Todas hemos utilizado polvos de talco alguna vez en nuestra vida. De hecho, era uno de los productos que no faltaban en casa de nuestras madres o de nuestras abuelas. Hubo un tiempo, además, que se dijo que no era conveniente utililizarlos. ¿Hay algún riesgo? Hablamos con Reme Navarro, farmacéutica y nutricionista de Atida I Mifarma para que nos cuente cuáles son los usos recomendados de los polvos de talco y las posibles contraindicaciones.
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¿Qué son los polvos de talco?
Los polvos de talco son un preparado que se realiza a partir del talco, mineral formado por silicato de magnesio que se caracteriza por ser uno de los más blandos por su finura y suavidad.
Su origen se remonta a 1878 de la mano del farmacéutico inglés Henry Roberts y desde entonces se ha convertido en uno de los productos más utilizados para la higiene de la piel de todas las edades, sobre todo de los más pequeños.
Originalmente, la formulación de los polvos de talco era únicamente el citado mineral, pero con el paso de los años se han incorporado a la composición otros componentes como el óxido de zinc, el carbonato de magnesio y el undecilenato de zinc. Al igual que perfumes y aceites esenciales para aportar aroma al producto y que sea más atractivo para el consumidor.
¿Tienen algún riesgo?
Algunas mujeres utilizan los polvos de talco como producto para la higiene vaginal para evitar exceso de humedad en la zona. El gremio de la salud apunta que las partículas de los polvos de talco podrían ser absorbidas por la vagina y, al estar en contacto con las trompas de Falopio, los ovarios y el peritoneo, causan inflamación y podrían desencadenar otros problemas de salud. En el año 1971 se publicó un estudio estadounidense que aseguraba que los polvos de talco contenían amianto, mineral de gran toxicidad y cancerígeno.
Respecto a esta teoría, existen varias opiniones. Por ejemplo, la Sociedad Estadounidense de Oncología no cree que haya indicios suficientes para contraindicar el uso de polvos de talco. Sin embargo, otras investigaciones sí consideran que estén relacionados.
En cualquier caso, y como consejo farmacéutico, diría que el uso de los polvos de talco para la higiene femenina no está recomendado. Se pueden aplicar con prudencia alrededor de la zona íntima, siempre y cuando no entre en contacto con la parte interna y no se altere en ningún caso la flora vaginal.
La volatilidad de los polvos de talco sí que podría considerarse peligrosa cuando entra en contacto con las mucosas. Su inhalación podría irritar los bronquios. Por lo tanto, se recomienda no agitar el envase antes de utilizarlo.
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¿Qué polvos de talco se retiraron y por qué?
A raíz de la investigación estadounidense de 1971, la que he mencionado anteriormente, se descubrió que se estaban comercializando los polvos de talco que contenían asbesto, más conocido comercialmente como amianto, considerado tóxico y cancerígeno.
El talco se extrae de canteras donde hay muchos otros minerales, entre ellos el amianto, por lo que la contaminación cruzada habría sido la causa de que los polvos de talco lo contuviesen. Así, desde que comenzaron estos estudios, se retiraron todos los lotes que los contenían y se prohibió la presencia de amianto en los polvos de talco.
Aun así, la polémica sobre el uso de polvos de talco sigue activa (sobre todo en Estados Unidos), ya que se acusa a algunos fabricantes de seguir comercializando polvos de talco con amianto.
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¿Cuáles son sus indicaciones?
Gracias al óxido de zinc, los polvos de talco previenen las irritaciones en la piel y las suavizan. En el caso de los adultos, se suelen usar para evitar que la piel se irrite después del afeitado y previo a la depilación, ya que prepara la piel y reduce el exceso de humedad en la misma.
Al contener carbonato de magnesio, están indicados para absorber el exceso de humedad de la piel después del baño. En los bebés se utilizan principalmente para evitar las irritaciones causadas por la humedad en los pliegues de su cuerpo.
También posee undecilenato de zinc, fungicida y antiséptico que evita que se generen enfermedades de la piel causadas por hongos, en especial en los pies o en las ingles.
Además, hemos detectado una tendencia en alza en los últimos años y es sobre el uso de los polvos de talco en el cabello. Estos absorben el sebo por lo que su uso se ha vuelto frecuente entre lavado y lavado o bien tras el ejercicio físico.
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