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Presta atención a estos 10 signos que indican que debes mejorar tu inteligencia emocional

Hay señales inequívocas que te alertan sobre la necesidad de trabajar más esta importante faceta, clave para tu bienestar


Actualizado 13 de junio de 2022 - 16:35 CEST

La clave para lograr el bienestar emocional está en encontrar un equilibrio en todos los aspectos de nuestra vida: física, mental, emocional y espiritual. Es la habilidad de poder disfrutar la vida y a la vez de afrontar los problemas diarios que nos van surgiendo. “Generalmente una persona con poco desarrollo en inteligencia emocional seguramente procese de manera errónea la información que le rodea. La mejor manera de comprobarlo es observar las consecuencias negativas que esto produce”, cuenta la psicóloga clínica y coach ejecutivo Pilar Guerra Escudero.

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Necesitas mejorar

Este estilo de pensamiento que indica que necesitamos mejorar nuestra inteligencia emocional puede manifestarse de los siguientes modos:

  1. Abstraer del mundo solo los aspectos negativos, centrando toda la atención en todo lo que no brilla y atendiendo solo a lo que está mal, es inadecuado, o incluso nos falta.
  2. Sobregeneralizar, es decir, a partir de un detalle, sacarlo de contexto e ignorar otros hechos que también ocurren. Si se ha cometido una sola torpeza, por ejemplo, se puede llegar incluso a tener la osadía de auto insultarnos con un “qué torpe soy…”.
  3. Personalizar, atribuyéndonos todo a nosotros mismos, incluso llegando a referenciarnos como el culpable de casi todo, por lo que no hay descanso para estar preocupado, ni tan siquiera a la hora de la siesta. ¿Realmente creemos que pueda ser posible que seamos las personas responsables de todo lo que ocurre a nuestro alrededor?
  4. Utilizar de manera inadecuada las conjugaciones de los verbos del lenguaje, ya que los “debería de…”, “tendría que…” son nuestros tiempos preferidos. La preocupación excesiva tras utilizar estas palabras hace que el pensamiento esté condicionado de manera negativa constantemente.
  5. Pensar de manera extrema, de forma que el gris no existe y los movimientos van del blanco al negro, de lo positivo a lo negativo, de tal manera que nuestros días se convierten en una pista de tenis donde de manera continua nos movemos en los dos bandos, sin atender a que estamos en los dos polos de un continuo, y casi nunca nos quedamos descansando en medio del campo, junto a la red.
  6. Razonar emocionalmente sin objetividad, ya que se atribuye el malestar a que los hechos son negativos y no es así. Es la manera de pensar la que provoca sentimientos negativos, y esto hace que se pueda ver la realidad como negativa. La realidad es real, es una, es la interpretación de la realidad lo que hace mantenernos en la preocupación de manera constante.
  7. Adivinar el pensamiento como un gran profesional del Tarot, de igual manera que adivinamos el futuro, y ambos tienden a ser negativos. Bajo ese prisma, no hay posibilidad de que sean positivos o neutros. Tenemos asegurada una preocupación mayor, que nos aleja del aquí y el ahora de manera continua.
  8. Tender a hacer magnificaciones y minimizaciones. Exagerar los errores propios y justificar los errores de los demás, de la misma manera que minimizamos nuestros éxitos y magnificamos los éxitos de los demás. La preocupación vuelve. La autoestima se somete a un juzgado de lo penal, en el que por supuesto la persona sale con veredicto de culpa. Y la autoestima dañada, por consiguiente.
  9. Utilizar el deseo de querer controlar todo, y el control es tan solo una ilusión. No somos los responsables de todo. Hay miles de vectores del exterior que se cruzan de manera constante, dentro de un mundo de posibilidades y probabilidades. Es imposible que tengamos el poder de poder controlar. Como mucho, somos capaces de gestionar las cosas. Y a nosotros mismos.
  10. Y por último, y de manera opuesta, tender a tener la preocupación constante de que no hay ninguna posibilidad de que las cosas negativas cambien, ya que son las cosas las que tienen que cambiar, y nada más lejos de esto. Dando pequeños cambios desde nosotros, sí que podemos cambiar la situación. Interpretaciones diferentes que hagamos, pueden llevarnos a visualizar nuevas y mejores realidades.

“Por todo ello, tomar conciencia de nuestras emociones y saber cómo gestionarlas se vuelve más que nunca primordial para no caer en el pozo de la desesperación y evitar contagiarnos de las sensaciones negativas y depresivas. Pero también para poder sobrellevar todo lo que esté por venir”, concluye la experta.