Uno de los retos de la medicina es la detección precoz de las enfermedades. De esta manera, se puede actuar antes. Y aunque haya patologías irreversibles, sí se pueden llevar a cabo medidas para retrasar el deterioro o mejorar la calidad de vida. En el caso de las demencias ocurre lo mismo. Sin embargo, estas enfermedades no siempre dan la cara con síntomas claros. O puede ser que el propio paciente o su entorno no identifique algunas señales como signo de un problema de salud.
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¿Qué es la demencia?
La demencia es una enfermedad de carácter crónico o progresivo que se caracteriza por el deterioro de la función cognitiva. Así, cuando una persona sufre demencia, tiene afectadas las funciones de la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio.
Se trata de un problema que afecta, normalmente, a personas mayores. Sin embargo, puede darse a cualquier edad. Aunque este, es decir, el envejecimiento, es el factor principal que causa la demencia. Hay otros, por ejemplo, los antecedentes familiares o la falta de ejercitación cerebral.
“Con la edad es común sufrir pérdidas de memoria, pero esto no significa que el envejecimiento vaya ligado a la demencia. Para que se pueda considerar como tal, deben manifestarse al menos dos problemas en las funciones neuronales como, por ejemplo, la pérdida de memoria y la dificultad de lenguaje”, explica David Curto, director Médico, Calidad e Innovación de Sanitas Mayores.
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Las fases de una demencia
La demencia no aparece de repente. Se trata de un síndrome que se manifiesta en fases y se desarrolla despacio. “En la fase inicial existe un daño cognitivo leve. La memoria a corto plazo se deteriora, la capacidad de aprendizaje se vuelve complicada y comienzan las primeras dificultades con el lenguaje. En la fase intermedia, el deterioro cognitivo es moderado. La memoria a largo plazo comienza a fallar, aunque no la han perdido totalmente, ya no son capaces de aprender o recordar información nueva y aparecen dificultades para mantener su conocimiento del espacio”, explica Curto.
Por último, el director Médico, Calidad e Innovación de Sanitas Mayores señala que, en la fase más avanzada, el deterioro cognitivo es irreversible. “Los pacientes pierden la memoria a corto y largo plazo. En esta fase, donde la persona pasa a ser totalmente dependiente, es necesario que sea asistida por personal especializado, en centros adaptados si fuese posible”, añade.
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Los 8 síntomas precoces de una demencia
Como decíamos, la demencia puede ser imperceptible al principio y los problemas cognitivos pueden ser achacados a la edad. Sin embargo, sí hay algunas señales que deben poneros en alerta:
- Aspectos cognitivos como desorientación, alteración de la memoria, déficit de atención, alteración del lenguaje, apraxias o agnosias.
- Desorientación temporal, espacial y de personas.
- Déficit de atención y pérdida de habilidades sociales.
- Alteración de la memoria a corto y largo plazo y dificultad para llevar a cabo actividades de memorización.
- Alteración del lenguaje y problemas de comunicación.
- Alteraciones conductuales que pueden deberse a la propia demencia o por causas ligadas al dolor o al efecto de algunos fármacos.
- Apraxias: incapacidad para ejecutar tareas motoras intencionadas y aprendidas pese a la capacidad física y a la voluntad de hacerlo.
- Agnosia: incapacidad de reconocer estímulos ya aprendidos.
En caso de que la persona o su entorno sospeche que el deterioro que sufre el paciente puede ser algo más que solo el paso del tiempo u otros problemas que pueden afectar, como por ejemplo el estrés, es necesario que pida cita con el médico para que derive al especialista.
Por último, hay que recordar que no existe un remedio infalible para prevenir la demencia, pero hay medidas a adoptar pueden llegar a ser de gran utilidad. Realizar actividades de agilidad mental y tener una vida social activa son dos factores que pueden ser muy importantes para asegurar un envejecimiento digno. Asimismo, es importante controlar la presión arterial y el colesterol, y se recomienda seguir una dieta saludable con cantidad suficiente de vitamina D, así como prescindir del tabaco en la medida de lo posible.
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