¿No sabes si te están mintiendo? ¿Hay señales que nos pueden indicar que esa persona no nos está diciendo la verdad? Pero, ¿por qué nos miente? A nadie nos gusta ser víctima de una mentira, pero todos hemos cometido esta falta alguna vez. ¿Por qué lo hacemos? ¿Cuáles son las causas psicológicas que se encuentran detrás de las mentiras? Te lo explica Alejandro Arias, psicólogo de Mundopsicólogos.com.
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¿Por qué mentimos?
Básicamente, por autoestima. Como nos cuenta el especialista en psicología, "las mentiras tienen una función protectora de nuestra autoestima, al dificultar a los demás (y a nosotros) acceder a ciertas partes negativas de nosotros mismos".
Pero las mentiras también nos pueden ayudar a conseguir algo que nos interesa. "Objetivos prácticos y la obtención de ciertas ventajas del exterior", añade.
Otra de las razones por las que no siempre decimos la verdad es, obviamente, para evitar o escapar de situaciones que no queremos afrontar.
Pero, como advierte el psicólogo, no es ni de lejos la estrategia que debemos adoptar, ya que, como se suele decir, “las mentiras tienen las patas muy cortas”. Y es muy fácil que se acaben dando cuenta de que mentimos.
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¿Y si somos nosotros las víctimas de las mentiras?
Aunque descubrir a un mentiroso no siempre es fácil y hay personas que son especialistas en ocultar la verdad, sí podemos fijarnos en su lenguaje corporal para sospechar que quizá no están siendo todo lo sinceros que deberían. Estas podrían ser las señales:
- Fíjate en sus ojos. Es frecuente que estas personas dirijan su mirada hacia arriba a la derecha para crear un escenario inventado, accediendo, por tanto, al hemisferio creativo del cerebro.
- Observa sus gestos. Otros gestos sutiles, como tragar saliva, tardar un poco en contestar, o no mantener un contacto visual, también aportan pistas.
- Analiza cómo reaccionan. También es frecuente observar ciertas actitudes cuando los mentirosos intuyen que se les ha pillado o se les cuestiona, como ponerse a la defensiva o atacar verbalmente.
- ¿Aceptan las críticas? Es posible que las personas que mienten habitualmente no estén acostumbradas al uso de la autocrítica o a dejar ver con naturalidad aspectos negativos y criticables de sí mismas.
- Escucha su discurso. Suelen emplear frases con muchos detalles, algunos innecesarios.
- Pon a prueba su memoria. También caen en contradicciones e incoherencias, debido a que la memoria tiene un límite a la hora de recordar todo lo que han construido. Si una historia es demasiado perfecta, cabe dudar de que sea toda real. Pedirles que amplíen en algún punto o hacerles preguntas, puede ser útil para terminar con las sospechas.
Cuando la mentira se convierte en enfermedad
Como nos alerta Alejandro Arias, hay personas que mienten todo el tiempo. En medicina se denomina 'mitomanía' y describe a los que mienten de forma compulsiva y sin control.
Así mismo, ser mentirosos también es un rasgo de la personalidad de los narcisistas o de aquellos que sufren trastorno social de la personalidad.
El especialista en psicología recomienda que nos alejemos de estas personas que hacen de la mentira su estrategia para lograr lo que quieren, ya que "pueden generarnos mucho sufrimiento".
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Cómo dejar de mentir
¿Y qué pasa cuando somos nosotros los que mentimos? Puede que no lo hagamos con maldad, pero es posible que se nos escapen algunas mentiras porque queramos agradar o nos dé miedo decir la verdad. O, peor aún, que nos autoegañemos. El psicólogo de Mundopsicólogos nos hace la siguiente reflexión: "Hay razones para dejar de mentir y tres muy importantes para dejar de hacerlo. En primer lugar, porque será la forma de desarrollar nuestra autoestima en su versión más sana y pura. En segundo lugar, para evitar emociones negativas y preocupaciones que surgen a raíz de mentir. Y por último, porque las consecuencias de decir la verdad (aunque esta sea criticada o rechazada), son mucho más tolerables y gestionables que las consecuencias de ser descubiertos en la mentira.
Entonces, ¿qué debemos hacer para erradicar las mentiras de nuestro día a día? Alejandro Arias concluye dándonos estos consejos:
- Averigua qué hay detrás de tus mentiras. Puede ser útil aprovechar el día que has mentido, para apuntar en un diario tu reflexión acerca de qué buscabas con la mentira. ¿Obtener algo? ¿Necesidad de aprobación?
- Trabaja tu autoestima. Si tienes seguridad en ti mismo/a y te gustas, nada te impide mostrarte tal y como eres.
- No finjas un yo ideal. Trata de dar pasos para convertirte en esa persona que tanto deseas ser.
- Adopta creencias sanas, por ejemplo: las imperfecciones nos hacen humanos; todos cometemos errores; y todo el mundo puede cambiar si quiere hacerlo.
- Antes de mentir, párate un segundo a valorar las consecuencias que podrían haber. A veces es mejor no dar una respuesta que mentir.
- Muéstrate de forma auténtica. La verdadera autoestima viene de rodearte de personas que te quieren por quién eres, no por quien dices ser.
- No tengas miedo a recibir una crítica. Estas nos ayudan a evolucionar. Los demás agradecerán ver cómo les das utilidad.
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