¡Ay, ay, ay! Creo que tengo calor. ¡No, me estoy quemando! ¡No, ya empiezan otra vez, no, no, no! Empiezo a sudar ¡qué vergüenza!, no sé qué hacer. Acabo de entrar en una tienda y no sé si tenían el aire apagado o eran mis sofocos; me siento incómoda y me ha dado vergüenza preguntar si estaba el aire roto. Tengo que ver el lado positivo, siempre he sido friolera y ahora voy más desabrigada que nunca.
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Una gran mayoría de mujeres, más del 70 %, sufren síntomas muy agravados en la transición hacia la menopausia y tres de cuatro mujeres sufriremos sofocos y sudores nocturnos, lo que lo convierte en el síntoma más común de la pre y la posmenopausia, pero no todas las mujeres padecen los mismos síntomas.
Los sofocos suelen aparecer como golpes de calor en cara, cuello y tórax, pueden ser durante el día o la noche. Aunque pueden durar muchos años, no son normales. Su intensidad y frecuencia varían en cada mujer, y suelen estar acompañados de palpitaciones, náuseas o mareos y puede relacionarse con insomnio. Son silenciosos, y muchos de nosotras tratamos de ocultar el hecho de que los tenemos. Pero en realidad, pueden restar significativamente tu calidad de vida.
Las causas pueden ser muy diversas
Sus causas pueden atribuirse a diferentes mecanismos de control en las funciones del hipotálamo (es una glándula que tenemos en el medio de nuestra cabeza) que se ve afectada por una disfunción termorreguladora, neuroendocrina, hormonal (estrógenos y serotonina, neurotransmisor de la felicidad) del sistema autónomo y la glucosa. Parece ser que esta glándula envía señales a los vasos sanguíneos para que se vasodilaten, lo que envía un flujo de sangre a la superficie de la piel al instante para enfriarla rápidamente, de ahí el rubor repentino. Luego, el cerebro enciende el propio sistema de rociadores del cuerpo en forma de transpiración para refrescarnos. De alguna manera el umbral de temperatura es menor y toleramos menos estas variables.
-¿Cuáles son los suplementos que recomiendan los farmacéuticos en la menopausia?
Cuando se trata de lidiar con los sofocos, es importante llegar a la raíz. No están sucediendo sin razón. Los últimos estudios muestran que no solo son consecuencia de cambios en los niveles hormonales (los estrógeno y la progesterona protectores del endotelio vascular a través de la síntesis de óxido nítrico) que alteran el control de la temperatura corporal, sino también pueden ser síntomas de advertencia de nuestro organismo, un aviso de problemas cardiovasculares que si se trataran a tiempo pueden prevenir enfermedades importantes como hipertensión, depresión, pérdida de capacidad cognitiva u osteoporosis.
Otras causas que pueden sumarse a estas son:
- En algunas mujeres cuyo sistema de eliminación es deficiente a nivel hepatobiliar o intestinal, pueden padecer de un desequilibrio en estrógenos circulantes lo que puede provocar que sean propensas a padecer más complicaciones. Esto denota que es importantísimo no solo saber en qué estado estás, sino también cómo están tus órganos encargados de eliminar toxinas. Aquellas mujeres que mejoran su bilis disfrutan de un sorprendente aumento del metabolismo del 53% y una mejora de los síntomas de la disminución de estas hormonas. Ayudar al buen funcionamiento de tu hígado o de tu intestino puede ser el punto de partida.
- Según algunos estudios, en tratamientos inhibidores de la enzima aromatasa (hormona que transforma testosterona en estrógenos) se ha observado que uno de los efectos adversos son los sofocos, entre otros. Por eso, en algunas mujeres, el astrágalo es una planta que puede ayudar en este sentido.
- Los mecanismos precisos de los sofocos o calores nocturnos aún no están aclarados del todo. Lo que sí sabemos es que, un aumento de noradrenalina o norepinefrina produce una respuesta de lucha o huida en el cuerpo y también interviene en la termorregulación de la temperatura. Esto puede significar despertarse repentinamente con palpitaciones, una sensación de ardor que emana del pecho y una abrumadora sensación de pánico, sudores, por lo que es poco probable que te vuelvas a dormir pronto. Por eso es importante cuidar nuestros niveles de estrés-ansiedad o emociones intensas.
- Desequilibrios hormonales en la tiroides (hormona central de la termorregulación, tanto hipo como hipertiroidismo, el sobrepeso, la resistencia a la insulina y las fluctuaciones de azúcar en sangre por exceso de alimentos ricos en azúcar o refinados e industriales.
Hay cambios y factores desencadenantes que puedes identificar en tu vida para mejorarlo o evitarlos. Estos incluyen alimentos y costumbres a evitar y que debes tener en cuenta (como alcohol, comida picante, cafeína, el tabaco, las bebidas calientes, y glutamato monosódico, sí ese saborizaste que ponen a las comidas industriales o en algunos restaurantes).
-'Queridos estrógenos que tanto rechacé en mis días fértiles, por favor, no me abandonen'
Soluciones que te pueden ayudar
- Anota el tiempo y duración de tus sofocos. Compara tus registros de alimentos que hayas comido durante la semana anterior. De esta manera podrás identificar los alimentos, los alimentos desencadenantes pueden ser los consumido dos o tres días antes o el mismo día.
- Incluye fitoestrógenos tienen acción estrogénica débil sobre los sofocos en mujeres posmenopáusicas. Come más semillas de lino, granadas, alimentos fermentados, legumbres, manzanas, melocotones, ciruelas y vayas y verduras crucíferas, el brócoli como la col y las espinacas. Mejora tu microbiota con suplementación de probióticos y prebióticos adecuados para cada caso, cuando está equilibrada se pueden asimilar mejor los fitoestrógenos.
- Incluye alimentos ricos en arginina y lisina. Este aminoácido se convierte en óxido nítrico al digerirlo, mejorando la elasticidad de los vasos sanguíneos. Incluye: nueces, anacardos, semillas de girasol, huevos, pollo, atún, salmón, avena, semillas de sandía, semillas de calabaza crudas.
- El consumo de Omega-3, vitamina D y k ayuda a prevenir problemas cardiovasculares, así como síntomas depresivos, y reduce la intensidad de los sofocos.
- Usa tejidos naturales en tu ropa, son más transpirables. Evita ropa pesada o ajustada. Usa capas de ropa fina que puedes ir despojando cuando empieces a sentir calor.
- Mantén la habitación fresca durante la noche y usa ropa de cama de algodón.
- Evita los xenobióticos y tóxicos medioambientales, cosméticos o en productos de limpieza que son disruptivos hormonales.
- Cuidado con las alergias alimentarias: los alimentos que comes tienen mucho que ver con la sensación de bienestar y el estado de ánimo. Las alergias alimentarias pueden desencadenar sofocos y estrés metabólico.
- Usa aceites esenciales: Para mejorar tus hormonas, reducir el estrés, pueden refrescarte al instante. Mezcla 7 gotas de aceite esencial de salvia romana, 7 gotas de aceite esencial de menta, 5 gotas de aceite esencial de geranio y 5 gotas de lavanda (opcional) junto a 60 ml hidrolato de hamamelis. Colócalo en un pulverizador y te refrescara bastante para momentos de emergencia.
- Mantén una higiene del sueño.
-¿Por qué engordamos durante la menopausia?
- Toma antioxidantes y ácido fólico: Las mujeres en periodo de climaterio, según las estadísticas, no cumplen con las recomendaciones estimadas en relación con el consumo de cada uno de los antioxidantes naturales considerados indispensables para mantener una salud hormonal, por eso es importante que incluyas alimentos que lo contengan: como las bayas de Goyi, kiwis, nueces de Brasil, zanahorias, aceite de krill, altramuces, germen de trigo, semillas de girasol, judías negras, cacao, miel cruda, polen, etc.
- Plantas que nos ayudan: podemos conseguir fórmulas con efecto sinérgico de damiana y Tribulus terrestris asociado a L-Arginina, ginseng. También son de gran ayuda suplementos de abrojo, ruibarbo siberiano, valeriana, azafrán, aceite de onagra, alfalfa, fenogreco, Hypericum perforatum, wild yam, Cimifuga racemosa, Vitex agnus-castus o el trébol rojo.
En conclusión:
Lo importante es saber que no a todas las mujeres les funciona lo mismo, a unas puede ayudarlas el azafrán a otras la salvia y a otras el trébol rojo. Se debe tener una visión más individualizada, e incluso, probar. Pero solo un suplemento no va a hacer efecto si no se trata de manera global e integrativa dentro de una alimentación adaptada, cambios de estilo de vida con ejercicios adaptados al climaterio (caminar no vale) y un correcto manejo del estrés.
REFERENCIAS
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