Desconectar, salir de la ciudad, abrir el horizonte, respirar en la naturaleza. Ya hemos vuelto a la rutina, pero tal vez todos estamos ya pensando en cuándo vamos a tener ese pequeño break para volver a sentir la naturaleza cerca. No es extraño, pues según el informe “La Futura Realidad Urbana”, realizado por Ericsson ConsumerLab, pasamos 10 horas más a la semana conectados a nuestras pantallas que antes de la pandemia. Hay cosas buenas, como la mayor presencia de las reuniones online, y también compramos más con nuestros dispositivos móviles. Pero hay algo que no podemos olvidar: el ser humano necesita relacionarse y conectar con sus orígenes. “El ser humano forma parte de la naturaleza”, nos cuenta Teo Luna, profesor de mindfulness y meditación, y colaborador de Petit BamBou, que añade que “el desconectarnos de la naturaleza nos desconecta de una parte importante de nuestra existencia. Los árboles, las plantas, el agua, los ríos, todo siempre ha estado ahí… El cemento y el asfalto, no”.
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Disminuye el cortisol, disminuye el estrés
Además, cuando conectamos con la naturaleza, disfrutamos de los innumerables beneficios que esta acción les aporta a nuestra mente y nuestro cuerpo. El experto resume algunos de ellos: “Está demostrado que cuando estamos en contacto con la naturaleza nuestros niveles de cortisol, la hormona que generamos cuando tenemos estrés, disminuyen sustancialmente. Incluso nuestro sistema inmunológico mejora”.
Por eso, hay una serie de sencillos consejos que nos pueden ayudar a estar naturalmente conectados con el medio que nos rodea:
- Trata de buscar espacios dónde la naturaleza tenga un espacio propio.
- No todo el mundo tiene la suerte de vivir cerca de espacios naturales, como pueden ser un bosque, el mar o cualquier otro espacio natural. Pero esa no es excusa, pues siempre hay parques o espacios verdes dónde ir en la ciudad. Prueba a pasar tiempo en esos espacios, lo puedes hacer solo o en compañía, las dos opciones te aportarán beneficios.
- ¿Y en casa? Pues aunque te pueda parecer extraño, también tener recordatorios de esos espacios. Un ejemplo: tener algunas plantas en las estancias dónde más tiempo pasas te hará sentir mejor. Lo que conseguirás es sentir esos espacios como lugares más acogedores y cálidos, y ello repercutirá en tu descanso.
- Y si tienes plantas en casa, cuidarlas también es una tarea interesante para llevar a cabo. Al hacerlo, reducirás tu estrés y ansiedad, pues pondrás el foco en una tarea con otro ser vivo. Y el experto amplía la perspectiva, dando importancia al hecho de cuidar: ¿Te puedes cuidar cómo cuidarías a una planta u otro ser vivo?
- No todo tiene que ser de forma individual. Puedes colaborar con alguna organización, asociación vecinal o comunidad, que tenga como propósito el cuidado y restauración de espacios naturales. Te permitirá estar en contacto con la naturaleza, pero es que, además estarás llevando a cabo una acción altruista, lo que te hará sentir feliz y conectado con un propósito importante para ti.
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El 'mindfulness', buen aliado
“Al cuidar nuestra naturaleza, nuestros entornos, estamos cuidando de nosotros mismos y de nuestro futuro como especie”, señala Teo Luna, que propone, además,la alternativa del mindfulness para aumentar esos niveles de conciencia y atención que nos permiten conectar con aquello que estamos experimentando, como es el medio que nos rodea. “Cuanto mayor es nuestro nivel de conciencia, de forma más intensa y directa vivimos la experiencia. La práctica de mindfulness te permite tener un visión más clara y directa de la realidad, de todo lo que te rodea y de la relación que estableces con ello. Con este conocimiento también puedes pasar a la acción y llevar a cabo tu propósito. Cuidar del planeta en el que vives y compartes con otros ser vivos puede ser un gran propósito de vida”, añade el experto.
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Un ejercicio práctico
“Cuando estamos en contacto con la naturaleza nos sentimos más vitales y positivos. Tendemos más a la actividad física y la interacción con el entorno. Todo ello nos hace sentirnos con mayor bienestar y felicidad”, nos cuenta Teo Luna. Y nos proponen hacer un ejercicio con el que ser consciente del momento presente y conectar con el entorno:
- “Siéntate, o túmbate, en un lugar de la naturaleza donde puedas pasar un tiempo de forma cómoda.
- Cierra tus ojos y escucha los sonidos de la naturaleza sin intentar cambiarlos o modificarlos, solamente reconociéndolos.
- Tal vez el aire rozando la piel de tu cara o de tus manos.
- El sol tocando alguna parte de tu cuerpo.
- Nota cómo tu respiración va surgiendo y desvaneciéndose.
- Por último, abre tus ojos y observa todo lo que te rodea, con curiosidad e interés.