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Conoce la historia de estas 5 mujeres que han superado un cáncer de mama

Su testimonio es una inspiración para todas aquellas que están pasando por la misma enfermedad


Actualizado 22 de mayo de 2023 - 20:30 CEST
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¿Cómo te enfrentarías tú a un diagnóstico de cáncer de mama? Mal, seguramente. Porque noticias como estás no las queremos escuchar nunca. Sin embargo, esta enfermedad le puede tocar a cualquiera. Por ello, es tan importante no descuidar nuestros controles, hacernos autoexploraciones y acudir al médico lo antes posible si observamos una señal de alarma, aunque hayamos pasado por la revisión dos meses antes, como nos contará una de las mujeres a las que hemos entrevistado para que nos den su testimonio sobre cómo han convivido con la enfermedad. 

Las cinco chicas, que participarán en un nuevo reto, el Reto Pelayo Vida, en el que se someterán a un desafío extremo, nos confiesan que el deporte ha sido uno de los pilares que les ha ayudado a superar este 'bache'. El ejercicio les ha hecho sentir fuertes y ha contribuido a alejar los malos pensamientos. Porque tener miedo es algo normal cuando te diagnostican cáncer. Lo que hay que saber es qué hacer con ese miedo y ellas lo han transformado en afán de superación. 

Conocerlas ha sido todo un placer, así como una inspiración al darnos cuenta de que cualquier mujer, independientemente de su edad y de su condición física, puede ser capaz de ponerse las metas que se proponga y alcanzarlas. 

¡Esta es su historia!

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© Reto Pelayo Vida

Olga Martín, Zaragoza, 50 años 

Olga es funcionaria municipal y también ha tenido que enfrentarse al cáncer. Una mamografía rutinaria detectó un nódulo tan pequeño cuando tenía 47 años que ni siquiera se palpaba. Tras esta prueba le hicieron una biopsia y se confirmó el peor de los presagios: cáncer de mama triple negativo, uno de los tipos de cáncer más agresivos.

Lo encajó como se encajan estas cosas. "Mal, me pasé los primeros días llorando. Pensaba que mis hijas se iban a quedar sin madre", nos dice. Sin embargo, el cuarto día aceptó la situación y que ella misma tenía que salir adelante. Y es que el diagnóstico le vino dos meses después de separarse, por lo que tenía que tomar las riendas de su vida y ser fuerte.

Trató de normalizar la situación, ponérselo fácil a sus hijas, que estaban pasando además el duelo por la separación y buscó ayuda psicológica. "Eso nos ayudó muchísimo. En mi casa no se respiraba un ambiente de tristeza, todo lo contrario. Hablábamos mucho y hacíamos bromas incluso sobre el cáncer.

Cuanto todo pasó, mis hijas me dijeron que les había dado una lección de vida. Eso compensó todos los malos momentos". Nos cuenta que el cáncer fue un 'zasca' que la vida le dio para quererse más. Para ella, la enfermedad no fue una guerra, no le dio protagonismo, sino que fue una cosa más que estaba en su vida y que poco a poco tenía que ir eliminando. Ella tenía el poder, no el cáncer de mama.

También nos confiesa que el deporte y la buena alimentación le ayudaron a estar fuerte y llevarlo todo de una manera encomiable.

Hoy el cáncer solo está presente cuando tiene revisión e insiste en que si se hablara más se eliminarían muchos estigmas. "Llevo una vida normal. No me considero enferma y, por tanto, no pienso en la enfermedad". Olga considera que la vida está llena de retos y ella siempre ha utilizado la ilusión para superarlos. Como el que tiene por delante: un desafío extremo que quiere que sirva de estímulo a otras mujeres como le sirvió a ella. "La vida, con cáncer o sin él, es sólo una y hay que vivirla al máximo".

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Nancy Rego, Foz (Lugo), 48 años

La suya es una de esas historias que te hacen pensar que la vida puede ser muy injusta. Pero ella la encara con una gran sonrisa y una fortaleza que transmite por cada poro de su piel.

A esta arquitecta le diagnosticaron cáncer de mama cuando tenía 46 años. Sus dos hermanas habían fallecido a causa de esta enfermedad. Pero recibió el diagnóstico como un auténtico shock. "No me lo creía. Acababa de pasar una revisión".

Y es que tan solo dos meses antes la mamografía que le habían realizado no detectó nada. Pero acudió al médico por un fuerte dolor en el pecho y porque se le hundió el pezón. "Llevaba 10 años con un control exhaustivo cada 6 meses, al haber fallecido mis dos hermanas por la misma patología. No podía creer que hubiera tres casos en la misma familia. ¿Qué estaba pasando?".

Sin embargo, afrontó el diagnóstico con determinación. "Me centré en recopilar información, mantener la mente ocupada y no pensar demasiado en el por qué. Y desde el minuto cero me volqué de una manera más intensa en la práctica deportiva y el control de la alimentación".

Cuando le preguntamos si tuvo miedo, nos confiesa que sí. De hecho, piensa que esta emoción se ha instalado en su ser, pero lo ve como algo positivo, porque eso hace que no baje la guardia.

Nancy aprovecha para recordarnos lo importante que es hacer caso a nuestro cuerpo, observarnos y acudir al médico ante la menor sospecha de que algo no va bien: "es muy importante mantener el programa de revisión y la autoexploración, hay que acudir a los servicios médicos ante cualquier síntoma".

Se despide reconociendo que duerme bien por las noches y que está tranquila. "Me gustan los retos, me ayudan a cuidarme y saber que a mi edad puedo someterme a pruebas extremas, me llena de satisfacción y que mi mente esté plena y en calma".

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Ester Arriero,  Talavera de la Reina (Toledo), 46 años

Tuvo cáncer de mama a los 44 y la noticia del diagnóstico llegó como un tsunami.

Fue tal el shock que tuvo que ser su pareja quien escuchara las indicaciones del médico porque ella era incapaz de asimilar nada. Y no es para menos. Cuando eres una mujer joven, sana, deportista, no te esperas que te confirmen que tienes cáncer.

"Los primeros días fueron espantosos. Los días de espera de resultados son insoportables. No me lo podía creer, y me daban ganas de dejarlo pasar y hacer como si nada. Mi hermana había sido diagnosticada dos años antes de un cáncer de recto y no podía ser verdad que ahora tuviera cáncer yo".

Tuvo mucho miedo y confiesa que hasta que no tuvo toda la información, la espera fue insoportable. Pero una vez puso nombre y apellidos al tipo de cáncer de mama que padecía y su doctora le confirmó que había tratamiento y que no debía preocuparse, remontó.

"Confiaba plenamente en el equipo médico, así que dejé que ellos se ocuparan de mi cuerpo y yo me ocupé de mi cabeza, busqué una terapeuta, ayuda psicológica para saber cómo llevarlo con los niños y me apunté a grupos de apoyo de mujeres, y así fue como salí.

También nos explica que para ella fue importante realizar talleres para combatir los efectos secundarios de los tratamientos y para sentirse mejor: "unos eran para verme bien, otros para activar la mente para combatir los efectos de la quimio sobre la memoria, había programas de ejercicio físico para recuperar la movilidad del miembro superior, y talleres de nutrición, cuidados de la piel y demás que ayudan a llevar mejor el proceso".

Resalta que lo que más le ayuda a mantener alejados los malos pensamientos o los miedos es hacer deporte. "Hay que marcarse ilusiones y retos que nos ayuden a levantarnos cada día. También la familia y los amigos son fundamentales, seguir haciendo la vida social que tenías antes del diagnóstico, y por último los grupos de mujeres que han padecido la misma enfermedad, porque compartir las vivencias es muy importante para sentirse acompañada".

Termina hablándonos de su nueva ilusión, que además, le ayuda a seguir adelante: "estar centrada en la preparación del Reto Pelayo Vida ha hecho que desvíe el foco de las secuelas que deja la enfermedad, el miedo a enfrentarme a diagnósticos de revisión y pruebas de control rutinarias durante este tiempo". 

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Miriam Galisteo, Barcelona, 46 años

A esta bombera, el cáncer de mama le llegó con solo 40 años. "Me diagnosticaron en septiembre de 2016. Mi madre había pasado también un cáncer de mama y por edad ya me tocaba hacerme una mamografía de control, pero ni de broma pensaba que saldría nada", comienza explicándonos.

También no confiesa que en realidad fue su hijo quien le salvó la vida antes, incluso, de existir. "Esa mamografía me la hice por control, porque no descartaba someterme a un tratamiento de fertilidad".

Al igual que sus compañeras, insiste en la importancia de hacerse pruebas para la detección precoz. "Si no hubiera ido a hacérmelas, no lo hubiera detectado a tiempo". Cuando le preguntamos cómo encajó la noticia, reconoce que 'fatal'.

De hecho, opina que no hay otra manera de recibir este tipo de noticias, al menos, al principio. "Me encontraba perfectamente, no me notaba nada. Aunque el pronóstico no era demasiado alarmante, aquello hizo tambalear toda mi vida: no sabía si yo volvería a ser la misma, si podría continuar trabajando de bombera, si podría continuar practicando los deportes que me gustaban... Lloré mucho y también le resté importancia, como si quisiera negarlo, pensé que no podía ser nada grave en realidad".

Y es que Miriam, por su estilo de vida, nunca vio el cáncer como algo que podía pasarle a ella, ya que cuidaba su alimentación, hacía mucho deporte, como bici, montaña, esquí... Pero se dio cuenta de que esta lotería le puede tocar a CUALQUIERA. Y lo dice así, en mayúsculas. Porque quiere que todas las mujeres se hagan autoexploraciones, pruebas de control porque el pronóstico cambia cuando se coge a tiempo.

Recuerda los primeros días de mucha tristeza y lloro. "Pero pasó volando", reconoce. "Todo pasó muy rápido porque en un mes aproximadamente desde la primera mamografía ya me habían operado (mastectomía y reconstrucción a la vez). Recuerdo que era el 50 aniversario de bodas de mis padres y mi objetivo era estar sí o sí con ellos para celebrarlo, así que pedí en el hospital salir un poco antes y me presenté a la comida aún con los drenajes por todas partes!".

Así demuestra esta chica, que se quedó embarazada en menos de un año tras la cirugía y que en pocos días se enfrentará a otro reto, el Reto Pelayo Vida, que con determinación y fortaleza se sigue adelante. 

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Pilar de Hoyos, Madrid, 52 años 

Pilar es secretaria de dirección y a los 50 años, en plena pandemia, le diagnosticaron cáncer de mama. "Jamás me imaginé que me podría pasar. Gracias a mi autoexploración, noté un bulto y fui al médico, aunque nunca hubiera pensado que fuera cáncer.  Gracias a mi revisión, el cáncer fue pillado a tiempo. Así que mi mensaje es que no dejéis de ir a vuestras revisiones por miedo, pereza…. Porque una detección precoz puede salvar vidas".

Se enfrentó al diagnóstico con mucho coraje y desde el primer momento puso toda su energía en su recuperación. "Cada día me enfrentaba a lo desconocido. Pero a la vez era necesaria la ACEPTACIÓN, aceptar la situación e intentar atajarla cuanto antes y que me operaran. Cada vez que salía de las pruebas mi forma de soltar ese miedo era el deporte, bici de montaña, patines todoterreno, pero siempre activa para soltar toda la angustia que tenía dentro".

Reconoce que aunque el cáncer asusta, ella lo aceptó y lo 'abrazó'. Confió en los médicos y en la investigación, tan necesaria para que todas las enfermedades tengan tratamientos.

Pilar es de esas personas que irradian positividad, y así fue como se enfrentó a su dolencia, que no la paró en ningún momento. "Empecé a dar paseos a los 7 días de mi operación y me sentía viva, porque podía salir a la calle. A pesar de estar cansada caminaba solo 1 o 2 kilómetros cada día y progresivamente fui aumentando el tiempo. Por supuesto que algún día estaba tirada en el sofá porque mi cuerpo necesitaba descansar, pero ahí también tenía una gran herramienta: el Yoga y la meditación, que me ayudaron y me siguen ayudando a enfrentarme a los momentos difíciles de la vida".

Con el mismo optimismo e instinto de superación se ha preparado para el Reto Pelayo Vida: "es un reto elegido y no impuesto como el cáncer. Y a la vez transmite un mensaje de fortaleza y esperanza a todas las mujeres que están pasando por el reto de superar un cáncer". 

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