Las lentes progresivas cuentan con la gran ventaja de tener dos gafas en una. Así, las personas que ya no ven bien de cerca y tienen otros defectos visuales, como miopía o hipermetropía, no tienen que llevar consigo varias. Pero no todo el mundo se adapta igual. Lo habitual es que se tarden unas semanas en acostumbrarse a ellas. Sin embargo, no es extraño que haya sujetos que tarden hasta un mes y otros que nunca consigan acomodarse a ellas. Mariano González, delegado de formación y especialista en salud visual de ALAIN AFFLELOU nos explica todo lo que necesitamos saber sobre este tipo de gafas y qué hacer cuando no conseguimos adaptarnos a ellas.
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¿Cuándo se recomienda usar gafas progresivas?
Este tipo de gafas suelen recomendarse a partir de los 40-45 años debido a la presbicia. Esta, conocida como vista cansada, se produce cuando el ojo pierde su capacidad para enfocar a determinadas distancias. Esto se debe a una pérdida de elasticidad del cristalino.
Hay que estar atentos a señales que indican una pérdida de visión, como que necesitamos más luz para ver bien un texto o necesitamos alejar un libro para enfocar bien las letras. Ante la aparición de estos signos se debe acudir al óptico para realizar una revisión y, tras este examen, será él quien recomiende el uso de este tipo de gafas. Además, antes de ver peor solemos notar que el trabajo en visión próxima nos cansa más que antes y en muchos casos esta es la primera señal de la presbicia.
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¿Hay algún paso 'intermedio' entre las monofocales y las progresivas?
Por lo general, las personas que usan gafas monofocales comienzan a tener dificultad para ver de cerca a partir de los 45 años. Ese es el momento en el que las lentes progresivas empiezan a ser la mejor opción. Algunos usuarios, antes de los 45 años, comienzan a usar otro tipo de lentes, cuya apariencia es igual a la de las lentes monofocales (no tienen la “lentilla” de los bifocales) que tienen un “refuerzo” invisible, para la visión de cerca, en la parte inferior de la lente.
¿Cuánto se tarda en adaptarse a las progresivas?
La adaptación al uso de gafas progresivas puede llevar un tiempo, dependiendo de la persona, su graduación y del tipo de lente progresiva elegida. Para ayudar en la adaptación a este tipo de gafas, si la adaptación no ha sido inmediata, conviene comenzar a usarla en actividades más estáticas, como leer y ver la televisión en casa, lo que nos sirve para “aprender” a mirar con nuestras nuevas gafas. Cuando una persona comienza con las progresivas, es conveniente que en su óptica se realice un seguimiento de la adaptación, que se resuelvan dudas y se compartan indicaciones que ayuden en el proceso.
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¿Puede ocurrir que una persona no se adapte a ellas?
La nueva generación de lentes progresivas ha reducido el tiempo de adaptación llegando, en muchas ocasiones, a ser casi inmediato. Existe un porcentaje mínimo -menos del 5% de usuarios- que presenta dificultades en la adaptación, pero suelen solucionarse ajustando el diseño o buscando alternativas como las lentes ocupacionales.
¿Sirven también para las distancias medias, tipo ordenador?
La principal ventaja que aportan las lentes progresivas es que -junto con las lentes de contacto progresivas- es el único medio de compensación que permite ver nítido a todas las distancias, incluyendo la visión a distancias intermedias.
Los actuales diseños permiten a la gran mayoría de los usuarios usar lentes progresivas para su trabajo con ordenador. Algunos usuarios utilizan para estas distancias, en lugar de lentes progresivas convencionales, las llamadas lentes ocupacionales, que están diseñadas para proporcionar visión óptima en cerca y a la distancia del ordenador, no sirven para ver de lejos, pero resultan muy cómodas para el trabajo con ordenadores.
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¿Se pueden utilizar lentes de contacto progresivas?
Sí, salvo que haya alguna contraindicación como ojo seco severo o algún problema en la córnea, existen lentes de contacto progresivas que en muchos casos complementan a las gafas. Por ejemplo, muchos usuarios tienen gafas progresivas para su trabajo y lentes de contacto para hacer deporte o para el tiempo de ocio, ya que las lentillas suelen usarse entre 8 y 10 horas al día. Es necesaria una adaptación por parte del profesional que suele requerir dos o tres visitas a la óptica.