En un día como hoy, queda más palpable que nunca el compromiso en relación a una enfermedad como el cáncer de mama. Leerás artículos, como este. Verás mil acciones que se llevan a cabo a lo largo y ancho del planeta para conmemorar, como cada 19 de octubre, que el mundo se tiñe de rosa para recordar la importancia de este Día Internacional de Lucha contra el Cáncer de Mama. Pero el resto de los días del año, son muchas las personas que viven volcadas en la lucha contra este tipo de cáncer que tanto impacto tiene en la vida de la mujer. Oncólogos e investigadores que no cesan en su empeño para conseguir la cura definitiva para esta enfermedad tan cruel. Y los pasos que se van dando son muy esperanzadores.
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Pero hay un tipo de cáncer de mama al que cuando se le pone ‘el apellido’, asusta más que otros, el llamado cáncer de mama tripe negativo. Para conocerlo un poco más y dejar patente que también en este caso hay esperanza, hemos hablado con la doctora María de Miguel, Oncóloga investigadora de la unidad de Fases I START-Sanchinarro, quien junto con la doctora Elena Corral, Médico especialista en oncología médica en Hospital HM Sanchinarro, lidera el proyecto de investigación Regulación epigenética de la respuesta inmunoterápica en cáncer de mama triple negativo de la Fundación INTHEOS.
Y lo primero que queremos saber es cuáles son sus características diferenciales con respecto a otros tipos de cáncer de mama. “Los cánceres de la mama se dividen en aquellos que dependen de hormonas femeninas como los estrógenos o la progesterona, los que tienen expresión de una proteína llamada HER-2 y, finalmente, los que no dependen de ninguno de los anteriores. Éstos son los llamados triples negativos, que suponen en torno al 10-15% de los tumores de la mama. Cada uno de estos tipos tumorales son biológicamente distintos y tienen tratamientos específicos que difieren entre sí”, nos comenta la doctora, a la que le preguntamos si hay mujeres con más riesgo de desarrollar este tipo de cáncer de mama. “Existen algunos factores que pueden aumentar el riesgo de cáncer de mama triple negativo; fundamentalmente, factores genéticos como mutaciones en genes específicos como el BRCA, y otros de tipo epidemiológico, como las mujeres de raza negra o la edad (estratificado por edad, es más frecuente en mujeres jóvenes)”, nos cuenta.
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¿Un cáncer más agresivo?
Lo que sí que parece confirmarse es que existe una mayor agresividad de unos subtipos de cáncer de mama con respecto a otros. La doctora nos explica que las pacientes con tumores triples negativos de mama tienen un comportamiento distinto per se, precisamente por no disponer de esos receptores o proteínas. “Mientras que para las pacientes hormono sensibles o expresoras de HER2 disponemos de tratamientos con diferentes terapias hormonales y anticuerpos anti-HER2 respectivamente, el arsenal de terapias disponibles para las pacientes con tumores triples negativos clásicamente se ha visto más limitado, restringido al uso de quimioterapias. Sin embargo, en los últimos años han irrumpido con fuerza nuevas terapias prometedoras que empiezan a cambiar este escenario”, afirma lanzando ese llamamiento a la esperanza del que hablábamos antes.
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Cuando llega el diagnóstico
¿Cuál es el plan de actuación una vez que se diagnostica la enfermedad, las opciones de tratamiento? "El tratamiento dependerá del estadio en el que se encuentre la enfermedad al momento del diagnóstico, es decir, de lo avanzada o no se encuentre. En estadios localizados, cuando el tumor aún no ha dado lesiones metastásicas, los pilares fundamentales siguen siendo la cirugía, la radioterapia y las terapias sistémicas como la quimioterapia e incluso la inmunoterapia en algunos casos. En estadios avanzados, los tratamientos sistémicos forman la base del tratamiento; en los últimos años hemos visto grandes avances en este sentido”, nos explica la experta.
Y es que llegamos a la parte positiva: los avances de los últimos tiempos, que se materializan en los nuevos tratamientos con inmunoterapia y anticuerpos conjugados. “Afortunadamente, tenemos ya nuevas terapias para nuestras pacientes con cáncer de mama triple negativo. Dentro de los grandes avances que hemos visto llegar, destacaría tres; los inhibidores de PARP, los nuevos anticuerpos dirigidos conjugados y las inmunoterapias”, nos dice, y nos detalla sus características:
- Los inhibidores de PARP son tratamientos orales que impiden que las células cancerosas reparen el daño que se produce de forma habitual en su ADN de forma que la célula termina destruyéndose. Este tipo de terapia es útil en pacientes con mutaciones germinales en el gen BRCA que comentábamos antes.
- Por otro lado, los anticuerpos dirigidos conjugados son un nuevo grupo de terapias muy sofisticadas que son capaces de pegarse a las células tumorales y una vez que se encuentran dentro de ellas, liberan pequeñas dosis de quimioterapia.
- Finalmente, las inmunoterapias han irrumpido con fuerza, actualmente para las pacientes que tienen una expresión de una proteína llamada PD-L1; este tipo de fármacos le quitan los frenos a los linfocitos, que son esas células que forman parte de nuestro sistema inmune o defensivo, para que sean capaces de destruir por sí mismos a las células tumorales.
Avances terapéuticos gracias a los ensayos clínicos
Lo que está claro es que queda mucho camino por recorrer, pero creemos que no nos equivocamos al afirmar que se va caminando en la dirección correcta con los últimos avances. Coincide la doctora: “Por supuesto, cada día conocemos mejor cómo son los tumores por dentro, sus recovecos, y sus debilidades, y conseguimos identificar nuevas dianas terapéuticas basadas en racionales científicos muy fuertes. También los avances tecnológicos permiten diseñar mejores fármacos, todo suma. Es el trabajo de muchas personas que luchamos contra el cáncer, desde los investigadores básicos en el laboratorio, los equipos de investigación clínica y por encima de todo, las pacientes que son el motor de toda la investigación y permiten el avance de los ensayos clínicos”.
Cuando llega el diagnóstico de este tipo de tumor, el oncólogo también tiene ante sí un desafío. ¿Sigue siendo, a día de hoy, un cáncer de difícil abordaje? “El cáncer es una enfermedad compleja en sí misma”, comienza apuntando la especialista, que añade que estamos ante una enfermedad dinámica y heterogénea, que va modificándose desde sus cimientos, su propio ADN y otros muchos cambios estructurales, a medida que pasa el tiempo y vamos administrando tratamientos al paciente para combatirlo. “Además, en el caso del cáncer de mama triple negativo, su naturaleza es ciertamente agresiva, con una replicación más rápida, lo que dificulta encontrar tratamientos que realmente impacten positivamente en nuestras pacientes”, nos explica. Por eso, matiza que el diagnóstico de cáncer es siempre un reto; para la propia paciente y sus familiares, sobre todo.
“Para nosotros como oncólogos supone un reto, pero afortunadamente contamos con diferentes herramientas para ofrecerle al paciente las mejores opciones terapéuticas. Por un lado, disponemos de comités multidisciplinares, en los que trabajamos de forma conjunta cirujanos, patólogos, radiólogos, oncólogos médicos y radioterápicos… todo un ejército en la lucha contra el cáncer. Y, por otro lado, también tenemos mejores técnicas diagnósticas, unos tratamientos cada vez más efectivos y, por supuesto, más investigación y ensayos clínicos, todo contribuye al bienestar de las pacientes”, añade.
Y todo el trabajo que se realiza, al final da resultados. Hay pacientes que, gracias a los nuevos tratamientos, ven mejorar su calidad de vida y su pronóstico. “Efectivamente, ese es el objetivo final de todo lo que hacemos, de la investigación, que las pacientes vivan más y mejor”, apunta la oncóloga.
Claro está que, para conseguir estos avances, hay un camino importante que recorrer. Y la palabra, podríamos decir clave, es investigación. ¿Está de acuerdo la doctora en que estamos ante el pilar básico para conseguir avanzar en la cura definitiva para una enfermedad que trunca la vida de miles de mujeres en todo el mundo? “En los últimos quince años aproximadamente, los oncólogos hemos vivido varias revoluciones terapéuticas que han cambiado los esquemas de prácticamente todos los tipos tumorales. Primero fueron quimioterapias más sofisticadas y mejor toleradas; después, las terapias dirigidas o personalizadas; el siguiente tsunami, muy reciente, fue el de las inmunoterapias; y ahora empezamos a vivir una nueva revolución con los anticuerpos dirigidos conjugados. Todos estos tratamientos suponen un arsenal terapéutico tremendo que usamos en el día a día. Todo este cambio viene impulsado desde la investigación, único camino para ser mejores”, nos cuenta.
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Una llamada a la esperanza
Concluimos volviendo al origen, a este caso concreto del cáncer de mama triple negativo. ¿Hay cada vez más esperanza para las pacientes de cáncer de mama? La doctora tiene claro que así es. “Tenemos en nuestras unidades de investigación multitud de nuevos ensayos clínicos en desarrollo, que con seguridad volverán a revolucionar en el futuro los estándares de tratamiento actuales. Nuevas inmunoterapias, terapias celulares, nuevas medicinas personalizadas, nuevos mecanismos de acción como los dirigidos a la epigenética, combinaciones de diferentes mecanismos de acción que consiguen efectos sinérgicos... seguimos avanzando”, nos comenta. Toca seguir avanzando, sin prisa, pero sin pausa. Y en un día como el de hoy, no está de más recordarlo.