Hoy queremos hablarte de una enfermedad cardiovascular que no es tan conocida como otras dolencias: la enfermedad de las arterias periféricas, que implica un estrechamiento de las mismas con los consiguientes problemas circulatorios. Uno de los retos es conocer más acerca de esta enfermedad, para facilitar su diagnóstico precoz. Sobre ella hemos hablado con la doctora Cristina Sánchez Enrique, cardióloga del Instituto Cardiovascular Vithas, quien resuelve las principales dudas sobre este problema de salud al que debemos prestar atención.
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¿En qué consiste la enfermedad arterial periférica?
La enfermedad arterial periférica (EAP) es aquella debida a la obstrucción al flujo sanguíneo dirigido a las extremidades tanto superiores como, más frecuentemente, las inferiores. Se ha de distinguir de la enfermedad vascular, que incluye también la trombosis venosa y la insuficiencia venosa, entre otras patologías.
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¿Cómo se manifiesta?
El síntoma más común es la claudicación intermitente, que consiste en la aparición de dolor y entumecimiento de la extremidad al realizar esfuerzo y que desaparece en reposo. Se debe a la mayor demanda de flujo arterial que tienen los músculos con el ejercicio y que está comprometida por la obstrucción al mismo. Habitualmente, los síntomas aparecen al realizar la misma carga de ejercicio, esto es, en el caso de las extremidades inferiores, al recorrer la misma distancia. A veces también puede haber dificultad para la cicatrización de las heridas y una mayor facilidad para las infecciones en esas zonas.
¿Cuáles son sus causas?
La principal causa es la aterosclerosis, es decir, la formación de placas de colesterol, grasas y otras sustancias, la cual produce un estrechamiento de las arterias que irrigan las extremidades y, por tanto, una disminución del flujo sanguíneo que llega a las mismas.
¿Hay personas con factores de riesgo que aumentan la posibilidad de desarrollar este problema de salud, como puede ser tener hipertensión?
La hipertensión arterial, al igual que el resto de factores nombrados, aumenta la posibilidad de formación de placas arteriales y, por tanto, de desarrollar enfermedad arterial periférica. En realidad, la probabilidad de aparición de la enfermedad aumenta de manera progresiva con la suma de factores de riesgo, de modo que el paciente por definición sería un varón de edad avanzada, fumador, obeso, hipertenso, dislipémico y diabético.
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¿Es un problema de salud que se puede prevenir?
Efectivamente, es un problema de salud evitable. Para ello, se debe prevenir la aparición de los factores de riesgo citados y, en caso de que ya estén presentes, tener un control estricto de los mismos. Una dieta cardiosaludable y el ejercicio físico son los mejores aliados para disminuir la posibilidad de todos ellos.
Es fundamental, igualmente, la abstención del tabaco en pacientes fumadores y, a nivel de salud preventiva, continuar con las campañas para disminuir el número de personas con hábito tabáquico.
¿Cuál es el tratamiento de este problema?
Una vez la enfermedad está presente, se debe siempre, en primer lugar, abandonar el tabaquismo. Se recomienda caminar hasta la aparición de la clínica de claudicación para estimular circuitos de circulación colateral, que se forman cuando se obstruyen las arterias. Por otra parte, existen algunos fármacos que disminuyen la viscosidad sanguínea y favorecen la irrigación. Además, se suele tratar con antiagregación (ácido acetil salicílico) para evitar eventos cardiovasculares.
Por último, si los síntomas son graves o no responden al tratamiento médico, se puede realizar revascularización percutánea, es decir, mediante cateterismo e implante de stents (muelles) en los vasos obstruidos; o cirugía, bien tromboendarterectomía (reparación de la arteria extrayendo los trombos) o cirugía de by-pass (colocación de un injerto desde la parte de la arteria sin obstrucción hasta el vaso más allá de la misma).