Conoces a una persona, te vuelves a encontrar con ella en un momento dado, pero no eres capaz de reconocer su rostro. Una situación complicada, tras la que se esconde un problema de salud que tiene un nombre, prosopagnosia, también conocido como ceguera facial. Un trastorno neurológico que padece el actor Brad Pitt, tal y como él mismo reconoció en el año 2013, y que le acarrea numerosas dificultades en su día a día, pues le ha otorgado cierta fama de antisocial incluso, tal y como él mismo explicaba en una entrevista con Esquire. “Hay muchas personas que me odian porque creen que les estoy faltando al respeto. Hubo un año en el que simplemente dije, este año voy a afrontarlo y preguntarle a la gente dónde nos conocimos, pero todo empeoró. Las personas todavía se ofendían más e interpretaban mi problema como un gesto de vanidad o egolatría. Pero es un misterio para mí, simplemente no puedo recordar un rostro”, comentaba el propio actor hace unos años para hablar sobre este trastorno que está convencido de que padece.
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“¡Nadie me cree!”, se lamentaba recientemente el propio actor en una entrevista con GQ en la que habla sobre su problema y reconoce que le gustaría conocer a alguien a quien le pase lo mismo.
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Un problema neurológico poco común
Hay que empezar apuntando que estamos ante un problema poco frecuente. “Consiste en una dificultad para reconocer las caras”, cuenta el Dr. José Antonio Molina Arjona, especialista en Neurología en el Centro de Enfermedades Neurológicas Molina Arjona, en Madrid, y miembro de Top Doctors. "Es un trastorno que puede ser de nacimiento o adquirido, que consiste en la dificultad del reconocimiento de las caras", nos cuenta por su parte el doctor Jesús Porta, Vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología.
Un fallo en alguna zona del cerebro
Es una enfermedad que está descrita desde hace muchísimos años en la historia.“La prosopagnosia o ceguera para reconocer las caras es una manifestación infrecuente de una disfunción de la corteza cerebral”, nos comenta, por su parte, el doctor Joaquín Ojeda, neurólogo de Vithas Madrid Arturo Soria.
Y es que, como aclara el vicepresidente de la SEN, "se deben a lesiones que afectan a la zona occipital del cerebro, donde hay una zona especializada en el reconocimiento de las caras. Es algo que se puede observar desde que los niños son recién nacidos, y tienen reacciones emocionales cuando se presenta su madre y no cuando se presentan otras personas, por ejemplo. También en estudios que hacemos con los pacientes, vemos que sí que existe un área específica para el reconocimiento de las caras, que tiene una gran importancia social. Siempre se dice que son caras de personas, pero es verdad que en el ámbito rural, se ha visto también que hay personas que son capaces de reconocer a sus ovejas, por lo que también puede influir en el reconocimiento de los animales".
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Así se manifiesta
Tal y como nos explica el doctor Ojeda, la manifestación fundamental es la dificultad no tanto para recordar el nombre de las personas como para reconocerlas a través de la visión de sus rostros. “Son personas que reconocen por la voz mucho mejor que por la cara”, nos cuenta.
Hay diferentes manifestaciones, tal y como nos detalla el vicepresidente de la SEN. "Nosotros tenemos pacientes que solo no reconocen caras de familiares, por ejemplo. Reconocen a gente famosa, pero a sus familiares no son capaces de reconocerlos, o al revés. Luego también hay personas que lo que no ven es la cara como tal, ven como una mancha. Luego hay personas que no son capaces de no reconocer la cara en concreto, pero sí algún aspecto característico de esa persona, que les ayuda a reconocer de quién se trata (una mancha, una verruga…). Y otros casos en los que reconocen las caras de las personas, pero no reconocen los gestos emocionales que ponemos en las caras", nos explica.
El doctor Molina matiza que, en general, podemos clasificarlas en dos tipos: “El primero de ellos es el aperceptivo, en el cual te ponen una serie de figuras de caras y no eres capaz de decir que una es igual a la otra. Y luego está el asociativo, en el cual tú eres capaz de decir que una cara es igual que otra en un dibujo, en una fotografía, pero a ti no te dice nada, tú no reconoces la cara de un artista famoso o de un familiar. No es una cara que tú conoces”.
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Llegar al diagnóstico
Tal y como nos explica el especialista de Top Doctors, el neurólogo, cuando se enfrenta a este tipo de enfermos, conoce qué es lo que puede pasar. “Hace una serie de preguntas al paciente, y no resulta muy difícil llegar al diagnóstico. Si lo quieres objetivar o estructurar hay una serie de pruebas neuropsicológicas que se pueden hacer, pero tienes que tener la sospecha clínica”, apunta el doctor Molina Arjona. “El diagnóstico se realiza generalmente o bien porque el paciente manifiesta esta dificultad, o a través de estudios neuropsicológicos, apoyados por pruebas de imagen cerebral de resonancia magnética y de medicina nuclear”, añade el doctor Ojeda.
El vicepresidente de la SEN hace mención a la realización de algunas pruebas en las que se hace uso de distintas láminas. Un ejemplo, es el uso de láminas con 4 caras, y nos tienen que decir la cara que más se parece a una concreta que hay más arriba, que es igual a alguna de ellas. "Una persona normal lo hace muy bien, pero una persona con prosopagnosia no es capaz de saber cuál de las cuatro de abajo es igual que la que aparece arriba. Y luego, en relación a las expresiones faciales, hay muchos test que utilizamos, como las llamadas caras de Ekman, que se usan también en algún estudio", con el objetivo de medir la capacidad para detectar emociones en expresiones faciales.
Causas que lo provocan
Una de las claves, claro está, es conocer cuáles son las causas que pueden estar detrás de la aparición de este trastorno. Hay casos en los que se tiene este problema de nacimiento, con una causa congénita, como todo parece indicar que sería el caso del actor. "En ese caso hay que tener en cuenta que el neurodesarrollo cortical es muy variable en unas personas y en otras. En los casos de nacimiento, no suele ser de la intensidad o de la magnitud que se presenta en las formas adquiridas. En esos casos suele ser mucho más leve", nos cuenta el doctor Porta.
Pero, al margen de estos casos, “generalmente esta manifestación clínica se produce en el contexto de una enfermedad neurodegenerativa, como la demencia tipo alzhéimer es la más frecuente. En este caso la pérdida de la capacidad de reconocer las caras se va produciendo poco a poco. En otras ocasiones, una isquemia cerebral, un infarto cerebral, también podría provocar esta manifestación de forma brusca”, nos cuenta el especialista de Vithas.
Coincide el neurólogo de Top Doctors, que coincide en que los ictus son una de las enfermedades que suelen estar detrás de este problema. “Pero también aparece en el cuadro de un proceso mucho más amplio del sistema nervioso, como son las demencias, la atrofia cortical posterior, los tumores cerebrales… Hay personas que tienen esa dificultad de forma congénita, pero en general no es lo habitual, suele ir asociada a otros problemas de salud. También a un traumatismo, pero normalmente los traumatismos no afectan de forma selectiva a la zona del cerebro que produce la prosopagnosia. No es tan habitual”, comenta el doctor Molina, que añade que en los casos de demencias muy avanzadas es muy habitual, lo que pasa es que es en esos casos, es un problema añadido, al que no se le da ya mucha importancia. “En esos casos, hay ya una inundación de problemas”, nos dice el doctor.
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Cómo abordar el problema
Lo cierto es que nos encontramos con un problema de no muy fácil solución. "Para las formas congénitas no hay tratamiento. Ellas han aprendido a reconocer a las personas por movimientos, por ejemplo, desde pequeños se han ido adaptando. Y luego, las que son adquiridas, es cierto que una patología que es muy llamativa, pero tampoco tan incapacitante para la mayoría de las personas en el día a día. Las formas debidas a ictus, con el tiempo, suelen mejorar. No se hace tratamiento específico, excepto en casos en los que se podría hacer una rehabilitación neurocognitiva", apunta el doctor Porta.
Coincide el especialista de Vithas, quien apunta que “no existe un tratamiento específico para esta manifestación, sino tratamientos para las enfermedades que lo producen. En el caso de enfermedades neurodegenerativas la estimulación cognitiva, algunos fármacos aprobados que retrasan sutilmente el avance de la enfermedad. En el caso de enfermedades como el ictus, la neurorrehabilitación cognitiva sería la mejor opción con posibilidad de recuperación al menos parcial”.
La clave suele estar en que existe una patología de base que lo causa, en muchas ocasiones. “Una vez hecho el diagnóstico, desgraciadamente, en muchas ocasiones, es parte de otro proceso. Si es una demencia, hay que tratar esa demencia, si es un tumor, hay que tratar el tumor, es obvio y evidente. Si es una cosa aislada, se puede hacer neurorrehabilitación, pero no existen datos científicos que indiquen que es realmente eficaz. No existe tratamiento clínico o farmacológico para tratar este problema en sí”, cuenta el especialista de Top Doctors.