Cuidar el suelo pélvico debería ser una prioridad para las mujeres, Y es que una musculatura del suelo pélvico en buenas condiciones nos aporta un buen número de beneficios, y es que ayuda a facilitar el parto vaginal, a prevenir la aparición de problemas como la incontinencia, a que las relaciones sexuales sean placenteras y, además, también sostiene todos los órganos internos del abdomen. Y no podemos perder de vista que, como sucede con cualquier otra parte del cuerpo, cuando tenemos episodios de estrés, estos pueden tener un impacto significativo en la salud de tu suelo pélvico. Y es que piénsalo, cuando estás tensa o te sientes nerviosa, ¿te encuentras alguna vez apretando los músculos del glúteo? Aunque se trata de una respuesta normal, cuando se produce por estrés crónico, puede provocar todo tipo de trastornos del suelo pélvico, desde dolor durante las relaciones sexuales, prolapso de órganos pélvicos o dolor lumbar hasta disfunción de la vejiga y estreñimiento.
“Por otro lado, existen ciertos factores de estrés físico, como el parto o las lesiones, que pueden debilitar el suelo pélvico y causar tejido cicatricial como parte del proceso de curación. Esta acumulación excesiva de tejido puede provocar dificultades para quedarse embarazada, disminución del bienestar sexual y menos sensación de comodidad”, cuentan los expertos de Intimina.
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¿Cómo puedes cuidar tu suelo pélvico del estrés?
Podemos seguir una serie de consejos útiles, que nos ayudan a aliviar el estrés, como son hacer planes al aire libre, realizar ejercicios suaves como el yoga y el baile, escribir, pasar tiempo con amigos o, en casos necesarios, ir a terapia. Y respecto al otro factor, es decir, a fortalecer los músculos del suelo pélvico, puede facilitar la liberación y relajación consciente cuando te encuentres apretando demasiado mientras estás estresada. Los ejercicios de Kegel ayudan a controlar conscientemente la musculatura pélvica. Hay, además, una serie de ejercicios que pueden ayudar a relajar la musculatura de esta zona, como nos resumen a continuación, con estas tres opciones que pueden serte de gran utilidad.
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Postura del niño (balasana)
-Los expertos explican que hemos de comenzar en posición de cuadrupedia, es decir, a cuatro patas y ve situando lentamente las caderas sobre los pies.
-Puedes poner una almohada o algo similar entre los talones y la pelvis.
-Después, extiende los brazos o mantenlos doblados bajo la cabeza.
-Mantén esta postura de treinta a sesenta segundos, y respira suavemente.
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Bebé feliz (Ananda Balasana)
-En este caso, tienes que tumbarte de espaldas y subir suavemente las rodillas hacia el pecho, pero mantenerlas apuntando hacia los lados.
-Coloca las manos detrás de los muslos o las rodillas.
-Aguanta y respira profundamente durante unos treinta o sesenta segundos.
-Si esto ejerce demasiada presión sobre las rodillas o las caderas, puedes apoyar los tobillos y los pies en una silla y dejar que las rodillas caigan suavemente hacia los lados mientras estás tumbada sobre la espalda.
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Sentadilla profunda con apoyo
Una variante de las clásicas sentadillas o squats, que, sin duda, te ayudará a relajar la musculatura de tu suelo pélvico.
-Apóyate en una pared y deslízate lentamente hacia abajo hasta quedar en posición de cuclillas.
-La parte baja de la espalda debe permanecer contra la pared.
-Si te duele la cadera o la rodilla o tienes dificultades para ponerte de cuclillas, puedes utilizar una almohada o un taburete debajo de las caderas.
-Mantén la sentadilla de treinta a sesenta segundos y respira profundamente.
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