Se trata de una de las alteraciones más frecuentes en la rodilla y, en ocasiones, puede doler hasta tal punto que limita la movilidad de las personas que lo padecen. Te explicamos qué es y si es una afección grave.
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"El quiste de Baker es una bolsa llena de líquido sinovial de la misma rodilla, que se localiza en la parte posterior de esta (en el hueco popliteo o corva), y cuando aparece suele ser como consecuencia de otra dolencia en la rodilla, como una lesión posterior del menisco interno, desgaste o lesiones en cartílagos o bien del ligamento cruzado anterior. Es importante aclarar que se trata de una patología benigna", detalla el Dr. Daniel Ferro, del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.
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Síntomas del quiste de Baker
Hay quistes que no dan síntomas y que se descubren cuando el paciente se está realizando una prueba de imagen por otras causas. Pero también puede provocarlos. Cuando se producen, suelen ser los siguientes:
- Bulto en la parte trasera de la rodilla
- Sensación de pesadez
- Rigidez o tensión
- Hinchazón en la rodilla y en la pantorrilla
Hay que tener en cuenta que en ocasiones estos quistes pueden ser tan grandes que afecten a la circulación sanguínea.
También es necesario saber que si se experimenta mucha hinchazón y el dolor en la rodilla o la pantorrilla va en aumento, hay que acudir de inmediato al médico, puesto que podría tratarse de una afección más grave, como un coágulo.
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Diagnóstico diferencial
Como insiste el especialista en traumatología de Sanitas, si una persona se nota un bulto en la parte posterior de la rodilla, debe acudir al médico, aunque no le duela. El especialista procederá a una exploración física que le permitirá realizar un prediagnóstico. "Es importante establecer diagnósticos diferenciales con otras patologías que pudieran tener mayor relevancia por lo que es recomendable la consulta al especialista y posteriormente las pruebas de imagen", recalca.
Para establecer el diagnóstico definitivo, se realizarán pruebas de imagen radiológica, como la ecografía o la resonancia magnética (que también suele permitir ver otras lesiones asociadas).
"Estos quistes llenos de líquido sinovial pueden llegar a adquirir un tamaño considerable y provocar dolores que limitan la función de la rodilla o comprimir estructuras cercanas a ellos y requerir tratamiento incluso quirúrgico o bien permanecer en estado latente sin necesidad de intervenir cuando no impiden la vida normal ni provocan molestias, de manera que se hará seguimiento y controles en consulta según su evolución clínica", indica el doctor.
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¿Cuál es el tratamiento?
Los tratamientos, cuando son necesarios, pueden variar mucho. Por ejemplo, se puede realizar una punción/evacuación del contenido líquido de forma ecoguiada, es decir, se utilizará un aparato de ecografía para saber dónde se realiza esta intervención, seguido o no de alguna infiltración para mitigar las molestias. También es posible que se requiera la cirugía, que puede ser efectuada por artroscopia (es mínimamente invasiva, ya que el cirujano inserta un tubo con una cámara realizando una mínima incisión) de manera ambulatoria. En casos menos frecuentes, se requerirá la cirugía abierta.
También puede ocurrir que el quiste se rompa solo. Médicamente, se denomina quiste de Baker complicado. Pero esto no quiere decir que sea más grave. Como explica el especialista, "simplemente, la pared del quiste en algún punto se ha roto y por allí difunde el contenido líquido, desapareciendo así el bulto que molestaba en la corva. Esto puede resolver el problema por sí mismo".
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¿Qué secuelas pueden aparecer?
"Más que de secuelas, podemos hablar de recidivas", aclara el experto. Es decir, cuanto tiempo que pasa después de que el quiste se haya extirpado, punzado en radiología para evacuar el líquido o bien se ha roto por sí mismo. Porque esto es algo que puede ocurrir, ya que no debemos olvidar que el líquido sinovial que rellena estos quistes está permanentemente formándose y reabsorbiéndose en la misma rodilla.
Como concluye el Dr. Daniel Ferro, del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela, "si no ha sido resuelta la patología de base que lo genera (por ejemplo, los derrames por artrosis de la rodilla) sí que pueden volver a salir una y otra vez".