Resiliencia. Antes una gran desconocida, ahora una habilidad de las que más se habla, más valoradas, de los últimos tiempos. “Es cierto que si antes apenas se conocía este término, cada vez se oye más y es más conocido. A medida que la salud mental toma relevancia y somos más conscientes de su importancia, son más los términos psicológicos que se hacen habituales en nuestro vocabulario cotidiano”, nos cuenta Laura Palomares, psicóloga de Avance Psicólogos, a quien le preguntamos por qué es tan importante cultivar la resiliencia. “La resiliencia es la capacidad de superarnos y crecer en momentos difíciles. De ahí que efectivamente, tratar de desarrollarla es positivo. Si de las adversidades somos capaces de sacar aprendizajes que reviertan en nuestro bienestar y construir, ¡mejor que mejor!”, nos explica.
Pero la pregunta que nos hacemos es si con resiliencia se nace o la resiliencia se hace. Y la experta lo tiene claro: “Aunque hay personas que parecen mostrar esta capacidad como una característica propia de su personalidad, en mi opinión se aprende y todos podemos desarrollarla”. Toca, por lo tanto, ponerse manos a la obra.
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Personas más o menos resilientes
¿Qué hace que unas personas sean más resilientes que otras? La psicóloga nos comenta que hay personas que han podido contar con apegos más seguros a lo largo de su vida, lo que les ha enseñado desde temprana edad a regularse y conocerse porque lo han aprendido en su entorno. Mientras, otras personas van aprendiendo poco a poco a través de la experiencia y a medida que se van conociendo mejor a sí mismos. “Reflexionar acerca de nosotros, tratando de identificar nuestras emociones y de entender nuestras reacciones, es fundamental para desarrollar la resiliencia, por eso la psicoterapia es un espacio muy importante, en el que se adquieren las herramientas necesarias para desarrollarla”, puntualiza.
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Entrenar la resiliencia
Como decíamos antes, es posible entrenar la resiliencia, tal y como confirma la psicóloga de Avance Psicólogos. “Aprender a identificar nuestras emociones para poder gestionarlas, localizar las creencias limitantes o pensamientos distorsionados, reconocer nuestros estilos de apego o modo de generar vínculos con los demás y cómo esto influye en nuestras relaciones, cultivar la autoestima y aprender a regularnos… son algunos de los aprendizajes necesarios para desarrollar la resiliencia”, detalla.
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Estrategias a nuestro alcance para mejorar la resiliencia
Por último, es fundamental detallar las estrategias que todos tenemos a nuestro alcance y que nos pueden ayudar a entrenar dicha habilidad. Laura Palomares las resume en las siguientes:
- Expresar las emociones en lo posible y saber pedir ayuda cuando sea necesario.
- Relativizar y ajustar los pensamientos catastrofistas o demasiado negativos, no convirtiéndolos en “pensamientos rosas” pero sí más constructivos.
- Empatizar. Ponernos en el lugar de los demás nos ayuda a mirar con perspectiva y minimizar los conflictos.
- Enfocar las dificultades como una oportunidad de aprendizaje.
- Tratar de aceptar nuestras limitaciones sin juzgarnos, de lo contrario es fácil bloquearse.
- Ajustar las expectativas y la autoexigencia. Esto nos ayudará a bajar la autocrítica y tolerar la frustración.
- Comunicar nuestra opinión, deseos, derechos y necesidades desde la asertividad.
- Atender el autocuidado. Saber escuchar nuestras necesidades y respetarlas mejora la autoestima.