Que levante la mano quien no haya dicho alguna mentira -piadosa, la llaman algunos-, en algún momento de su vida. No es plato de gusto, pero lo cierto es que puede ayudarnos, en un momento dado, a salir de un apuro. El problema lo tenemos cuando alguien lo hace de forma sistemática. No puede parar de mentir y se convierte, podríamos incluso decir, en una adicción. Son los llamados mentirosos compulsivos, lo que en psicología esconde un trastorno denominado mitomanía.
“La persona que lo padece miente a menudo sobre todo lo relacionado con su vida para obtener la atención deseada”, señala Laura Palomares, directora de Avance Psicólogos, que añade que el problema viene cuando usamos la mentira como una herramienta para afrontar la realidad. Es entonces cuando la mentira se puede tornar enfermedad. "La tomamos como si fuera un recurso más para salvaguardar nuestra estima y relacionarnos en diferentes situaciones”, apunta Palomares. Todo ello puede generar una sensación de gran disgusto y malestar entre quienes nos rodean. Por eso, es importante conocer los rasgos que los caracterizan para identificar a un mentiroso compulsivo.
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Son narcisistas
Las personas con este tipo de personalidad suelen alardear de sí mismos cuando cuentan algún suceso y lo hacen eludiendo su responsabilidad frente a esas situaciones. El narcisismo es, en realidad, una tapadera que esconde sus inseguridades.
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Con autoestima baja
La psicóloga detalla que estas personas usan la mentira para conseguir admiración y atención de su entorno. No obstante, detrás de esas mentiras se esconde alguien con heridas emocionales e inseguridades, que no ha sabido gestionar esas circunstancias.
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Mienten de forma recurrente
Como parece obvio, una de las principales características de estas personas, es que la mentira no es algo puntual para conseguir algo, sino que usan la mentira para relacionarse. Si conoces a alguien al que has pillado varias veces en una mentira, ya sabes que puedes estar ante un mitómano.
Son grandilocuentes
Exageran, introducen un componente de emoción cuando cuentan sus historias, con un objetivo claro: generar expectación y admiración. Pero se les pilla rápido. Y es que el problema es que como cuentan tantos detalles, es fácil que tengan lagunas y cosas que no cuadren.
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Sin objetivos
“La principal pista que te puede ayudar a distinguir a un mitómano de una persona mentirosa, es que esta última, miente para conseguir o evitar algo. El mitómano, por el contrario, miente porque es su forma de relacionarse con el mundo. Tiene una necesidad de admiración. Además, el mitómano se cree sus propias mentiras, y con ellas construye su mundo paralelo”, detalla Laura Palomares, haciendo mención a que este tipo de personas suele carecer de objetivos cuando miente.
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Tienen mucha fantasía
Todos nos hemos dejado llevar en alguna ocasión por la fantasía, por la imaginación. Es algo bueno, pues imaginamos e inventamos cosas para aprender y desarrollarnos. Sin embargo, el mitómano prefiere quedarse en ese mundo inventado, en lugar de aceptar su propia realidad. El mitómano fabula alrededor de su vida y lo que le acontece, para sentir que es valioso.
“Es importante que las personas de su entorno no la culpen de sus mentiras, ya que lo que hay detrás es un dolor emocional muy grande que no pueden sostener, y la mentira es la única forma que han encontrado para manejarlo”, puntualiza la experta.
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Son seductores
Al igual que recurren a la exageración, podemos ver un patrón también semejante en estas personas: usan la seducción para contar historias. Así, la experta cuenta que su forma de relacionarse con los demás es desde el humor y el ‘tonteo’, ya que esto les ayuda a sentirse atractivas frente al otro. Es como si estuvieran interpretando un papel para mantener el interés a través de detalles muy exagerados y emocionantes.
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Evitan la confrontación
Si a este tipo de personas que mienten de forma compulsiva les enfrentas con la realidad, pueden reaccionar de forma agresiva o por lo contrario, evitar la confrontación negando que ha mentido. Tratará de buscar maneras para compensar la mentira. Esto se debe a que al ser su mundo, si tú lo destruyes ya no saben qué hacer.
Por todo ello, si eres una persona cercana a un mitómano, intenta usar la sutileza al decirle las cosas y anímale a que vaya a un profesional, con el fin de que pueda trabajar en esas mentiras y que vaya descubriendo otras maneras menos dolorosas de sostener su sufrimiento.
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