La uretritis del varón es una trastorno por el que se producen secreciones anormales que se expulsan a través de la uretra. Estas secreciones no son ni orina ni semen.
En la mayor parte de los casos, la uretritis del varón es causada por una enfermedad de transmisión sexual. Por ello, si se detectan este tipo de secreciones, es importante acudir al médico para que haga un diagnóstico rápido y preciso con el fin de administrar un tratamiento precoz.
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Patógenos causantes de la uretritis del varón
"La uretritis por definición se considera una enfermedad de transmisión sexual que suele ser causada por gonorrea o clamidia, pero también se puede encontrar Mycoplasma genitalium, Haemophilus influenzae, ureplasma, entre otros", nos explica el Dr. Daniel Antonio González Padilla, especialista en Urología de la Clínica Universidad de Navarra.
Al tratarse de una ETS, estos patógenos pueden contagiarse de una persona a otra por contacto directo, por fluidos y mucosas.
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Síntomas de esta infección de transmisión sexual
La disuria, o malestar al orinar, suele ser la queja principal en los hombres con uretritis, otros síntomas incluyen ardor y secreción uretral.
La secreción uretral puede variar desde mucoide o acuosa hasta purulenta y puede estar presente durante todo el día o puede ser escasa y solo aparecer en la primera micción de la mañana.
También pueden aparecer los siguientes síntomas:
- Erupción cutánea o mucosa en la región genital, que puede producir dolor o prurito (picor)
- Aumento de tamaño de los ganglios linfáticos de la región inguinal.
Se distinguen, además, varios tipos según los síntomas y el origen que presenta:
- Gonocócica (gonorrea)
- No gonocócica o inespecífica.
"Una presentación aguda de secreción uretral francamente purulenta sugiere gonorrea, mientras que los pacientes con disuria aislada tienen más probabilidades de tener una infección por clamidia", detalla el Dr. Daniel Antonio González Padilla.
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Tratamiento para la uretritis del varón
Para tratar adecuadamente esta enfermedad de transmisión sexual, es importante conocer el patógeno que la ha causado. Como recuerda el especialista en urología de la Clínica Universidad de Navarra, "antes de tratar siempre es recomendable obtener una muestra para analizar".
Para ello pueden recogerse las primeras gotas de orina al iniciarse la micción, o preferentemente realizar una toma de secreciones directamente de la uretra a través de un exudado uretral. La uretritis se diagnostica al analizar dichas muestras, y detectar leucocitos (glóbulos blancos de la sangre) en las mismas. También es posible la identificación del microorganismo responsable en dichas secreciones.
Posteriormente, y sin esperar los resultados, se administra una dosis única de un antibiótico denominado ceftriaxona por vía intramuscular y se inicia un esquema de 7 días de otros antibióticos: doxiciclina vía oral o azitromicina 1g dosis única.
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Riesgo de recaída
Existe un riesgo de recurrencia ya sea por fracaso del tratamiento (estimado en un 10% aproximadamente de los casos), que puede ser por falta de adherencia al mismo o por resistencias bacterianas o por reinfección tras una reexposición a una pareja sexual no tratada.
Según la sospecha clínica, se podrá repetir el mismo esquema de tratamiento o probar uno de segunda línea. A su vez, será importante tratar a todas las parejas sexuales a las que haya estado expuesto en los últimos 60 días previos al diagnóstico, aconsejándose la evaluación de las parejas o incluso el tratamiento aun en ausencia de síntomas.
Disminuir el riesgo de transmisión
Cabe señalar que, para disminuir el riesgo de transmisión, se debe indicar a los hombres con uretritis que se abstengan de la actividad sexual durante al menos siete días después del inicio del tratamiento y hasta que se resuelvan los síntomas.
Asimismo, en los casos en los que se haya confirmado un diagnóstico de uretritis por gonorrea, clamidia o tricomonas, se aconseja repetir el exudado uretral a los 3 meses.
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Educación: la asignatura pendiente
Por último, hay que resaltar la importancia de una buena educación en conocimiento de las enfermedades de transmisión sexual para prevenirlas. En este sentido, aportar información a la población adolescente es crucial.
Y es que la incidencia de las infecciones de transmisión sexual (ITS) sigue una tendencia ascendente en prácticamente todos los grupos poblacionales, incluidos los adolescentes. Según el último informe del Centro Nacional de Epidemiología, entre 2016 y 2019 la incidencia de gonococo, clamidia y sífilis se ha duplicado en los jóvenes de 15 a 19 años en España.
Los expertos insisten en educar sexualmente a la población para evitar las conductas sexuales de riesgo. Estas no solo provocan un aumento de las ITS, sino también embarazos no deseados, abusos y frustración en las relaciones. Por eso, y teniendo en cuenta que la salud sexual forma una parte importante del desarrollo de los individuos, los especialistas insisten en el papel fundamental que juegan los pediatras, las familias y los centros escolares en este sentido y advierten de que la educación sexual sigue siendo la gran asignatura pendiente en España.
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