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getty dolor cabeza© Getty Images

Migraña, cefalea tensional, en racimos... Te explicamos los distintos dolores de cabeza

Según los expertos, hay unos 200 tipos diferentes. Hay que estar atentos a los síntomas, porque puede ser señal de algo grave. Los expertos recomiendan, además, que cuando la cefalea aparece en varias ocasiones, se debe acudir al médico para que haga un correcto diagnóstico y tratamiento


Actualizado 2 de noviembre de 2022 - 20:42 CET

El dolor de cabeza es uno de los padecimientos más incapacitantes. Según señala la Sociedad Española de Neurología (SEN) entre un 85-90% de la población ha tenido algún episodio de cefalea en el último año. No todos los dolores de cabeza son iguales, de hecho, existen diversos tipos.

Existen más de 200 tipos de dolor de cabeza, que se dividen en tres grandes grupos: cefaleas primarias, cuando el dolor no está asociado a ninguna lesión en el sistema nervioso; cefaleas secundarias, cuando se debe a lesiones en el sistema nervioso o a otras enfermedades; y las neuralgias, cuando el dolor se localiza en el territorio de un nervio. “La migraña y la cefalea tipo tensión son los tipos de cefalea primaria más frecuentes. La neuralgia más conocida es la neuralgia trigeminal, que se produce por la irritación del nervio trigémino que se ocupa de la sensibilidad facial. Y, a modo de ejemplo, entre las cefaleas secundarias se podría destacar el dolor de cabeza que se produce como consecuencia de que la persona padece una hemorragia cerebral o una sinusitis”, explica el Dr. Pablo Irimia, Coordinador del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología.

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Migraña

La migraña afecta a alrededor del 14% de la población europea, principalmente a mujeres (80% de los casos, aproximadamente) de mediana edad (20–50 años). Sin embargo, es una enfermedad que afecta a personas de todo tipo: por ejemplo, se estima que el 9% de los niños y jóvenes europeos padecen migraña, siendo más frecuente en las niñas (9%) que en los niños (5%). En España, y según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), la padecen alrededor de 5 millones de personas, de los cuales 1,5 millones la sufren en su forma crónica, es decir, experimentan dolor de cabeza más de 15 días al mes.

“Cuando hablamos de migraña solemos diferenciar entre varios tipos dependiendo de la frecuencia en la que aparecen las crisis de dolor de cabeza y de la presencia o no de aura. Así pues, cuando una persona con migraña sufre crisis de dolor de cabeza más de 15 días al mes, se denomina migraña crónica, frente a la denominada migraña episódica. Por otro lado, si el dolor de cabeza va acompañado de la presencia de síntomas neurológicos que preceden habitualmente al dolor de cabeza, siendo los más prevalentes las alteraciones en la visión u hormigueos en distintas partes del cuerpo, se denomina migraña con aura”, explica el Dr. Pablo Irimia. “La migraña crónica produce entre cuatro a seis veces más discapacidad que la migraña episódica y las personas con migraña con aura tienen un riesgo mayor de sufrir otro tipo complicaciones, como por ejemplo ictus, que las personas que padecen migraña sin aura. En España, el 3% de la población padece migraña con aura y otro 3% migraña crónica”.

Aunque las causas de la migraña aún no están del todo claras, todo parece apuntar a la existencia de una alteración neurológica en el procesamiento de los estímulos dolorosos por parte de los pacientes, con un claro componente hereditario. Se estima que la enfermedad tiene una heredabilidad del 42% y ya se han identificado más de 40 marcadores genéticos relacionados con la migraña.

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Cefalea tensional

Las características típicas de la cefalea de tensión contrastan con las de la migraña. Suele ser un dolor bilateral, de cualidad no pulsátil y de intensidad leve o moderada, que no empeora con los esfuerzos físicos (véase el apartado de criterios diagnósticos). El dolor generalmente se describe como compresivo o constrictivo, y a menudo se compara con un peso, un casco o una banda tensa situada alrededor de la cabeza. El dolor suele calificarse como leve o moderado, aunque excepcionalmente puede ser intenso; sin embargo, la vivencia del mismo puede variar. No suele impedir las actividades de la vida diaria, aunque sí las dificulta.

Puede acompañarse de fotofobia o fonofobia, pero no de ambas al mismo tiempo. Por otro lado, a diferencia de la migraña, la cefalea de tensión no se asocia con náuseas importantes ni vómitos. La duración de los episodios es variable, pero habitualmente se prolongan más de cuatro horas.

La cefalea típicamente se instaura mientras el paciente está despierto y empeora con el transcurso del día, aunque algunos pacientes sufren un dolor más o menos continuo y pueden despertarse con dolor. Los aspectos emocionales/psicológicos, el estrés, entre otros factores, pueden ser importantes en la perpetuación y mantenimiento del dolor.

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Cefalea en racimos también llamada 'cefalea suicida'

“La cefalea en racimos se diferencia de otros tipos de dolor de cabeza por las características de sus crisis. Y es que los afectados presentan dolor de gran intensidad, de inicio rápido, unilateral y generalmente alrededor del ojo o la sien. Por otra parte, las crisis suelen acompañarse de síntomas en la región ocular, generalmente lagrimeo, caída del parpado, enrojecimiento… y/o nasal, principalmente congestión o secreción”, explica la Dra. Sonia Santos Lasaosa, de la SEN. “Otra de las características de este tipo de cefalea es que el dolor puede aparecer varias veces al día y casi siempre a la misma hora”.

La cefalea en racimos es una enfermedad muy dinámica, en la que los pacientes alternan periodos sintomáticos y asintomáticos. Es decir, se pasa de no tener dolor de cabeza a tener episodios diarios o casi diarios durante semanas o meses. Cuando los ataques de dolor de cabeza aparecen de forma ininterrumpida durante más de un año sin remisión o con remisiones menores a un mes, estamos hablando de una enfermedad crónica. La SEN estima que un 20% de los afectados padecen cefalea en racimos en su forma crónica y que aproximadamente un 10% de las formas crónicas son refractarias a los fármacos.

Por otra parte, aunque se ha descrito el debut de la enfermedad en la infancia, en la adolescencia o en la tercera edad, la cefalea en racimos suele iniciarse en pacientes que rondan los 30 años de edad. Además, es más frecuente en varones: Se diagnostica cefalea en racimos a 2 ó 3 hombres por cada mujer, y las diferencias son mayores cuando se trata de formas crónicas, ya que afectan con aún mayor preponderancia al género masculino.

Cefaleas secundarias

En muchas cefaleas secundarias puede subyacer un proceso potencialmente grave o amenazante y deben ser evaluadas cuidadosamente por un médico. “Cuando una persona presenta dolor de cabeza que se inicia de forma repentina, es un dolor explosivo, de gran intensidad, produce una gran incapacidad, o se inicia por primera vez cuando el paciente tiene más de 50 años, debe ser valorada por un médico, porque puede tratarse de una cefalea secundaria, que a su vez sea una urgencia médica”, comenta el Dr. Pablo Irimia. Los síntomas de alarma serían:

  • Cefalea muy intensa desde el inicio (cefalea en trueno), que pueden estar asociadas a maniobras como toser.
  • Cefalea muy constante en una localización (puede tratarse de una cefalea primaria, pero es conveniente que lo valore un médico).
  • Cambio de las características de una cefalea previa (empeoramiento muy significativo, no responde a analgésicos, cambios en el patrón clínico).
  • Cefalea con fiebre
  • Cefalea con pérdida de fuerza en una parte del cuerpo, alteración del habla, alteración en el fondo del ojo, crisis epiléptica...
  • Cefalea en un paciente oncológico o inmunodeprimido.
  • Cefalea de características atípicas.
  • Los ictus pueden ser isquemicos o hemorragicos, sobretodo los hemorrágicos si que pueden cursan con cefalea, suele ser una cefalea muy fuerte desde el inicio, una intensidad 10 sobre 10 (lo que llamamos como te decía cefalea en trueno).
  • Cefalea con fiebre y signos meníngeos (rigidez nucal).

“Existen ciertas situaciones en las que, si se identifica algún síntoma de alarma, es aconsejable el ingreso de pacientes con cefaleas, por eso su conocimiento es especialmente relevante en Urgencias”, comenta la Dra. Patria Pozo Rosich, de la SEN. Los síntomas de alarma se pueden agrupar en cuatro gran­des grupos: según el patrón de la cefalea (empeoramiento progresivo de una cefalea primaria o falta de respuesta a los tratamientos, cefaleas por esfuerzos físicos, dolor agravado por cambios posturales,…), la edad de aparición (especialmente importante en pacientes mayores de 50 años), la forma de inicio de dolor (el patrón temporal denominado como cefalea trueno debe ser considerado un importante síntoma de alarma) y las características del dolor (cuanto menos específico sea el dolor, mayor precaución ha de tenerse a la hora de descartar una cefalea secundaria).

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Neuralgia del trigémino

Se trata de un trastorno de dolor crónico que afecta a una o varias ramas del nervio encargado de que se transmita la sensibilidad de la cara hacia el cerebro (nervio trigémino). Diferenciado de otros tipos de dolor faciales o de cabeza, porque el dolor es muy intenso y tiene un carácter punzante o eléctrico, la neuralgia del trigémino se caracteriza por ocasionar episodios recurrentes de dolor agudo en la zona maxilar, mandibular y/o oftalmológica, generalmente en un solo lado de la cara: solo en un 1-6% de los casos el dolor se presenta en ambos lados.

“La neuralgia del trigémino también se distingue de otros tipos de dolor porque, además de que es más común en mujeres que en hombres, suele comenzar cuando el paciente supera los 40 años. La gran mayoría de los casos se dan entre los 50 y los 60 años y, de hecho, la neuralgia del trigémino supone el 90% de las neuralgias que se producen en las personas mayores de 60 años. En todo caso, y aunque la prevalencia de esta enfermedad aumente con la edad, no es exclusiva de personas en edades avanzadas ya que se han llegado a presentar casos en personas muy jóvenes”, señala el Dr. Pablo Irimia.

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