Es un hecho probado que, tras una práctica de yoga, siempre nos encontramos más relajados. Durante los minutos que dura la práctica, idealmente hemos sido capaces de dejar todo el estrés del día a día atrás, y a pesar del esfuerzo físico, notamos que tenemos más energía que cuando empezamos a practicar. ¿Cómo es esto posible? Es la pregunta que se hacen muchas personas que hacen yoga. “Mucha gente desconoce el término del prana (energía vital) que compone todo lo que conocemos, incluidos a nosotros mismos. Nuestro cuerpo físico y nuestro cuerpo energético están conectados a través de esta energía. Por eso, cuando realizamos una práctica física de asanas, estamos moviendo la energía que se encuentra dentro de nosotros, energía que igual estaba bloqueada, y nos empezamos a encontrar mejor”, nos detalla Sara García (@sarayoga.journey), Profesora de Vinyasa Yoga.
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Y profundiza más aún. “Ya que hemos mencionado el cuerpo energético, vamos a hablar un poco más en detalle de este. De acuerdo con la tradición hindú, nuestro cuerpo energético está formado por 7 chakras principales que forman una línea desde la coronilla hasta la base de nuestra columna vertebral. Cada uno de ellos, tiene una función que afecta directamente a una parte de nuestro cuerpo. A través de la práctica de yoga, estos chakras se activan, lo que permite que la energía fluya a través de ellos y estén en equilibrio. Por el contrario, cuando los chakras están bloqueando la energía, podemos encontrar alguna disfunción en nuestro cuerpo y mente”, nos detalla.
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Activación de los chakras
Así, a través de diferentes posturas de yoga, podemos ir activando estos chakras. Uno de los ejemplos más claros es a través de las aperturas de pecho, con las que estimulamos el chakra del corazón.
“Por lo tanto, tras una larga jornada de trabajo, la práctica de yoga nos ayuda a recuperar la energía perdida y la motivación. Asimismo, la práctica de yoga a primera hora de la mañana, antes de comenzar nuestra jornada nos aporta el beneficio de comenzar el día desde un lugar más alegre y enérgico”, detalla.
“Ahora que ya sabes un poco más sobre cómo funciona nuestra energía, cuando busques recuperarla te recomendamos practicar las siguientes posturas”, nos explica la experta, que da un aviso previo: antes de realizar cualquier postura de yoga siempre recomendamos practicar unos saludos al sol como calentamiento previo del cuerpo.
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'Setu Bandha Sarvangasana' (postura del puente)
- Empezamos tumbados boca arriba sobre la esterilla. Flexionamos nuestras rodillas y buscamos que nuestros pies estén cerca de nosotros, paralelos entre sí, llevando ligeramente los talones hacia fuera (esto nos ayuda a asegurar que nuestros pies no se abren hacia los lados).
- Elevamos poco a poco la pelvis y llevamos el ombligo ligeramente hacia dentro
- Llevamos el peso hacia los hombros, juntamos nuestras escápulas y si es posible, entrelazamos nuestras manos. Nos ayudamos de este entrelazado en las manos para empujar la pelvis suavemente hacia arriba.
- Finalmente, buscamos que el esternón se acerque a nuestra barbilla y mantenemos durante 5 respiraciones.
- Para salir de la postura, vamos bajando la pelvis poco a poco, deshacemos el entrelazado de las manos y descansamos unos segundos tumbados sobre nuestra esterilla.
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'Salamba Sarvangasana' (la vela)
- Empezamos tumbados boca arriba sobre la esterilla. Con un pequeño impulso, llevamos nuestros pies por detrás de la cabeza (no importa que los pies no toquen en el suelo)
- Desde ahí, buscamos que nuestros codos estén paralelos y comenzamos a elevar las piernas del suelo y a estirarlas hacia arriba.
- Lo más importante es que el peso esté en los hombros (para evitar dañar nuestras cervicales). Nuestras piernas están activas en todo momento.
- Nuestra barbilla va hacia atrás y nuestras manos se apoyan sobre el coxis.
- Mantenemos 5 respiraciones.
- Para salir de la postura, llevamos las rodillas hacia nuestra frente y con control vamos dejando caer las piernas hacia la esterilla.
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'Virabhadrasana II' (Guerrero II)
- Separamos ambas piernas el largo aproximadamente de una de nuestras piernas.
- La rodilla de la pierna delantera la flexionamos y nos aseguramos de estar alineando nuestra rodilla con el talón.
- Llevamos el pie de atrás en un ángulo de unos 45 grados. Idealmente, el talón del pie de delante está en línea con el arco del pie de atrás. Si esto te impide mantener la postura cómoda, puedes adaptar la postura y mantener el pie en una alineación que te permite mantener la postura durante unas respiraciones.
- Mantenemos nuestras caderas abiertas y relajadas.
- Llevamos el ombligo hacia dentro.
- Estiramos los brazos, los mantenemos fuertes, pero no los bloqueamos. Buscamos una mínima flexión apenas perceptible desde fuera
- Llevamos la mirada hacia la mano delantera y mantenemos durante 5 respiraciones.
- Para salir de la postura, estiramos piernas y relajamos nuestros brazos.
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“En realidad, todas las posturas de yoga nos ayudan a recuperar la energía perdida. En este artículo hemos elegido 3 de las posturas que agilizan este flujo de energía en nuestro cuerpo. Incluso savasana, la última postura de todas las prácticas de yoga donde permanecemos tumbados observando cómo se va relajando nuestro cuerpo tras la práctica, nos ayuda a recuperar la energía para continuar con nuestro día de la mejor manera posible”, concluye la profesora.