Este año 2022 ha supuesto la vuelta a una normalidad casi total en relación a la pandemia. Hemos ido retomando rutinas y abandonando, poco a poco, el uso de la mascarilla. Y tras dos años atípicos, estamos, esta vez sí, ante el avance imparable de la gripe, que ha llegado con antelación. Si normalmente es enero el mes en el que la gripe puede declararse epidemia, esta temporada empezará con cambios, y es que parece que la patología ha llegado antes de lo previsto. Y los datos no hacen sino corroborarlo. Así, el Sistema de Vigilancia de la Gripe y otros virus respiratorios del Instituto de Salud Carlos III (Ministerio de Sanidad) ha publicado unos últimos datos que así lo demuestran: en la semana 39 –que va del 26 de septiembre al 2 de octubre- ya son 63 los casos de gripe detectados por cada 100.000 habitantes (el umbral epidémico se alcanza tras superar los 50 casos).
Y nos encontramos, además, con una situación que puede convertirse en una auténtica tormenta perfecta, pues este invierno la población tendrá que hacer frente a la convivencia de la COVID-19, la gripe y los resfriados comunes. Hay que confiar en que, tras la pandemia, los hábitos de los españoles también han cambiado; y es que, según el estudio realizado durante este 2022 por Johnson & Johnson Consumer Health, el 86% de los encuestados reconocía que iba a tomar medidas preventivas de forma proactiva para reducir el riesgo de contagio, un aprendizaje heredado, no cabe duda, de la crisis sanitaria de estos últimos años.
Lo cierto es que para prever cómo será este invierno, se suelen tomar como referencia los datos del Hemisferio Sur, donde están ya en primavera y la temporada invernal (de mayo a agosto) ya ha llegado a su fin. Y los datos no son demasiado halagüeños: concretamente, las últimas cifras recogidas en Australia sobre la incidencia de fiebre, tos y ausencia laboral son significativamente más altas en 2022 que 2020 y 2021, e, incluso, ha aumentado notablemente la media respecto a los datos recogidos de 2015 a 2019.
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Una gripe fuera de su estación habitual
Hay que tener presente, además, que este no es el único cambio detectado en el comportamiento del virus de la gripe en la temporada 2022/23. Y es que al margen de esta anticipación de temporada de gripe, todo apunta a que nos encontramos ante una enfermedad cada vez más desestacionalizada. La investigación realizada por Johnson & Johnson Consumer Health ha detectado que la incidencia del resfriado y la gripe ha aumentado fuera de la tradicional temporada de invierno, concretamente, se han detectado un número de casos inusual en épocas del año como mayo y junio en las que normalmente la incidencia es mínima. También, este mismo estudio señala que estas afecciones tienen una duración superior y una sintomatología persistente.
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La vacuna, fundamental
Ya ha comenzado, de hecho, la campaña de vacunación contra la gripe, cuyo objetivo es reducir la mortalidad y morbilidad asociada a la gripe y el impacto de la enfermedad en la comunidad. La clave es proteger a quienes tienen un mayor riesgo de presentar complicaciones y a quienes pueden transmitir la enfermedad a esta población de riesgo.
La importancia de la prevención
Lo que parece evidente es la importancia de protegerse frente a la gripe, los resfriados y otras enfermedades, y no solo en época invernal. Hay que insistir en la importancia de la prevención. Y, de nuevo, la pandemia puede haber dejado su parte positiva al respecto. Así, ahora la población es más proactiva a la hora de prevenir el contagio con pequeños cambios como las mascarillas, el lavado de manos y ciertas medidas en caso de sospechar infección. Todas estas son buenas costumbres que ya se han integrado en las rutinas de la población.
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Tratar los síntomas de gripe y resfriados
Aun así, pese a la prevención, en ocasiones la gripe hace su aparición, con sus nunca bienvenidos síntomas, que suelen ser dolor muscular o de cabeza, fiebre, tos, estornudos, congestión nasal y decaimiento.
La clave es buscar un reposo sintomático, para tratar de aliviar el malestar. Así, hay que optar por el reposo en cama, aumentar la ingestión de líquidos, controlar la fiebre y el malestar en la medida de lo posible, con antitérmicos, y son buenos aliados también os lavados nasales y la humedad ambiental. El uso de mascarilla y quedarse en casa también suelen ser eficaces como medidas de prevención y para evitar contagiar la enfermedad.
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Medicamentos útiles
Lo ideal es seleccionar el tratamiento que mejor se adapte a los síntomas que se quieren aliviar. Si no existen complicaciones, la gripe y resfriado pueden sobrellevarse fácilmente con el medicamento adecuado, cuyo objetivo debe ser paliar los síntomas mientras la enfermedad sigue su curso y las defensas del organismo eliminan los virus.
Entre los medicamentos que podemos encontrar para gripe y resfriados están los analgésicos y antipiréticos, los antitusivos, los descongestivos, los mucolíticos, los expectorantes., etc. Y se suelen tomar solos o en combinación, como es el caso de los antigripales que alivian múltiples síntomas ya que combinan diferentes principios activos:
- Paracetamol, que cuenta con propiedades analgésicas y antipiréticas que ayudan a aliviar el dolor de cabeza y muscular, además de la fiebre.
- Dextrometorfano, que alivia la tos gracias a su efecto antitusígeno.
- Clorfenamina, un principio activo antihistamínico eficaz en el alivio de la secreción nasal y los estornudos.
- Pseudoefedrina, un descongestivo que actúa reduciendo la inflamación de las mucosas nasales, lo que mejora la capacidad de respirar.
- Guaifenisina, un principio activo expectorante que ayuda a eliminar el exceso de mucosidad asociado a las formas productivas de tos.
- Cafeína, que actúa de estimulante del sistema nervioso, reduciendo el decaimiento y la sensación de sueño.
- La Vitamina C, una vitamina hidrosoluble que interviene en la formación de colágeno y la reparación de los tejidos.