En estos días de verano, son muchas las personas que aprovechan para realizar escapadas a zonas de playa. Buscamos los beneficios del agua del mar, el frescor de la brisa marina, que tanto bien nos hace en estas calurosas jornadas. Y hay quien no pierde sus costumbres y aprovecha también para hacer ejercicio en la playa. “Es aconsejable realizar ejercicio físico o deporte durante todo el año. Al menos, hay que aprovechar el verano, los días de vacaciones, donde tenemos más tiempo libre”, nos comenta Pablo Herrera, vicedecano del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM). Los fanáticos del running no pierden su oportunidad de correr en la arena de la playa, aprovechando para liberar el estrés al estar en contacto con la naturaleza, a respirar el aire puro de la playa. Una costumbre que nos hemos plantado si es beneficiosa o tiene ciertos riesgos.
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Posibilidad de lesiones
“Resulta desaconsejable correr descalzo sobre la arena, ya que puede dar lugar a lesiones con más frecuencia de lo que pensamos. Sobre todo, para las personas que no tienen una rutina de entrenamiento y buena preparación”, nos anticipa el experto, que añade que el problema más habitual con el que podemos encontrarnos si realizamos esta práctica es que se puede sobrecargar el tendón de Aquiles y disparar la probabilidad de sufrir fascitis plantar, que es una inflamación del tejido fibroso que une el hueso del talón con los dedos de los pies (la fascia plantar). “Es una de las causas más frecuentes de dolor en el talón. De hecho, en las clínicas de fisioterapia y podología aumentan mucho durante septiembre las consultas de problemas relacionados con el pie, como la fascitis”, nos dice.
Coincide Víctor Díaz, (@prohealth.vd), especialista en ciencias de la actividad física y el deporte, quien considera que la arena de la playa es un terreno inestable que incrementa el gasto energético y la demanda a nuestras estructuras, por lo que a los músculos, ligamentos, tendones, fascias y articulaciones se les exige trabajar con mucha más intensidad. "En algunos estudios se ha visto que correr por terrenos que generan inestabilidad, como la arena de la playa, incrementa de 2 a 2,5 veces el gasto energético y no todas las personas están preparadas para esta mayor exigencia por lo que el riesgo de lesión puede verse incrementado. Por ejemplo, en la fase de apoyo del pie en el suelo, puede ocurrir un exceso de pronación por el hundimiento del pie en la arena y en la fase de despegue el pie pierde capacidad de traccionar, lo que puede ocasionar lesiones como fascitis plantar, lesiones en el tibial anterior, tendón de aquiles, rodilla o cadera", nos anticipa el entrenador personal.
“Dado que es un terreno irregular, correr descalzo en la arena implica el riesgo de sufrir problemas lumbares, esguinces, periostitis tibial (dolor en la parte interna de la tibia) o fracturas por sobrecarga”, añade Pablo Herrera.
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Correr descalzos, ¿sí o no?
En opinión del fisioterapeuta, no deberíamos correr descalzos nunca, ya que favorece el que aparezca una lesión o que nos hagamos heridas. “Si lo haces por la orilla, muchas veces hay conchas, piedras o maderas, lo que incrementa la posibilidad de que sufras un corte al correr descalzo o clavarte astillas”. Por eso, recomienda el uso de unas deportivas adecuadas para correr. “Vamos calzados cerca de diez meses al año y de repente pasamos a ir en chanclas gran parte del tiempo en verano. El pie se resiente; mucho más si lo sometes a rutinas exigentes corriendo a diario. También es aconsejable que no camines con chanclas todo el rato en el verano y que lo alternes con otro tipo de calzado que te sujete el pie (zapatos o deportivas)”, añade.
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Factores que tienes que tener en cuenta
Si, aun así, eres de los que disfruta corriendo por la playa, debes tener en cuenta algunos consejos útiles. “Para empezar, hay que realizar una adaptación progresiva. Es decir, no ponerse a correr de repente si durante el resto del año hemos tenido una vida sedentaria. Además, hay que elegir un terreno adecuado, compacto, si piensas dedicar al running una parte de tus vacaciones, y la arena de la playa no lo es. El correr descalzos a la orilla del mar tiene más impacto sobre el sistema musculoesquelético que si se hiciera por el campo, debido al bajo nivel de compactación de la arena de playa”, nos explica. Y es que tenemos que tener en cuenta que hay que tener especial cuidado con el desnivel de la costa. “Las playas tienen peralte, generalmente, de manera que una de tus piernas tendrá que realizar más esfuerzo que la otra debido a esa inclinación del terreno”, detalla el especialista en Fisioterapia. Eso sí, en el caso de hacerlo, mejor que correr sobre arena seca y suelta, que genera más tensión en la planta del pie, es hacerlo por la orilla, donde la arena está más compacta, y en playas con muy poca inclinación, donde el suelo esté lo más horizontal posible.
"La inclinación que implica correr por la orilla del mar también genera desbalances y compensaciones en nuestro cuerpo. Recuerda que no es aconsejable correr para ponerse en forma, porque es necesario estar en forma para correr. Si no has corrido de manera regular durante el resto del año, la arena de la playa quizás no es la mejor opción para comenzar", añade Víctor Díaz.
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Caminar a buen ritmo ¿una alternativa?
A todos nos gusta dar un paseo por la arena de la playa, aprovechamos el contacto del agua y los beneficios para nuestra circulación, pero hay que hacerlo también con sentido común. ¿Puede ser caminar por la arena a buen ritmo una buena alternativa si no te convence la idea de correr? “Te puedes dar un paseo por la orilla y mirando bien donde pisas. Que no sea excesivamente largo, de unos 15 o 20 minutos, para evitar un exceso de tensión. Pero realizar caminatas durante varios kilómetros cada día por la arena sin el calzado adecuado también puede tener consecuencias desagradables. Si vas a caminar por la playa, con un buen calzado al menos, como unas deportivas o unas sandalias de treckking”, recomienda el experto.