Las modas estéticas, en ocasiones, pueden causarnos ciertos perjuicios a nivel de salud. Un ejemplo es el que encontramos en los piercings que se realizan en la lengua. Estamos habituados a llevar pendientes en los lóbulos de las orejas, pero, desde hace décadas hay personas que apuestan también por algún tipo de perforación en la boca o la lengua, los denominados piercings orales, que pueden convertirse en un dolor de cabeza para los odontólogos. “Son una auténtica preocupación para nosotros como profesionales de la salud. Cada vez con más frecuencia, acuden a nuestra consulta personas más jóvenes, incluso adolescentes, que no han sido informados de los riesgos que esta práctica puede conllevar”, nos cuenta la doctora Cristina Carrasco, Directora Médica del Centre Dental Francesc Macià de Sant Cugat, que añade que en un país como Estados Unidos, “las encuestas indican que el 70% de las personas con piercings orales tienen tarde o temprano un problema de salud”. La especialista resume de forma clara cuáles son los riesgos más habituales que un piercing en la boca puede acarrear a quien se lo realiza.
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Complicaciones a corto plazo
“Es completamente necesario que consideremos que un piercing es una herida que estamos infringiendo al cuerpo y como todas las heridas, puede infectarse. Otras consecuencias de los piercings son la hinchazón, la alergia a los materiales, la dificultad para hablar o tragar, e incluso, la obstrucción de las vías respiratorias”, nos comienza anticipando la experta.
Así, tras la curación de la herida, estos son los riesgos que un piercing oral tiene:
Daño en los dientes. No hay duda de que estamos hablando de un objeto extraño que, de repente, está dentro de nuestra boca. No es extraño que quien lo lleva acabe jugando con él, que éste choque contra los dientes, lo que al final puede provocar que se astillen, fisuren e incluso, que se rompan por completo. “El choque constante contra el esmalte, puede desgastarlo, y abrir la puerta a las bacterias que causan la caries”, explica.
Problemas en la lengua. Cuando nos realizamos un pearcing, hay que hacerlo poniéndonos en manos de un profesional que nos dé garantías, que tenga experiencia. Pero hay que tener en cuenta que al realizarlo, es posible perforar el nervio de la lengua, lo que puedes causar la pérdida de sensibilidad de este órgano e, incluso, el gusto. “Otro riesgo grave es que los piercings son capaces de causar problemas en el habla”, nos dice la Dra. Carrasco.
Diastemas y movimientos dentales. La doctora explica que la simple presencia de un piercing o jugar con él provoca que con el tiempo se muevan los dientes, ya que provocan movimientos musculares (de la lengua y los labios) no naturales y repetitivos. El cambio más común es en los incisivos superiores, cuya línea media tiende a abrirse.
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Daños en las encías. También una parte especialmente sensible como nuestras encías puede sufrir las consecuencias de colocar estos accesorios en nuestra lengua. Así, de acuerdo con estudios internacionales, las personas que llevan piercings orales tienen un 44% más de retracciones de encías, ya que los piercings suelen irritarlas y hacer que se pierdan incluso piezas dentales. “No hay que olvidar que los problemas de las encías pueden tener consecuencias mucho más graves en la salud en general”, matiza la doctora.
Infecciones graves. No es cuestión alarmar, pero tal y como nos explica la doctora Carrasco hay que tener en cuenta que puede causarnos problemas más serios. Según la Asociación Dental Americana, las infecciones por piercings deben tratarse rápidamente, pues pueden conllevar incluso a la inflamación de los tejidos y las válvulas del corazón, pues un piercing en la boca es la puerta de entrada a virus y bacterias.
“Antes de realizarse un piercing es fundamental estar informado por un profesional de la salud, no por Internet o las redes sociales. No se trata de crear alarma en las personas, pero sí generar conciencia. Como profesional de la salud, me interesa velar por la salud de mis pacientes y los piercings orales no son en ningún caso recomendables para nadie”, concluye.