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¿Te has quemado la piel con el sol? Sigue estos consejos si quieres aliviar las molestias

Consejos para tratar las quemaduras solares


15 de junio de 2022 - 15:00 CEST
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En estos meses de verano, la exposición al sol puede jugarnos malas pasadas, en forma de quemaduras. Un daño en la piel que se manifiesta con rojeces, inflamación, dolor, picor... y que conviene evitar a toda costa. Los expertos insisten en la importancia de los cuidados previos de la piel, no solo cuando llega la exposición solar.

“Como siempre, para evitar las quemaduras solares es fundamental la prevención y la prevención significa planificación, tiempo. Así, previo a la entrada directa del verano, sería realizar una serie de cuidados de forma habitual durante todo el año para cuidar nuestra piel. Por ejemplo, entre esos cuidados se encuentra una hidratación oral (beber agua) de forma adecuada durante el día, consumir alimentos variados ricos en vitaminas y antioxidantes, aplicar una crema hidratante a diario. De tal forma que, está mejor acondicionada ante posibles daños externos”, cuenta Marta Fernández Batalla, doctora en Enfermería y representante del Colegio Oficial de Enfermería de Madrid (CODEM).

Ahora bien, matiza que en el verano tendemos a tomar el sol como parte de nuestros hábitos culturales, aunque habría que exponerse al sol poco tiempo, sin necesidad de ponerse moreno. Aun así, como forma parte de nuestra cultura, hay una serie de cuidados que debemos tomar para prevenir quemaduras solares ante la exposición al sol, tal y como nos resume la especialista en Enfermería a continuación.

 

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Consejos para evitar quemarse

-Escoger una crema solar correcta, de al menos con un FPS 30, que evite el daño de los rayos UVA y UVB. Aunque lo mejor sería utilizar una completa, con FPS/PDD con un buen rato que protege, tanto de los rayos UVA como UVB. Ello debe llevarse a cabo especialmente en para la infancia y la edad adulta mayor.

-Aplicar la crema solar, al menos, 30 minutos antes de la exposición solar, para asegúrenos de su absorción correcta. Y distribuirla en una cantidad suficiente y uniforme, sin olvidarnos zonas como párpados, orejas, pies.

-Hidratar la piel con la crema protectora cada 2 horas, máximo. Además, tener en cuenta que, si se presenta una sudoración excesiva, si se sumerge en agua o se limpia o frota la piel (por ejemplo, con la toalla) se debe volver a aplicar la crema, aunque no hayan trascurrido dos horas.

-Vestirse con ropa de algodón, ligera y clara. Cuanta más superficie corporal protejamos con la ropa, menos riesgos tendremos: el tejido protege más que las cremas al no incidir directamente los rayos solares directamente sobre la piel.

-Utilizar gafas de sol con filtros UV, así como complementos como gorros o sombreros.

-Cuando estemos sin movernos, estar bajo sombrillas y toldos para obtener sombra.

-Beber agua y consumir alimentos ricos en agua, como frutas.

-Las horas centrales del día están desaconsejadas para la exposición solar (pasear, hacer deporte, tomar el sol, etc.) y, especialmente, en niños y adultos mayores. Las horas de exponerse al sol deben ser previas a las 11 horas de la mañana y posteriores a las 18 horas de la tarde, aprovechando perfectamente que los días en veranos tienen muchas horas de luz.

-Y, entender que ningún fotoprotector protege al 100% a nuestra piel del daño solar, por tanto, se ha de ser cuidadoso con la exposición. Sobre todo, hay que recordar para la prevención de quemaduras solares, que los rayos de sol directamente sobre nuestra piel siempre van a provocar un daño en la misma que puede ser controlado para evitar problemas de salud a posteriori.

 

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Pese a todo, nos quemamos, ¿qué podemos hacer?

La prevención es, por lo tanto, fundamental, pero una vez que nos hemos quemado con el sol, ¿cómo debemos actuar? ¿Qué consejos nos dan los expertos para tratar de aliviar el dolor que puede causarnos una quemadura? “Una vez que hemos sufrido una quemadura, ya hemos dañado nuestra piel. El siguiente paso que debemos realizar es buscar productos con activos calmantes y reparadores para intentar revertir ese daño causado. Desde la farmacia siempre aconsejamos que sean productos aptos para después de la exposición solar ya que llevarán en composición agentes como puede ser el pantenol, centella asiática, alantoína, hialurónico y además libre de otros ingredientes que pueden ser irritantes para la piel en ese momento (perfume…)”, nos cuenta por su parte la farmacéutica Marta Masi, quien da, además, un consejo que nos puede ser útil: guardar el producto en nevera para que con el efecto frio en la aplicación sea mucho más calmante. Aplicaremos una capa generosa sobre toda la zona dañada y reaplicaremos con frecuencia.

 

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Todo depende de la gravedad

La portavoz de CODEM, por su parte, se refiere a la gravedad de la quemadura. “Existen diferentes grados de quemaduras y en función de ellas se debe de actuar de una forma u otra. Las quemaduras y su graduación van a depender de las características de la propia persona (su tipo de piel, si ha sufrido anteriormente quemaduras, etc.), así como de las características del riesgo de la exposición: tiempo al sol, horario, latitud, en el medio acuático (efecto lupa), viento, si se ha aplicado correctamente el fotoprotector”, nos anticipa, y aclara que, en general, las quemaduras solares suelen ser de primer grado, que son aquellas que presentan eritema o piel enrojecida y leve dolor.

“Pero es cierto, que con cierta frecuencia se dan por exposición solar quemaduras de segundo grado, las cuales presentan síntomas más intensos, incluso, cursan con inflamación de la piel, tirantez y ampollas o vesículas en la piel. En las de tercer, la piel está muy tensa y con cierto color ennegrecido con dolor muy intenso”, cuenta. Y añade que, ante una quemadura solar de primer grado o un segundo grado incipiente, de las más habituales en verano, esta es la forma correcta de proceder:

-Lo primero será retirarse del sol cuando se observe la piel enrojecida.

-Si estamos por la calle, tapar la zona con ropa, un pañuelo o una toalla y buscar una sombra rápidamente.

-Limpiar la piel si presenta hierba o arena, por ejemplo.

-Disminuir la temperatura de la piel y para ello se debe refrescar mediante una ducha templada-fresca, pero que no caiga de forma incisiva sobre la piel, pues puede aumentar el dolor. No aplicar hielo sobre la piel, pues al producirse una vasoconstricción fuerte puede empeorar el proceso.

- Aplicar crema de propiedades hidratantes/emolientes/calmante/after sun sin alcoholes, ni perfumados para no irritar más la piel. Lo más acertado es aplicar productos para la piel específicos para quemaduras solares que contengan aloe vera, urea, caléndula, óxido de zinc, retinol, vitamina E o rosa mosqueta.

-Beber agua y líquidos sin azúcares y sin alcohol.

-Consumir frutas y verduras que contengan antioxidantes.

 

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¿Y los días posteriores?

“En los días posteriores se puede observar descamación de la piel, que no se debe manipular. Aplicaremos cremas hidratantes y/o emolientes, pero no se rasca, ni se estira esa piel descamada. Y es que, aunque parezca que en una semana la piel ha sanado, sigue habiendo un daño reciente, por lo que se ha de evitar la exposición del sol el resto del verano con el uso de ropa y en la piscina o en la playa o lugares de baño se aconseja el uso de ropa náutica. Este consejo es especialmente importante en la edad infantil. Para el alivio del dolor que produce una quemadura de primer grado, con las indicaciones anteriores se disminuirá en gran parte, sobre todo, refrescando la piel y dejando unos 15 minutos en la nevera la crema o emolientes, antes de aplicárnosla en la piel”, añade la doctora en enfermería, que nos cuenta que también se puede tomar un analgésico tipo paracetamol 500mg o un antiinflamatorio no esteroideo, siempre que por su situación no esté contraindicado (sea por alergia, por imposibilidad en combinación con otros medicamentos, etc.).

Y recomienda que, ante cualquier duda, consultemos con la enfermera de familia cuál es el antiálgico más apropiado en su situación. “Asimismo, si el dolor es más intenso debido a que la quemadura es de mayor graduación, consulte con su enfermero que le indique si es conveniente aplicar un emoliente con corticoide o hidrocortisona o antihistamínico, así como le proporcionará una serie de cuidados específicos individualizados”, explica.

 

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La piel tiene memoria

Y es que no podemos perder de vista el dicho que afirma que la piel tiene memoria y, por ese motivo, debemos evitar quemarnos para prevenir problemas en el futuro. “Totalmente cierto, la piel tiene memoria frente al daño celular provocado por la radiación solar, además se trata de un daño acumulativo. Una quemadura de forma puntual implica rojez y descamación durante los días posteriores, pero puede ser el preámbulo de sufrir hiperpigmentación de la zona o problemas de mayor severidad como puede ser un melanoma”, nos cuenta Marta Masi.

De ahí la importancia de la prevención, de cuidar nuestra piel para tratar de prevenir problemas a futuro.  “Se debería entender el cuidado de la piel como un hábito más, un cuidado diario en el día a día. Los estilos de vida influyen en nuestra salud, por ejemplo, la alimentación sobre el sistema cardiovascular. Cómo cuidemos la piel, también repercutirá en el futuro de nuestra salud: la memoria de la piel es el recuerdo de los cuidados que la hemos dado. Ante la exposición solar la piel se va defiendo, pero siempre le produce un daño, y cuando se sobrepasa sus capacidades de defensa es cuando aparece la quemadura. De hecho, parece que una vez curada la quemadura, la piel está sana, pero no del todo es así. Las células de la piel han sido dañadas en su ADN, de forma que necesitan un tiempo para su recuperación. Además, si esto se repite, la secuencia del ADN se puede modificar y producir mutaciones, dando lugar a problemas de salud de la piel (melanomas, tumoraciones, etc.). El daño por un cuidado incorrecto, despreocupado por la exposición solar se queda guardado en la genética de la piel, por ello, se dice que tiene memoria”, nos explica Marta Fernández Batalla.

 

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¿Debemos preocuparnos ante una quemadura solar?

De nuevo, todo depende de la gravedad de la quemadura. Si es leve, la farmacéutica nos aclara que implicaría tener rojez intensa en la zona afectada, sensación de ardor y tirantez. “Cuando ya presentamos mayor sintomatología como puede ser ampollas e incluso fiebre deberíamos acudir al médico, ya que seguramente presentemos una quemadura de mayor grado (grado 2/3) que debe ser tratada y con riesgo de sufrir insolación. Ese tipo de quemaduras comprometen más capas de nuestra piel incluso pudiendo llegar a zonas más internas siendo más propensa la sobreinfección bacteriana de la misma”, nos cuenta.

Y coincide la especialista en enfermería, que lo tiene claro: siempre debemos preocuparnos, aunque suene tajante. “Se ha de tener en cuenta que cualquier quemadura solar es un daño sobre la piel, nuestra primera barrera protectora frente al medio. Las quemaduras solares no solo provocan daño de una forma superficial, sino que llega al ADN de las células de la propia piel y, por ello, con el tiempo se pueden desarrollar problemas de salud como melanoma, CA de piel, etc”, nos explica.

Eso sí, considera que, en general, las quemaduras que se presentan son leves y, si se actúa de forma correcta tras la aparición de la quemadura, se puede tratar en casa con las indicaciones anteriormente comentadas. “Sin embargo, si se presentan síntomas cada vez más intensos (dolor, inflamación, enrojecimientos, vesículas o ampollas abiertas) se debería consultar con la enfermera de familia para saber cómo tratar ese deterioro de la integridad cutánea. También, se debería acudir a la enfermera de familia si las quemaduras, sean de la graduación que sean, se producen en párpados, en toda la cara y zonas de genitales. Y ante síntomas como cefalea intensa, náuseas, vómitos, mareos, visión borrosa, dificultad en la respiración y/o, incluso, pérdida de conciencia, se debe acudir inmediatamente a un centro de salud para ser evaluado, ya que podemos estar ante una deshidratación o alguna complicación tras la exposición solar, más allá de la quemadura (por ejemplo, encontrarnos ante un golpe de calor)”, recomienda la experta, alertando de las situaciones que debemos tener presentes para saber cómo debemos actuar.

 

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Remedios caseros, ¿sí o no?

Tenemos a nuestro alcance remedios y soluciones caseras y naturales que pueden echarnos una mano a la hora de combatir las quemaduras provocadas por el sol. Los expertos suelen ser cautos en relación a estas soluciones. “Siempre mejor usar un producto destinado para el fin que vamos a tratar. En este caso de quemaduras solares es importante que la fórmula lleve activos calmantes y regeneradores para tratar esa piel dañada. Con un remedio casero podremos aliviar esa sensación de calor o tirantez, pero no recuperar la piel, por lo tanto, será un tratamiento incompleto. Además, podemos poner activos sobre una piel que está altamente fragilizada que sean poco o nada beneficiosos para ese momento”, explica el alma máter de la Farmacia Marta Masi, de Madrid.

“En general, no recomendaría remedios caseros. La piel quemada es un deterioro de la integridad cutánea o tisular tras la exposición a agentes térmicos extremos de temperatura, es decir, es una piel dañada, abierta y expuesta a agentes externos, ambientales, patógenos lo que incrementa el riesgo de infección. Aplicar sobre la piel remedios caseros propicia que este riesgo de infección se convierta en real, teniendo que posteriormente acudir a su profesional sanitario para tratar la infección, generalmente con uso de antibióticos”, nos comenta la enfermera especialista en familia y comunidad. Y hace referencia, por ejemplo, al aloe vera, que considera un buen antinflamatorio, pero matiza que al tomar su jugo directamente desde la planta casera podría contener bacterias que infectaran la piel quemadura con facilidad. “Por ello, se recomienda utilizar siempre productos elaborados dirigidos al alivio o tratamiento de quemaduras solares. Asimismo, muchos de estos remedios caseros no ayudan a la regeneración sana de las células dérmicas y epidérmicas e, incluso, retrasa su curación (crema dental, leche). Como conclusión, lo mejor es la prevención, tanto de la quemadura como de sus complicaciones”, sugiere.

 

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