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¿Se puede llegar a tener miedo a dormir?

Se trata de un trastorno llamado hipnofobia o somnifobia


9 de diciembre de 2022 - 9:36 CET
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Hay miedos y fobias más conocidos y otros que nos resultan, cuando menos sorprendentes. Uno de estos últimos es la llamada somnifobia, un tipo de miedo que nos lleva a la incapacidad para dormir. “Es uno de los cuadros más desconocidos entre todo el abanico de trastornos que abarca el espectro de la salud mental. El sueño, considerado una de las principales conductas que han de estar de manera absolutamente funcional en nuestra vida, puede truncarse de forma involuntaria cuando entramos en un cuadro de insomnio o de manera voluntaria cuando decidimos dejar de dormir por múltiples razones. Pero cuando el terror a quedarnos dormidos es mayor que nuestro cansancio, estamos hablando de este trastorno también llamado hipnofobia”, nos explica Pilar Guerra Escudero, psicóloga clínica y coach ejecutivo.

 

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Miedos de distinta intensidad

Tal y como nos explica la experta, la gravedad extrema de este cuadro clínico es el miedo a morir durante el sueño que se manifiesta en diferentes grados de intensidad, así como un abanico de causas muy distintas basadas, sobre todo, en un temor irracional a perder el control que “supuestamente” tenemos cuando estamos en estado de vigilia. Miedo al descontrol mientras dormimos, terror a que algo pase o incluso fobia a poder tener pesadillas, son la base de la somnifobia.

“A veces, este terror viene determinado a su vez por una enfermedad física, como es la apnea del sueño, consistente en tener respiración interrumpida mientras estamos dormidos. Este terror ante la posibilidad de no respirar durante segundos mientras se está dormido es el responsable de evitar por todos los medios que llegue la hora de tener que irse a la cama”, nos detalla, y nos da consejos para tratar de afrontarlo.

 

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Analizar de dónde nos viene este miedo

En ocasiones la hipnofobia es aprendida, es decir, viene como consecuencia a haber observado cómo se ha vivido el hecho de dormir en nuestra familia o núcleo donde nos hayamos criado. Todos tenemos un histórico por haber observado cómo se utilizaba todo lo relacionado con la higiene del sueño, de tal manera que sin ser conscientes hemos podido heredar creencias como: “es mejor estar despierto que dormido”, “el sueño es una pérdida de tiempo” o “es peligroso dormirse y tener pesadillas”. Observar qué ideas hemos aprendido es el primer paso para ser conscientes de si queremos seguir pensando lo mismo o no.

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Reestructurar la idea de la muerte

Nuestra sociedad cumple patrones occidentales por tener considerada la muerte como algo a lo que realmente hay que temer. En otras culturas no es así y está comprobado que vivir la muerte como otro estadio de la vida reduce la posibilidad de sufrir somnifobia.

El terror a morir durante el sueño, por lo tanto, no es tanto la fobia a quedarse dormido, sino la fobia a morirse, por lo que lo que realmente hay que rehabilitar en psicoterapia con pacientes somnifóbicos es el terror a morir.

 

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Distinguir entre control y gestión

Desde el punto de vista del origen de esta fobia resaltamos que se da en individuos con mayor tendencia al perfeccionismo y a la exigencia, es decir, personas que poseen la creencia irracional respecto a que en la vida hay que tenerlo todo controlado. Bajo esta premisa, la fobia a quedarse dormido está basada entonces en el terror a dejar de controlar cuando se duerme, pero personas que, al contrario, tienen como premisa el que el ser humano no puede ni debe controlar absolutamente nada, sino aprender, por el contrario, a gestionar la mayor parte de las cosas de su vida, generan con este pensamiento equilibrado una serenidad de base que les aleja de todo este cuadro de hipervigilancia llamado somnifobia.

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Cuidar la tendencia a la preocupación excesiva

Estudios demuestran que la fobia a dormir se ha incrementado durante el fenómeno del coronavirus. Durante la pandemia, aumentaron las alteraciones de sueño ya que el mundo vivió este fenómeno como algo aterrador que trajo consigo muertes, enfermedades, junto con situaciones de altísima presión.

Todo esto llevó a tener niveles de ansiedad altísimos con respecto a asociar irse a dormir con el momento en el que más preocupaciones aparecían. El miedo, por lo tanto, no es algo malo el miedo es adaptativo. Hay que diferenciar entonces tener hipnofobia versus saber que lo que podemos estar teniendo es un cuadro de ansiedad extrema a causa de otras preocupaciones y que este cuadro nos lo llevamos a la cama impidiendo poder tener un sueño reparador.

 

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Desmenuzar el miedo

El tratamiento para la somnifobia pasa por no ver ese terror como un todo, sino descubrir las mil y una razones de las que está compuesto. La hipnofobia es un conjunto de temores que van desde lo más mínimo en intensidad hasta un máximo que impide quedarse dormido. Por lo tanto, si vamos aproximándose de manera paulatina de menor a mayor intensidad a toda la lista de horrores relacionadas con el dormir, iremos creando un hábito que ayude a asociar la hora de ir a la cama con algo placentero, que incluso vayamos a buscarlo en lugar de rechazarlo.

 

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Consecuencias de la falta de sueño

Y es que no podemos perder de vista que no poder dormir tiene unas consecuencias devastadoras para la parte física, psicológica y mental de las personas con ese trastorno. “Debe tratarse en psicoterapia porque, en líneas generales, es un cuadro bastante serio y tampoco hay “remedios caseros” para tratarla. Se necesita hacer una evaluación de detallada, con el objetivo de saber cuáles son los factores de riesgo ya que es una fobia que está íntimamente relacionada con lo físico”, nos cuenta la psicóloga.

 

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Cómo puede ayudar la terapia

Por eso, la psicóloga considera que estos pacientes han de pasar por una terapia de orientación cognitivo-conductual, en la cual poder analizar los factores que están haciendo que el problema se esté manteniendo en el tiempo. Una de las cosas que se hace con ese tipo de terapia es probar a cambiar la tendencia de pensamiento de los pacientes, con la técnica de observar cómo se anticipa el paciente cognitivamente ante la situación futura de irse a dormir, que incluso todavía no ha ocurrido.

“Otra de las cosas que incidimos con estos pacientes es que nos centramos en observar la tendencia de pensamiento que es muy dicotómica, es decir, muy extrema: “dormir o no dormir”, “irse la cama o quedarse en el sofá”, “seguir un tratamiento farmacológico para estar durante día durmiendo versus evitar por todos los medios no irse a dormir” o “ponerse muchísimas actividades para impedir el sueño…”. Lo primero que tratamos es estos dos comportamientos tan dicotómicos, de tal manera que empezamos volviendo a resolver todos los hábitos relacionados con la higiene del sueño (horarios, uso de los móviles o pantallas antes de irse a la cama, etc.)”, concluye.

 

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