Cuando una persona recibe el diagnóstico de cáncer, son muchos los frentes que se abren ante ella. Toca afrontar la enfermedad desde el punto de vista psicológico, pues suele caer como una auténtica losa. Pero es el momento también de someterse a tratamientos para tratar de encontrar la cura. Tratamientos complejos, en muchas ocasiones, agresivos, que pueden llegar a causar un buen número de efectos secundarios. Es ahí cuando el paciente de cáncer debe prestar especial cuidado a su alimentación.
Con este objetivo, La Fundació Catalunya La Pedrera y Alícia han presentado han presentado la nueva web sobre cómo comer durante el tratamiento del cancer (www.oncoalicia.com), un nuevo proyecto social desarrollado con el máximo rigor científico que da respuesta a profesionales y pacientes con dificultades a la hora de obtener información rigurosa y de calidad para mantener un estado nutricional óptimo durante el tratamiento oncológico. Aprovechando esta iniciativa hemos hablado con una de sus máximas responsables sobre cómo debe cuidar su dieta un paciente de cáncer.
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Cuidar la dieta durante el tratamiento
Hay un hecho probado: es fundamental que una persona en tratamiento contra el cáncer preste especial atención a su alimentación. Nos lo confirma la doctora Elena Roura, directora científica de la Fundacion Alícia, que apunta que la alimentación es un parte esencial del tratamiento de un cáncer. “Una dieta adecuada durante el tratamiento ayudará a obtener los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento de todo el organismo y, por tanto, mantener un buen estado nutricional, mantener un peso adecuado, mantener el organismo bien hidratado, tolerar mejor el tratamiento y los efectos secundarios que provoca, combatir mejor posibles infecciones y mantener la calidad de vida del paciente a lo largo del tratamiento”, nos explica la experta.
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¿Depende del tipo de cáncer?
Lo cierto es que, tal y como nos cuenta la doctora, la mayoría de los tratamientos de un cáncer pueden condicionar en mayor o menor medida la alimentación, pues por ejemplo la distorsión del sabor, la boca seca, las náuseas… son efectos secundarios comunes que pueden conllevar alguna dificultad para alimentarse correctamente. “Pero, efectivamente, hay tumores, que por su localización y/o relación con el sistema digestivo tendrán mayor repercusión. Por ejemplo, los tumores que afectan la cabeza, cuello, esófago, estómago…”, nos explica.
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Consejos útiles
Le planteamos a la doctora la que consideramos que es la pregunta clave: ¿Qué consejos básicos le daría a una persona que padece cáncer en relación con su alimentación? “La mayoría de los tratamientos de cáncer son largos y combinan diferentes terapias que, a su vez, pueden provocar diversos efectos secundarios en el paciente. Aun así, las recomendaciones alimentarias de base son las mismas para todos los tipos de procesos oncológicos y las fases del tratamiento, aunque se deberán ir adaptando según vayan apareciendo los diferentes síntomas o efectos secundarios del tratamiento”, nos anticipa.
Así, detalla que la alimentación que convendría seguir sea cual sea el tipo, localización o fase del tratamiento (si no existe alguna recomendación concreta para su caso particular), es una alimentación sana y equilibrada, que contenga alimentos de todos los grupos en la cantidad y frecuencia adecuadas. “O sea, seguir una alimentación mediterránea”, puntualiza.
“También que antes de eliminar algún alimento de la alimentación porque han oído o leído que es malo durante el tratamiento, o por el contrario incorporar otros en grandes cantidades, o hierbas o suplementos, se aseguren con su equipo médico que no va a ser perjudicial para el tratamiento. Existen muchos mitos y creencias, y es importante poder encontrar fuentes de información seguras, como el apartado de mitos y creencias de la nueva plataforma Oncoalícia”, nos cuenta.
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Elegir bien lo que comemos
Es importante, además, realizar una buena elección de los alimentos que consumimos. “Como hemos dicho es necesario estar bien nutrido durante el tratamiento, y necesitamos alimentos de diferentes grupos para asegurar los diferentes nutrientes, vitaminas, minerales, proteínas, carbohidratos, etc”, nos explica. Y es que si basamos la alimentación en un solo alimento o un pequeño grupo de alimentos, o a base de productos ultraprocesados, no alcanzaremos las necesidades de los nutrientes esenciales necesarios.
“Y sobre todo no olvidarnos de la hidratación, importantísima durante el tratamiento. Agua siempre, pero también infusiones sin azúcar, caldos suaves…”, nos recomienda.
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Alimentos imprescindibles
¿Qué alimentos no deberían faltar en la cesta de la compra de una persona en tratamiento por el cáncer? La doctora los resume en los siguientes:
-Los alimentos frescos y de temporada; verduras y hortalizas, frutas, legumbres, cereales (incorporando también versiones enteras o integrales si no hay contraindicación), frutos secos, aceite de oliva virgen extra, lácteos, huevos, carnes magras y pescado…
-En el caso de personas vegetarianas o veganas, la cesta deberá sustituir parte o todos los alimentos de origen animal por otras fuentes de proteínas como las legumbres y sus derivados de tofú, soja texturizada…) para asegurar las proteínas.
-En el caso de los pacientes vegetarianos estrictos, es necesario planificar bien la alimentación para evitar posibles deficiencias de nutrientes como las proteínas, los minerales como el hierro y el zinc y las vitaminas D y B12, todos ellos imprescindibles durante el tratamiento del cáncer. Es muy importante pedir asesoramiento a un dietista-nutricionista para confirmar que todos los requerimientos nutricionales quedan bien cubiertos.
Pérdida de apetito
En los tratamientos para abordar una enfermedad como el cáncer, es normal que se pierda el apetito y que surjan carencias nutricionales. La doctora nos confirma que así es: “La pérdida del apetito, también llamada anorexia, es uno de los síntomas más habituales durante el tratamiento oncológico. Puede aparecer en cualquier momento del tratamiento o de la enfermedad. Es importante prestar especial atención si se prolonga en el tiempo, porque puede condicionar el estado nutricional del paciente”, concluye.
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La dieta mediterránea, nuestra mejor aliada
La especialista citaba la conveniencia de recurrir a nuestra dieta mediterránea en estos momentos complicados. “Las personas necesitamos alimentos para cubrir las necesidades nutricionales que el organismo requiere para un óptimo funcionamiento y rendimiento. Un solo producto no puede aportar todos los nutrientes que el organismo necesita, por lo que es imprescindible el consumo de alimentos de todos los grupos en una cantidad y frecuencia determinadas para conseguir llevar una dieta saludable y equilibrada. Y el patrón de dieta mediterránea es el más recomendable”, nos cuenta.
Por eso, conviene basar la alimentación en productos frescos y de temporada, principalmente de origen vegetal (verduras, frutas, legumbres, cereales, frutos secos, aceite de oliva virgen extra…) y complementar con alimentos fuente de proteína animal (carne, pescado, huevos, lácteos…) y limitar el consumo de alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares, sal, y grasas saturadas.
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Combatir los efectos secundarios de los tratamientos
Distorsión del sabor, náuseas, diarrea... Como anticipábamos, uno de los objetivos, claro está, es tratar de mitigar los efectos secundarios más habituales relacionados con el aparato digestivo. “La plataforma Oncoalicia, de la Fundación Catalunya La Pedrera y desarrollada por Alícia junto con profesionales y entidades de referencia, busca poder ayudar a seguir comiendo cuando aparecen las dificultades derivadas de los efectos secundarios del tratamiento dando consejos dietéticos, ideas, trucos de cocina y recetas que puedan ayudar a comer al propio paciente, pero también ayudar a los cuidadores y a los profesionales”, nos cuenta.
Así, te ayuda a enmascarar sabores cuando aparece la distorsión del sabor, y sobre todo el sabor metálico que pueden provocar los alimentos fuentes de proteínas, o que las comidas sean más variadas cuando aparece la diarrea, o asegurar platos ricos en proteínas y energía pero en pequeño volumen para cuando no hay apetito, o para poder seguir comiendo de manera buena y atractiva cuando por la aparición de llagas en la boca o esófago, o dolor o dificultad al deglutir, hay que modificar la textura de los alimentos y comer cada día todo en forma de purés.
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