Cuando una relación de pareja comienza, siempre se aspira a que sea duradera, ese anhelo del amor eterno, de las parejas que duran para toda la vida. Pero lo cierto es que no siempre se cumple y son muchas las parejas que se rompen, por diversos motivos. “Las rupturas amorosas son difíciles siempre, independientemente de las causas o de la duración de la relación. No solo se trata de aprender a vivir solo, sino de aceptar la nueva situación y replantearse los planes de futuro, las relaciones familiares y/o de amigos en común…”, nos comenta Pilar Guerra, psicóloga clínica y coach ejecutivo.
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Iniciar una nueva relación
Tras una ruptura, tal vez la persona necesita un tiempo para estar sola, sin tener otra relación de pareja. Pero lo cierto es que, en ocasiones, surge de nuevo la chispa y nos encontramos ante una nueva cita. ¿Cómo debemos afrontarla? “Antes de iniciar una nueva relación (incluso yo diría, aunque aún la tengamos) es recomendable que dediquemos un tiempo a conocernos a nosotros mismos como personas individuales, con el fin de aprender a ser independientes emocionales y no poner nuestro foco solo en ser felices o no con la persona que tengamos al lado”, nos cuenta la experta, que añade que es muy probable que nuestra autoestima haya disminuido y es habitual que sintamos que la ruptura haya sido una situación de fracaso, aunque no sea exactamente esto.
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Cuestión de tiempo
Pilar Guerra nos cuenta que estos procesos de ruptura pueden llevar un tiempo distinto según las personas y las características de los casos. “Es posible que se haga todo este trabajo en pocos meses tras la ruptura, ya que frecuentemente el duelo se haya ido haciendo incluso antes de romper o, por el contrario, que el proceso requiera de varios años”, apunta. Por eso, en cualquiera de las opciones, si queremos sentirnos a gusto al iniciar una nueva relación o, incluso, al empezar a conocer a alguien, es muy importante hacer este trabajo y prestar atención a estas señales.
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Felices solos primero
La psicóloga cuenta que después de una separación o divorcio, cuando se llega al punto de querer buscar compañía, tendremos que discernir si somos capaces de estar con alguien porque queremos a esa persona y no porque la necesitemos para que nos llene el sentimiento de soledad. Es importante que no sea la necesidad la que nos guíe, sino el deseo libre de una persona feliz y completa, no de una naranja partida por la mitad.
“Al ser felices en soledad, solo aceptaremos relaciones que nos sumen y aporten a la felicidad que ya tenemos solos. No busquemos relaciones antes de tiempo, si encuentras la calma sin pareja, será mucho más sencillo descubrir otra persona para compartir de nuevo”, nos cuenta. Y añade que, como se suele decir: "la prisa mata".
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La experiencia es un grado
Una relación terminada es una lección aprendida también. Aunque somos el único animal que tropieza en la misma piedra dos veces, es importante saber modificar o cambiar el patrón.
Para ello, es crucial dedicar tiempo a evaluar qué fue lo que no funcionó de la anterior relación, que es lo que no nos gustaba y dónde estuvo el fallo. Cada relación nos hace aprender y si no supimos comunicarnos o sufrimos celos, y eso hizo que la relación se detuviera, la ruptura puede ser un buen momento para tomar consciencia de lo que hemos de mejorar y buscar opciones para aprender y evitar que vuelva a ocurrir de nuevo.
De esta forma, Pilar Guerra considera que es posible que no descubramos qué es lo que queremos de una relación, pero seguro que sabremos qué es lo que no queremos. Así no solo seremos capaces de elegir a una persona diferente, sino que evitaremos caer en los mismos errores durante la relación.
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Fuera dolor e ira
Antes de conocer a alguien nuevo o de iniciar una relación, es recomendable que hayamos podido trabajar la rabia y dolor que sentimos hacía nuestra expareja o hacía la ruptura de la relación. De lo contrario, podemos seguir sufriendo en extremo al enterarnos de que la otra persona avanza en su vida con otras parejas, e incluso es posible también que, al no superar el duelo con esa persona, lo canalicemos con conductas negativas con la nueva pareja y esto nos incapacite para avanzar.
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Lo que se resiste persiste
“En la mayoría de las situaciones pasamos nuestra vida deambulando entre el pasado y el futuro, entre lo que fue y lo que podría llegar ser, según Jorge Manrique, empeñados en que ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’. El anclarse en el pasado nos hace estar utilizando de manera continuada la comparación, esa vara de medir que en muchas ocasiones nos impide estar en modo apertura para conocer lo nuevo sin cotejar lo antiguo”, nos dice.
Cada persona es un mundo, cada relación un universo y cada vivencia una oportunidad para nuevas experiencias, sin tener por qué utilizar la comparación, enemiga del poder estar abierto a personalidades distintas y diferentes.
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La ilusión por lo nuevo
Volver a estar en pareja puede tener el efecto positivo que tiene todo aquello que huele a nuevo, que produce en nuestra percepción un efecto llamado de primacía, donde todo lo novedoso alcanza refuerzos muy agradables y muy intensos, portando a nuestro día a día otros matices que favorecen el que nos podamos salir de la cotidianeidad, del hábito diario y semanal, que aunque positivo, de vez en cuando es bueno que transgredamos con el fin de que movilicemos la adrenalina que produce conocer a alguien nuevo en el que proyectar nuevos sueños, esperanza y confianza en otro ser humano.
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Toca volver a empezar
La psicóloga Pilar Guerra concluye afirmando que solo después de cumplir estos requisitos seremos capaces de iniciar una nueva relación desde cero y, sobre todo, sin cargas pesadas que nos vayan poniendo la zancadilla a cada paso. Toca volver a empezar, y hacerlo con ilusión.