‘Poderoso caballero, don dinero’. Ya nos lo deja claro el dicho, pero es que hay personas que pueden llegar a tener adicción por el llamado vil metal. Padecen lo que los psicólogos han dado en llamar crematomanía. “A pesar de no estar recogida en el manual DSM de psicología, se conoce la crematomanía como la adicción al dinero, en realidad, a la acumulación de bienes de cualquier índole. Este trastorno es difícil de diagnosticar y también de tratar, ya que los síntomas pueden llegar a pasar desapercibidos al inicio. O puede que se intente ocultar tras una carrera exitosa... hasta llegar a extremos donde se transgrede cualquier límite ético, legal o moral”, afirma la psicóloga Evelyn Pérez, de Mundopsicologos.com.
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Así puedes reconocer a una persona que la padece
Partiendo de esta idea que explica la experta, el hecho de que puede resultar difícil diagnosticar hasta que no se alcanza digamos, un nivel agudo en el trastorno, es importante tener en cuenta una serie de aspectos que nos pueden dar pistas de que estamos ante este problema. Sobre todo es interesante si sospechamos que algún amigo o familiar está padeciendo este problema. Es ahí cuando deberemos prestar atención a señales sutiles como las siguientes:
- No disfrutan los logros, porque siempre están pensando en conseguir más.
- Piensan en el dinero la mayor parte del tiempo.
- Asocian el dinero con la felicidad plena.
- Aprueban o desaprueban a las personas, en función de su economía.
- Viven con la necesidad de “ser alguien” en la vida y tener reconocimiento social.
- Sienten insatisfacción constante con la vida.
- Se quejan de la falta de dinero, aunque objetivamente no sea una realidad.
- Sienten resentimiento y envidia hacia las personas que tienen más.
- Piden dinero para poder cubrir todos sus gastos.
- No realizan actividades que no les vaya a generar ningún beneficio.
- Llegan a transgresiones familiares, sociales, judiciales, morales y éticas, de forma recurrente, sin poder controlar por sí solo la conducta y la consecuencia de ella.
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¿Quiénes pueden sufrir crematomanía?
Una de las dudas que nos surge es si hay personas con más riesgo de padecer este trastorno. Influye, como es obvio, el hecho de vivir en una sociedad capitalista, donde el culto al triunfo y al éxito vienen determinados por la cantidad de riqueza que se posee. Pero hay más motivos, como cuenta la experta. “Desde luego, lo que parece subyacer a la hora de que esta patología se dé y tome fuerza, es una carencia interna, profunda. Que se intenta llenar, en este caso con dinero, bienes y riqueza de cualquier índole, pero que con toda probabilidad tiene su origen, en el inicio mismo de la vida personal. Si en esa primera etapa vital somos privados de lo que realmente necesitamos, es decir, contacto con nuestra madre, con su mirada, sensación de seguridad, presencia... si carecemos de estos bienes, realmente necesarios, creceremos y viviremos con una sensación de vacío interno, de carencia, que trataremos de llenar, de la forma que sea... comida, sexo, drogas, compras... o en este caso, la necesidad de acumular dinero”, nos comenta la experta.
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¿Es lo mismo que una persona tacaña?
Una de las dudas que puede surgirnos es si esa ambición por tener dinero o bienes materiales roza, en muchas ocasiones, con ser tacaño. La experta cuenta que podríamos fijarnos en la principal diferencia para distinguir ambos términos, que estaría basada en que “el tacaño” se centra en no gastar dinero, en no dejar de tener, y no quiere gastar ni siquiera en sí mismo. Por su parte, en la crematomanía, el objetivo de quien la padece es centrarse en conseguirlo, en acumular más y más, cueste lo que cueste y de tener que gastar, sería en sí mismo, para su placer.
“Podríamos también apuntar que la tacañería podría verse como un nivel de ‘andar por casa’, que raramente llega a considerarse un trastorno. Mientras que cuando se da el trastorno llamado crematomanía, se desarrollan conductas que nos estarían alejando de un estado mental equilibrado. Es posible ser tacaño sin ser cramatomaniaco, y tener crematomanía y no ser tacaño”, matiza la experta.
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Cómo superar la crematomanía
- La labor debe comenzar ya en la infancia. Así, por supuesto, en primer lugar debe darse siempre, la prevención, que como sociedad entendamos la importancia de respetar las necesidades vitales de la infancia para que en el futuro sean adultos más equilibrados.
- En segundo lugar, es prioritario que nos demos cuenta de qué valores estamos fomentando como sociedad, donde el éxito se considera basándonos en las riquezas acumuladas, que son las que dotan de prestigio social, comodidades, poder...
- En tercer lugar, hay que tratar de tener redes de apoyo en quien podamos confiar para compartir nuestro sentir o preocupación, una vez que empezamos a instalarnos en la obsesión.
- Y por último, si el problema ha alcanzado “altas cotas”, sin duda acudir a un profesional de confianza y con experiencia de éxito en casos similares.