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Dormir mal y enfermedad de Alzheimer: ¿cuál es su relación?

Un nuevo estudio apunta que la interrupción del sueño puede representar un factor de riesgo para este tipo de demencia


Actualizado 4 de noviembre de 2022 - 13:43 CET

Son muchos los estudios e investigaciones que se llevan a cabo a nivel internacional para tratar de poner un poco de luz sobre una enfermedad tan dura como el Alzheimer, cuyo diagnóstico suele caer como una losa en los pacientes que la reciben y sus familias. Y una de las grandes áreas de investigación es acerca de las causas que desencadenan que una persona pueda padecer esta enfermedad neurodegenerativa. Pues bien, un equipo internacional liderado por los investigadores Laura Stankeviciute y Oriol Grau, del centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), junto a Jonathan Blackman, del hospital North Bristol NHS Trust y la Universidad de Bristol, ha demostrado una asociación entre la calidad del sueño y la patología relacionada con la enfermedad de Alzheimer en personas sin deterioro cognitivo.

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Un hallazgo muy relevante de cara al futuro

Los resultados del análisis, que se enmarcan en el estudio europeo European Prevention of Alzheimer’s Dementia Longitudinal Cohort Study (EPAD LCS), se han publicado en la revista científica Brain Communications, y han llegado a la conclusión de que la mala calidad del sueño está relacionada con un incremento de la patología de la enfermedad de Alzheimer. Sin duda, se trata de un hallazgo relevante para ayudar a definir futuras terapias, para que puedan dirigirse a la fase adecuada de la enfermedad.

Algo, sin duda, de gran importancia, si tenemos en cuenta que cada 3 segundos se diagnostica un nuevo caso de demencia en el mundo, y se calcula que actualmente 50 millones de personas la sufren, en la mayoría de los casos a causa del Alzheimer. Esta cifra se traduce en España en más de 900.000 personas afectadas. Teniendo en cuenta que la esperanza de vida va en aumento, si no se encuentra un tratamiento para prevenir o frenar el curso de la enfermedad, la cifra de casos podría triplicarse el año 2050, y llegar a dimensiones de epidemia, tal como apunta el último informe World Alzheimer Report 2018 publicado por Alzheimer’s Disease International.

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Así afecta a la calidad del sueño

Es cierto que se tiene constancia de que las anomalías del sueño son frecuentes en la enfermedad de Alzheimer, y la calidad del sueño puede verse afectada desde la etapa preclínica de la enfermedad, incluso en el caso de que no se experimenten otros síntomas. Por este motivo, comprender cómo y cuándo la falta de sueño contribuye a la progresión de la enfermedad de Alzheimer es importante para el diseño e implementación de futuras terapias.

“Los datos epidemiológicos y experimentales de los que se disponía hasta el momento ya apuntaban a que las anomalías del sueño contribuirían al riesgo de enfermedad Alzheimer”, explica Laura Stankeviciute, investigadora predoctoral del BBRC y una de las principales autoras del estudio. “Sin embargo, los estudios previos presentaban limitaciones por la falta de biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer, porque presentaban un diseño no transversal, o por el tamaño reducido de la muestra de participantes”, aclara. Este es el primer estudio que incluye todos estos factores.

Gracias a los datos obtenidos los investigadores han podido validar la hipótesis de que la falta de sueño está asociada con biomarcadores de líquido cefalorraquídeo (LCR) de la enfermedad de Alzheimer de forma transversal, y que predice incrementos futuros de la patología en personas sin síntomas identificables de la enfermedad de Alzheimer al inicio del estudio.

“A través de estos análisis, hemos podido estudiar asociaciones entre los principales biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer y diferentes medidas de la calidad del sueño, como su puntuación total, duración, eficiencia y alteración”, concreta el Dr. Oriol Grau, responsable del Grupo de Investigación Clínica y en Factores de Riesgo por Enfermedades Neurodegenerativas del BBRC. Mediante el análisis de muestras de líquido cefalorraquídeo de 332 participantes tomadas al inicio y después de un período promedio de 1,5 años, los investigadores han podido evaluar el efecto de la calidad del sueño inicial sobre el cambio en los biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer a lo largo del tiempo.

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Prácticas preventivas para mejorar la calidad del sueño

Los análisis transversales revelan que la mala calidad del sueño se asocia significativamente con un incremento de la proteína t-tau en el líquido cefalorraquídeo. Entre otros hallazgos, se ha demostrado que una duración corta del sueño, inferior a siete horas, se asocia con valores más altos de p-tau y t-tau, biomarcadores clave para medir el riesgo de Alzheimer en la fase preclínica de la enfermedad.

Este estudio demuestra que la mala calidad del sueño reportada por los participantes se asocia con una mayor patología relacionada con la enfermedad de Alzheimer en individuos sin deterioro cognitivo. “Nuestros resultados refuerzan aún más la hipótesis de que la interrupción del sueño puede representar un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer”, argumenta la investigadora Laura Stankeviciute. “Por ello, son necesarias investigaciones futuras para probar la eficacia de las prácticas preventivas, diseñadas para mejorar el sueño en las etapas presintomáticas de la enfermedad, con el fin de reducir la patología de la enfermedad de Alzheimer”, concluye.

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