Hay ocasiones en las que una persona con depresión no ve el final del túnel, pues su patología no responde al tratamiento que determinan los especialistas. “El término de depresión resistente al tratamiento (DTR) se utiliza para describir a las personas que no han respondido a los tratamientos antidepresivos ‘adecuados’. Por ende, persiste el trastorno de depresión mayor caracterizado por sentimientos persistentes de tristeza y pérdida de interés”, nos explica Rebeca Cáceres Alfonso, Doctora en Psicología y Psicóloga sanitaria, co-fundadora y directora clínica de Tribeca Lifestyle.
La experta añade que, sin embargo, existe una falta de consenso en cuanto al concepto y a lo que se entiende por tratamientos “adecuados”. Esta confusión tanto en la investigación como en la práctica clínica hace que sea difícil evaluar la eficacia de los tratamientos actuales y futuros. “Conscientes de esto, un grupo de expertos en salud mental procedentes de la investigación, industria y organismos reguladores, han propuesto nuevos criterios consensuados para definir el tipo de depresión que los medicamentos y terapias actuales no pueden tratar eficazmente. El trabajo ha sido publicado en Molecular Psychiatry y uno de los autores es Josep Antoni Ramos Quiroga, investigador principal del Hospital Vall Hebron Institut de Recerca”, nos detalla.
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Tratamiento antidepresivo
La clave es que no siempre los antidepresivos son la solución, y hay personas en las que no funcionan, ¿cuáles pueden ser las razones?
“Puede haber varias razones que hagan que el tratamiento no funcione. Este aspecto ha de valorarlo un psiquiatra. La depresión resistente al tratamiento así como la depresión mayor han de ser valoradas y disgnosticadas por un psiquiatra. El psicólogo puede ayudar en el tratamiento pero, sin duda, quien ha de liderar estos casos es el psiquiatra”, nos comenta, y añade que respondiendo a motivos psicológicos que pueden estar influyendo en la resistencia al tratamiento, podrían ser los siguientes:
- Trastorno por estrés postraumático.
- Consumo de sustancias.
- Conductas adictivas.
- Problemas relacionales (familia, pareja).
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Un desafío en el diagnóstico
Lo que parece evidente es que se trata de todo un desafío para los profesionales de la salud mental. “Sin duda es un tema en el que los profesionales de salud mental tenemos que trabajar aunque no exclusivamente nosotros. En estos casos, no basta con hablar de salud mental como está ahora de moda. Se necesitan recursos que apoyen la investigación para poder seguir avanzando en el tratamiento y en la mejoría de calidad de vida de estas personas. Tenemos que aspirar a que cada vez sean menos las personas que sufren una depresión resistente al tratamiento y a que, si es posible, podamos averiguar qué hacer para que esto deje de ser una realidad. Para esto se necesita investigar y para ello se necesitan recursos y personal especializado”, nos cuenta Rebeca Cáceres.
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Señales de que podemos estar ante este problema
¿Qué signos nos pueden indicar que podemos estar ante este problema? “Tener diagnóstico de depresión mayor y que los tratamientos 'adecuados' no funcionen como deberían hacerlo. Estos dos criterios han de ser valorados por el psiquiatra que es el que hace el diagnóstico, si así fuera, de depresión resistente al tratamiento”, nos dice la experta.
Así se debe actuar
¿Cuál debe ser el protocolo que se debe seguir con un paciente con este problema? La psicóloga clínica nos cuenta que siempre debe ser el indicado por el psiquiatra que es el especialista en este tema y es el que debe dar siempre la pauta a seguir. “Cuando en consulta nos encontramos un caso diagnosticado de depresión resistente al tratamiento trabajamos, indudablemente, en equipo con el psiquiatra del paciente y es él/ella quien lidera el caso. No vemos otra opción”, nos comenta. ¿Qué consecuencias puede tener en el día a día del paciente el hecho de no responder a los tratamientos? “La depresión resistente al tratamiento se asocia con una peor calidad de vida, mayor comorbilidad, discapacidad social y ocupacional, peores resultados terapéuticos y riesgo de suicidio”, detalla.
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Un abordaje conjunto
En estos casos, por lo tanto, es fundamental el abordaje combinado entre especialistas. Y es que “estos casos suelen exceder el abordaje combinado entre un tratamiento farmacológico y un tratamiento no farmacológico como puede ser la psicoterapia. Son casos que suelen ir más allá y en ocasiones puede llegar a pautarse la terapia electroconvulsiva (TEC) -estimulación eléctrica con pulsos de onda breve-. Este es un tipo de tratamiento pautado exclusivamente por psiquiatría que precisa de anestesia general y que lleva una pauta muy concreta. A partir de aquí, son muchos los factores que intervienen para continuar trabajando desde salud mental con el paciente”.