos a hacer un diagnóstico diferencial, para ver cuál de los diagnósticos linfomas puede ser, porque hay múltiples y variados. Ahí entraríamos a hacer un protocolo tanto de medicina molecular como estudios genéticos, etcétera”, concluye la doctora especialista en Hematología.