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El primer síntoma del herpes zóster es un dolor agudo, ardiente y punzante en la espalda que puede confundirse con una contractura muscular. Se presenta como un sarpullido que aparece en forma de pequeñas ampollas en la piel, normalmente en la espalda, aunque también puede aparecer en otras partes del cuerpo.
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Habla una paciente de herpes zóster: "comenzó a dolerme la espalda ", explica. "El médico me recomendó ir al fisioterapeuta. En la tercera sesión dijo que me estaban saliendo unas pequeñas vesículas". Cuando volvió al doctor éste le diagnosticó un herpes zóster 'de libro".
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"Empecé a tomarme el antiviral y un analgésico para aliviar el dolor. Las lesiones desaparecieron al cabo de 8 o 10 días. Pero lo que no desaparecía era el dolor ", continúa explicando la paciente.
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Después de cuatro meses, "un buen día el dolor, igual que apareció, se esfumó. Es importante ir al médico en cuanto salgan los primeros síntomas, para aplicar un tratamiento y evitar que se alargue la enfermedad.
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El herpes zóster, no tiene cura, ya que no se puede eliminar el virus del organismo, pero es una enfermedad que se puede prevenir mediante la vacunación. Consulta con tu médico para solicitar más información. Visita la web www.virusherpeszoster.es para más información sobre esta enfermedad.