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Buscamos los falsos mitos sobre las agujetas: ¿Se quitan bebiendo agua con azúcar?

Suelen aparecer a raíz de un sobreesfuerzo físico tras un periodo de inactividad


Actualizado 8 de julio de 2022 - 20:55 CEST
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¿Quién no ha consultado o buscado alguna vez algún remedio para combatir las agujetas? Y es que quien más quien menos ha tenido en alguna ocasión de su vida que padecer este molesto inconveniente. Haces ejercicio, a veces después de haber estado un tiempo inactivo, y tus músculos se resienten. Notas ese dolor tan característico que produce un agarrotamiento de los músculos y que provoca una hipersensibilidad intensa cuando nos movemos. Es algo habitual, pues los síntomas de las agujetas son tan comunes como inevitables.

¿Por qué aparecen? En general, surgen a raíz de un sobreesfuerzo físico tras un periodo de inactividad, o bien cuando trabajamos un bloque muscular diferente a los que ya estamos acostumbrados.

 

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Dolor muscular

“Las agujetas, también denominadas dolor muscular de aparición tardía, suelen tener su punto más álgido a las 24-48 horas, pudiéndose prolongar hasta 72 h tras el esfuerzo. Consisten en pequeñas roturas musculares de los sarcómeros. Con respecto al por qué se dan también hay también distintas teorías que han ido evolucionando. Tras esa rotura de fibras se produce cierta inflamación, pero no hay consenso en el origen de esa inflamación”, nos cuenta la entrenadora personal Ana Ginto (@anitaginto).

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¿Se pueden prevenir las agujetas?

Seguro que has oído en alguna ocasión afirmaciones sobre las agujetas, con recomendaciones sobre cómo prevenirlas. Un clásico que siempre aparece: beber agua con azúcar. Y es que hay muchas teorías que apoyan que estos síntomas pueden eliminarse, por ejemplo, bebiendo esta combinación o, incluso, repitiendo un esfuerzo físico. ¿Qué tienen de cierto? Hay quien apunta que son solo falsos mitos, que hemos querido recopilar, con la ayuda de los expertos de Kyrocream y la entrenadora personal.

“Hay diferentes teorías sobre las agujetas, algunas son mitos y otros no. Por ejemplo, no se pueden quitar con agua con azúcar y para nada son siempre positivas ni muestra de un buen entrenamiento. De hecho, si siempre tienes agujetas al hacer ejercicio, significa que no te estás adaptando al entrenamiento, y la adaptación es uno de los puntos claves para la mejora. Asimismo, se cree que estirando evitas tener agujetas pero no es así”, nos anticipa la entrenadora personal.

 

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Desmontamos los mitos sobre las agujetas

Mito 1: Bebe agua con azúcar

Es, tal vez, el falso mito más conocido. Afirma que cuando realizamos un soobreesfuerzo físico se produce una cristalización del ácido láctico de los músculos, y es el azúcar el mejor agente para disolver estos cristalitos. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que esta teoría no tiene sustento médico, por lo que todo el azúcar que ingieras no provocará ningún efecto positivo en el organismo. Y es que, como decíamos antes, las agujetas no son otra cosa que la rotura de microfibras musculares que se producen cuando cualquier músculo es sometido a una exigencia superior a la habitual.

 

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Mito 2: Estira bien y no tendrás agujetas

Es otra de las creencias más habituales: la importancia del estiramiento. Lo cierto es que los estiramientos son una parte fundamental en la práctica de ejercicio físico, ya que nos ayudan a poner a punto los músculos antes y después de cualquier sesión de deporte. Pero sentimos decirte que, a pesar de sus múltiples beneficios, aliviar el dolor de las agujetas no es uno de ellos. De hecho, los expertos coinciden en que es más recomendable que realices un reposo activo a partir de las 24 horas de su aparición, en lugar de someter al músculo dolorido con intensos estiramientos que jugarán en tu contra.

 

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Mito 3: Entrena al día siguiente y desaparecerán

Como decíamos antes, las agujetas pueden llegar a aparecer incluso hasta 72 después de haber realizado nuestra actividad, por lo que hacer el mismo ejercicio con la misma intensidad al día siguiente solo agravará los síntomas. Por este motivo, lo más recomendable para evitar la aparición de las agujetas es trabajar los músculos de forma gradual. Así, si aumentamos paulatinamente la intensidad de nuestro entrenamiento ayudaremos a que el dolor de las agujetas sea menor o, incluso, a que no aparezca.

 

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Mito 4: Bebe sales minerales

Hay otra opción, y es ingerir bebidas con sales minerales. En este caso, a diferencia del caso anterior, si apostamos por hidratarnos con bebidas que contienen los minerales que perdemos a través del sudor cuando hacemos ejercicio (sodio, potasio, magnesio…), sí que podemos conseguir un efecto positivo en nuestro organismo, pues contribuiremos a paliar la pérdida de sales que provoca el ejercicio físico. Pero de nuevo tienes que tener en cuenta que no hay milagros: las bebidas isotónicas no son una poción mágica que contribuya a aliviar el dolor de las agujetas o, menos aún, a acelerar el proceso de tu recuperación.

 

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¿Cuál debería ser entonces el plan de acción?

Lo que no tenemos que hacer, eso sí, es mantenernos inactivos. Así lo considera también la entrenadora personal, que apunta que lo que sí está más claro es que lo mejor para reducirlas no es no hacer nada. “De hecho, se recomienda ejercicio a baja intensidad, para que llegue sangre al tejido dañado y así tengan nutrientes para reparar la zona y que esté más vascularizada”, nos cuenta. Y pone un ejemplo claro: “Miremos por ejemplo a Rafa Nadal después de competir, como hace bicicleta estática a baja intensidad para recuperar mejor del esfuerzo”, explica.

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¿Es útil un masaje en la zona afectada?

Hay expertos que recomiendan como buena alternativa aplicar un masaje en la zona afectada. “Las cremas deportivas facilitan la recuperación muscular, dejándonos listos para la siguiente sesión de entrenamiento”, apunta Anna Rovira, directora de Outback Nature’s Pharmacy. Pero matiza, eso sí, que para que esta técnica sea realmente efectiva nunca deberemos ejercer una presión desmedida sobre el músculo afectado, ya que esto podría provocar el resultado contrario, acentuándose la rotura de las microfibras musculares. Por ello, los masajes deberán ser suaves para que estos nos sirvan, esencialmente, como pura estimulación de la circulación sanguínea para acelerar la recuperación, contribuyendo así al alivio de los síntomas.