Hay personas que se adaptan a los cambios, a los desafíos, son resilientes y pueden encarar cualquier situación que se presente en la vida. Hay otras, en cambio, a las que todo se les hace una montaña, se agobian con facilidad y se ahogan en un vaso de agua. ¿De qué depende esta actitud en la vida? Como nos explica Javier Álvarez Cáceres, especialista en Psicología en la Consulta de Psicología Javier Álvarez Cáceres y miembro de Top Doctors, "depende de varios factores. Por ejemplo, de la propia personalidad, de las experiencias que hayamos vivido a lo largo de nuestra vida y cómo las hemos elaborado, y del aprendizaje". En este último caso, influirá mucho el legado de nuestro entorno, bien por sus enseñanzas o bien por aprendizaje vicario.
En este sentido, señala el experto en psicología, una crianza sobreprotectora puede convertir a esos niños en adultos poco resilientes. Cuando les protegemos en exceso, si no dejamos que elaboren que algo no les ha salido bien o que acepten que no lo han podido conseguir distrayéndoles o dándoles un premio para que se olviden de ello, les estamos privando de la tolerancia a la frustración, algo que sucederá a lo largo de la vida. Por el contrario, aquellos padres que dejan que sus hijos se frustren y que se enfrenten a diferentes adversidades, dándoles las herramientas necesarias para ello, ayudarán a que sus hijos vayan formando una actitud resiliente ante la vida.
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Test de personalidad resiliente
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¿Por qué es bueno ser resilientes?
La resiliencia tiene grandes ventajas en el desarrollo positivo de la personalidad para hacer frente a situaciones duras. En general, todas las personas tenemos una potencialidad innata para ser resilientes y ante un acontecimiento traumático, la mayoría de la gente se recupera después de un periodo de disfuncionalidad. Sin embargo, las personas menos resilientes tienden a bloquearse al negar o evitar los estímulos potencialmente estresantes, provocando una mayor actividad neurofisiológica del organismo, lo que conlleva mayores probabilidades de enfermar a raíz del acontecimiento. Las personas resilientes, por el contrario, no pasan por este periodo o bien lo acortan, nos cuentan desde el Instituto Nacional de Resiliencia.
Una persona resiliencia se identificará porque suele tener estas características que nos cuenta Catalina Fuster, psicóloga y Coach de la Asociación Española de Coaching (ASESCO).
- Personas optimistas y con capacidad de empatía, centradas en el presente
- Capaces de plantearse un objetivo, una misión en su vida y hacer lo posible para llegar a ello, desde el autoconocimiento y la convicción de que la vida es evolución y mejora
- Actúan con determinación y la perseverancia, imprescindibles para insistir una y mil veces cuando las cosas no salen como un espera, ni a la primera, ni a quinta vez que se intenta.
- Personas enfocadas al aprendizaje, no se cansan de aprender cosas nuevas y de mejorar con ello, de manera que entienden sus errores y aprenden de ellos
- Cuidan su autoestima, aprenden a valorar sus logros, sus avances y a sentirse bien con ello
- Evitan el juicio a los demás y a sí mismas. Cada persona es ella misma y sus circunstancias, con lo cual, el juicio solo se convierte en una limitación y en un lastre que frena cualquier avance personal y que alimenta la culpa
- Trabajan por tener una mente abierta y flexible que permita enfoques nuevos ante situaciones diversas
- Se permiten ser creativas y buscan nuevas soluciones a problemas repetidos porque esto les permite crecer y desarrollarse
- Buscan entornos positivos y también personas que tengan esa visión del mundo y de las cosas
- Buscan ayuda y apoyo en los demás cuando lo necesitan, sin sentirse incapaces, más bien entienden que esta ayuda les permitirá mejorar y desarrollar nuevas capacidades
- Incorporan el humor a las circunstancias que les rodean, aprenden a encontrar el lado divertido de las cosas y a dedicar tiempo a pasarlo bien
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¿Cómo podemos cultivar la resiliencia?
La resiliencia no se adquiere de forma innata, ya que la mayoría de estas habilidades se pueden entrenar y conseguir mejorarlas, o dicho de otro modo, podemos aprender a ser personas resilientes, porque podemos trabajar nuestra actitud para ser optimistas y buscar las salidas o soluciones, al igual que podemos entrenar la empatía y, por supuesto, la perseverancia y la determinación. Podemos aprender a cuidar de nuestra autoestima, a ocuparnos de ella para que nos sirva positivamente en nuestros objetivos vitales. David Gómez Coach de ASESCO, nos explica cómo:
- Trabajar la aceptación del momento presente. Trabajando la mente y viviendo el momento. Es importante no tener apego emocional y viendo las cosas de forma más objetiva.
- Trabajar la flexibilidad, la mente abierta. Ser capaz de adaptarnos en cada momento a lo que estamos viviendo y adaptarnos sin drama.
- Autoconocimiento. Las personas que se conocen más a sí mismos, son más capaces de conseguir diseñar objetivos más realistas en su vida, sabiendo sus herramientas de superación.
- Autoconfianza y valoración de uno mismo. La gente con mayor autoestima, está más preparadas para la superación.
- Aprendizaje. Todo lo que vivimos lo podemos ver como un gran aprendizaje.
- No juzgar. Las personas más resilientes son las que no se juzgan.
- Desarrollo de nuevas soluciones ante situaciones adversas. Fortaleciendo la creatividad. Oportunidades para cambiar.
- Diversión. Reírse de uno mismo y de la vida es una de las claves para la superación.
- Rodearse de gente positiva. El ambiente es muy importante para no hundirse ante los problemas.
- La perseverancia. Una persona con resiliencia sabe que las metas se consiguen con perseverancia y trabajo.
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¿Y si no eres capaz de desarrollar la resiliencia y te agobias demasiado?
Cultivar la resiliencia no siempre es fácil. A veces, necesitamos un trabajo interior o, incluso, la ayuda de un profesional. Debes estar atenta a los síntomas que a continuación enumera el psicólogo Javier Álvarez.
- Estás irritable
- Te notas muy nerviosa
- Te pones a la defensiva
- Sientes cansancio vital
- Somatizas a nivel físico
- Las personas de tu alrededor te dicen que no eres el de siempre
"Todos estos síntomas son señales de que algo nos está sucediendo y debemos parar". Como añade el especialista en psicología a veces no basta con vaciar el vaso o la mochila, o tratar de ser más resilientes, hay que cerrar el grifo. El experto nos recomienda sentarnos y establecer un diálogo interior para saber qué nos está desbordando.
El psicólogo y miembro de Top Doctors concluye recordándonos que debemos pedir ayuda cuando no sabemos qué nos pasa o cuando no sabemos manejarlo. "El profesional ayudará a manejar la situación en el momento actual y aquellas que generan ese malestar". A partir de ahí ya podremos empezar a ser más resilientes.
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