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Así se manifiesta el trastorno de atracón por ansiedad

Es menos conocido y visible que la anorexia o la bulimia


2 de junio de 2022 - 12:33 CEST
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Has oído hablar de la anorexia y de la bulimia nerviosas. La primera surge cuando se restringe el consumo de alimentos, comiendo muy poco y, como consecuencia, se llega a la pérdida de un 25% del peso corporal, mientras que la segunda se da cuando la persona, a través de conductas purgativas, trata de eliminar lo ingerido tras un atracón. Pero si hablamos de Trastornos de Conducta Alimentaria (precisamente hoy se conmemora el Día Mundial de Acción contra los TCA), debemos hablar también de otro menos conocido y visible, como es el Trastorno por Atracón.

Precisamente el hecho de que pase más desapercibido hace que su diagnóstico sea más tardío, debido sobre todo a que no presenta previamente tanto signo de alarma. Se produce cuando la persona come de manera compulsiva una gran cantidad de comida en un corto periodo de tiempo, sin intentar eliminarlo a través de conductas purgativas. Hay un dato importante y es que este trastorno es frecuente también en varones.

 

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Encontrar la causa de la ansiedad

Cuando nos enfrentamos a este problema, una de las primeras cosas que hay que hacer es tratar de atajar las causas que nos generan ansiedad. “Lo primero es identificar por qué estamos sintiendo ansiedad, ya sea por un trastorno de ansiedad, una alteración endocrina, como hipertiroidismo, o un excesivo consumo de excitantes, como la cafeína. Posteriormente, identificar la relación entre la ansiedad y la comida, y si hay otras emociones asociadas (comer como premio, por aburrimiento, por tristeza...)”, explican Sara Rueda y María García, nutricionista y psicóloga respectivamente de BluaU de Sanitas.

Las expertas, además, nos detallan que el hambre emocional suele estar muy relacionado con la ansiedad, ya que cuando se activa esta “falsa sensación de hambre” comemos, no porque lo necesite nuestro organismo, sino porque nuestro cerebro prefiere el alivio rápido o solución rápida que le da la comida, aunque no sea la adecuada para resolver la emoción/es que han provocado la sensación de hambre emocional.

“Por tanto, el hambre emocional no aparece por una circunstancia biológica ni natural, sino que es la respuesta a otra carencia interna. Esta carencia suele estar relacionada con motivos emocionales tales como ansiedad, depresión, aburrimiento, tristeza, etcétera”, nos dicen.

 

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Enfermedades que van en aumento

Sin duda, hay que tenerlo también en consideración pues, como decíamos, se puede englobar dentro de los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), que son trastornos mentales graves, que afectan a aquel que lo padece en la manera de relacionarse con la comida, bien sea a través de restricciones, purgas, o atracones, entre otros síntomas. Como decíamos, este 2 de junio se celebra el Día Mundial de Acción contra los TCA, un día en el que el objetivo es dar visibilidad a este problema, sobre todo teniendo en cuenta las cifras que son, sin duda, para reflexionar. Así, en España hay registrados más de 400.000 casos de personas que sufren estos trastornos, dato que se ha visto incrementado en un 15% en menores de 12 años.

“Este tipo de trastornos no aparecen por una sola causa en concreto, si no que se relaciona con múltiples factores y variables que pueden precipitar su aparición, como factores ambientales, entornos familiares, predisposición genética, estresores, aprendizajes a lo largo de la vida, en especial en el periodo de la adolescencia, rasgos de personalidad, baja autoestima, contextos híper exigentes, etc. Por lo que se denomina que es un trastorno de etiología multicausal”, cuentan los expertos de la Clínica López Ibor, que cuenta con una unidad de expertos en este tipo de trastornos.

 

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La influencia de las redes sociales

Cierto es que hay factores que pueden tener influencia en el desarrollo de estos trastornos, y uno de ellos, que se debe tener muy en cuenta, son las redes sociales. “Al ser un trastorno multifactorial se prevé que las cifras de afectados en TCA pueda aumentar, debido al uso de las redes sociales. Aproximadamente un 60% de usuarios de estas plataformas digitales son mujeres adolescentes, población de mayor riesgo a padecer la enfermedad. Teniendo en cuenta que estamos sobreexpuestos a un ideal estético delgado, en las redes sociales se tiende a promover este ideal, por lo que la población joven se encuentra en continuo contacto con este tipo de imagen. Además, hay que tener en cuenta la gran cantidad de críticas que se profieren hacia el cuerpo, y en algunos casos, sin ningún tipo de pudor, por lo que se va generando progresivamente malestar hacia el propio cuerpo, y depositando la validez y el reconocimiento en el cuerpo delgado" ,resume el equipo de psicología de la Clínica López Ibor.

Y añaden que otro de los peligros de las redes sociales son los hashtags que van dirigidos a la delgadez y a la consecución de la bajada de peso, que se encuentran enmascarados. A pesar de esto, algunas de las redes sociales más importantes luchan contra este tipo de sucesos, y han ido a favor de movimientos por la recuperación del TCA”,

 

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Ojo a estas señales a alerta de los TCA

-Preocupación excesiva por la comida.

-Restricciones alimentarias, como reducir la calidad de los alimentos que se ingieren y, posteriormente, la cantidad.

-Maneras diferentes de ingerir los alimentos: comer más rápido, aplastar los alimentos, cortarlos en pequeñas porciones y separarlos según los grupos alimentarios, comer a escondidas o solos, etc.

-Evitar comidas en familia.

-Notar la desaparición de alimentos en el hogar.

-Encontrar comida escondida en diferentes lugares inusuales, como por ejemplo armarios, cajones, bolsos, ropa o debajo de la cama.

-Acudir al baño tras finalizar las comidas de forma rápida.

-Fluctuaciones llamativas del peso, uso de laxantes o diuréticos o amenorrea.

-Alteraciones del comportamiento o del estado anímico.

-Aparición de mentiras y conductas manipuladoras.

-Aislamiento social.

 

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Un tratamiento personalizado

Tal y como explican en la Clínica López Ibor, el tratamiento ha de ser totalmente personalizado. “Para un buen abordaje de la enfermedad se debe ser muy específico con cada paciente, puesto que, a pesar de tener un mismo diagnóstico, cada persona tiene unos factores predisponentes que le hacen desarrollar su propio TCA. Por lo tanto, es esencial tener en primer lugar una valoración con el paciente que acude solicitando ayuda para indicar qué tipo de tratamiento necesita (ambulatorio, tratamiento de hospital de día o el tratamiento de régimen de hospitalización 24 h). Además de esto, se debe tener en cuenta la asistencia a las familias, que se va dando en función de la necesidad de cada caso, pero siempre se tiene que tener en cuenta y trabajar en conjunto”, explican los expertos.

 

“En la alimentación, es importante tener una planificación, una rutina y unos horarios, ya que esto favorece que tengamos unos hábitos estables y saludables evitando que pueda aparecer la ansiedad. Lo ideal es que un profesional conozca nuestro caso día a día y nos dé pautas personalizadas para gestionar esta situación”, nos cuentan las especialistas de Sanitas.

 

“Ningún consejo será realmente útil si te culpabilizas por haber tenido un atracón o si temes la posibilidad de tenerlo. Cuando se instauran cambios para resolver dificultades o mejorar determinados aspectos de nuestra vida, siempre se deben hacer desde la compasión hacia uno mismo (amabilidad hacia uno mismo), pero no desde el auto reproche, pues de otra manera, será muy difícil mantener estos cambios. Recuerda que puedes poner en marcha pautas que te permitan mejorar tu relación con la comida, hazlo porque te quieres ayudar no porque te castigues”, nos explican las expertas de Sanitas.

 

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