La fibromialgia es una enfermedad reumatólogica, cuyo origen es desconocido y que causa dolor crónico. Las personas que la padecen ven cómo su calidad de vida merma y, en muchas ocasiones, puede provocar depresión. Es por ello que los médicos tratan de abordar esta patología desde un punto de vista multidisciplinar, es decir, tratar también los efectos psicológicos que esta patología causa en los pacientes.
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En este sentido, un estudio en el que ha participado la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), junto a la Universidad de Barcelona (UB) y la Universidad de las Américas de Ecuador (UDLA), ha visto que un nuevo tipo de abordaje terapéutico, denominado terapia de constructos personales, puede ser de utilidad para mejorar los problemas psicológicos que pueden tener estas personas y reducir sus síntomas depresivos.
Mari Aguilera, investigadora del grupo interuniversitario de la UOC y la UB, GRECIL, y coautora principal del estudio, señala que estos resultados pueden "abrir el abanico de terapias eficaces y ganar en flexibilidad para adaptarse a las particularidades y necesidades de cada paciente".
Y es que, como afirma la especialista, "la fibromialgia no tiene una causa concreta conocida y tampoco una cura, pero una mejora psicológica repercute en la salud física", detalla Aguilera. Esto, en especial, es importante en una enfermedad que "todavía es cuestionada por algunos médicos y a la que en muchas ocasiones se da menos importancia por el hecho de que afecta mayoritariamente a mujeres", añade.
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En qué consiste la terapia de constructos personales
La terapia estándar de tipo cognitivo-conductual "está más interesada en la forma de modificar la conducta que en el porqué de esta", comenta Aguilera, mientras que la terapia de constructos personales tiene un foco especial "en cómo construyes tu mundo y a qué das significado. Pero no se trata tanto de enfrentarlas como de comprobar que las dos pueden ser útiles desde una posición diferente".
Esta terapia fue concebida por el psicólogo y educador George Alexander Kelly. Según su teoría, las personas tenemos una idea del mundo en función de nuestras construcciones personales. Es decir, la realidad es la misma para todos, pero la forma en la que la experimentamos, es distinta. Trabajar en cómo entiende cada uno la realidad, en combinación con otras terapias, ya se ha visto que puede ayudar a las personas a superar problemas tan graves como la depresión.
Otros trabajos anteriores ya han observado que la terapia de constructos personales puede ser útil para tratar la depresión. Sin embargo, en este nuevo trabajo, que ha sido publicado en la revista médica International Journal of Clinical and Health Psychology, "es la primera vez que se estudia y se demuestra que este tipo de terapia puede ser de ayuda para pacientes con fibromialgia", explica Joan Carles Medina, también autor del trabajo y profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. Según este experto, disponer de más recursos probados permite adecuarse a las preferencias de las pacientes. "Nos sirve para personalizar y adaptar mejor los tratamientos. Tenemos más herramientas para escuchar, aprender y proponer estrategias", concluye.
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Cómo se hizo el estudio
El trabajo, coordinado por el catedrático de la Facultad de Psicología y el Instituto de Neurociencias de la UB, Guillem Feixas, incluyó a 106 mujeres con fibromialgia y síntomas depresivos que eran atendidas en diez lugares diferentes: dos centros de salud mental y ocho centros de atención primaria. La asociación entre fibromialgia y depresión es frecuente en estas pacientes y parece viajar en los dos sentidos: una aumenta el riesgo y empeora las características de la otra.
Los resultados del estudio muestran que ambas terapias redujeron los síntomas de depresión en aproximadamente el 60 % de las mujeres participantes y que no hay diferencias significativas entre tratamientos. Además, también muestran mejorías en cuanto al impacto de la enfermedad en su funcionamiento diario y respecto al dolor. En concreto, prácticamente una de cada cuatro pacientes que recibieron la terapia de constructos personales mejoró su funcionamiento de forma relevante a medio plazo, y una de cada seis vio disminuido su dolor.
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