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¿Años de terapia y no mejoras? Estas pueden ser las causas

A veces la terapia psicológica no funciona y tenemos la sensación de estar en el punto de partida. ¿Es el momento de plantearnos un cambio?


Actualizado 18 de mayo de 2022 - 15:56 CEST

Ir al psicólogo es importante, porque nos ayuda a resolver conflictos, a conocernos mejor, a gestionar las emociones, superar rupturas o reconocer traumas para superarlos. Pero no siempre funciona y podemos pasar semanas o, incluso, meses y tener la sensación de que, en vez de avanzar, retrocedemos. O, en el mejor de los casos, nos quedamos en el mismo lugar del que partimos. ¿Por qué nos ocurre? ¿Es que la terapia que hemos elegido o el terapeuta no es bueno para nosotras? Resolvemos los motivos por los que no mejoras con el psicólogo José Martín del Pliego (delpliegopsicologo.com) para que puedas tomar mejores decisiones y puedas cuidar eficazmente de tu salud mental.

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¿Por qué algunas personas no mejoran en terapia?

Puede haber multitud de causas diferentes para que una persona no muestre mejoría. Pero, bajo mi punto de vista, hay algo central; y es que, como seres humanos que somos, nos corregulamos con la presencia de otro ser humano al lado. Eso nos ocurre desde que nacemos. La presencia del otro mueve nuestras cosas. A veces, en consulta, el paciente nota que el terapeuta no está presente para él de la forma que necesita.

Para los profesionales en consulta es fundamental estar en “presencia” para nuestro paciente. No podemos traer nuestros problemas a la sesión, o que se nos remuevan nuestros asuntos propios en la terapia, tal vez removidos por lo que nos cuentan. Hay que estar totalmente presentes para el paciente y solo para él.

Si el paciente no nota esto, se va desvinculando hasta que termina por abandonar la terapia en busca de un nuevo terapeuta. Nosotros tenemos que detectar las defensas que aparecen en nuestro paciente para hacer explícito qué es lo que ocurre para que no mejore o para que quiera abandonar la terapia.

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Una mayor implicación mejora la terapia

Aquí podemos hablar de las distintas 'partes' del Yo. Puede que una parte del paciente quiera hacer cambios para mejorar, y por eso se gasta el dinero en la consulta; y, sin embargo, haya otra que esté boicoteando la terapia. Si el paciente asume su problema y se hace responsable de él, todo el proceso será mucho más exitoso. No siempre ocurre así y, en multitud de ocasiones, no se es del todo sincero con el psicólogo, dando solo parte de la información y ocultando datos importantes.

También afecta la motivación. Hay personas que acuden a consulta porque les obliga alguna otra persona, como los padres, la pareja o parte de su entorno. Los demás detectan un problema que la persona no se encuentra dispuesta a admitir, o no entiende que el asunto sea tan importante.

Un ejemplo de esto son las terapias para dejar de fumar. Si alguien me obliga, como el médico o la pareja, pero yo no estoy dispuesto y con energía suficiente para realizar ese cambio, la terapia está abocada al fracaso y la persona continuará fumando.

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Elegir el momento y conectar con el profesional

En ocasiones, uno de los motivos por el que no mejoramos es que no es el momento o no estamos preparados. Que nos resulte útil también va a tener que ver con lo preparados que estemos para realizar un trabajo más profundo, que toque partes con dolor que pueden ser de toda una vida.

Asimismo, hay terapias que funcionan muy bien, generando cambios en conductas y modificando nuestra forma de pensar, y esto es suficiente para algunos; para otros, los cambios que necesitan son más en la base del problema, en su origen. Y, en este caso, es más adecuada una psicoterapia que nos permita acceder al 'sótano' donde esas emociones guardadas conecten más con el dolor sanándolo.

También es importante la relación con el profesional que nos está ayudando. Si el paciente siente que hay un buen vínculo con su psicólogo, si se siente entendido, si puede confiar en él, si no se siente juzgado ni criticado, si convertimos la consulta en una burbuja curativa donde el paciente puede ser él mismo, sintiendo que hay alguien en frente suyo que está para él durante esa hora; si ocurre todo, o parte de eso, da igual la herramienta o el tipo de enfoque de terapia que el terapeuta utilice. Seguramente se podrá hacer un buen trabajo para que la persona mejore sus problemas.

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Tú misma puedes resistirte

En ocasiones, no mejoramos porque nosotros mismos nos resistimos. Volvemos a las 'partes' del Yo. Las defensas o resistencias son partes del paciente inconscientes que, por alguna razón, no quieren realizar un cambio. No es algo que la persona haga a propósito o con intención, pero impiden que se pueda hacer cambios en el problema motivo de consulta. Estas partes, en su momento pudieron ser defensivas y tal vez útiles en la vida de la persona por algún motivo. Muchas veces, su origen está en la infancia o en la adolescencia y se activan en el periodo adulto por algún motivo.

Un ejemplo puede ser la persona que acude a consulta porque tiene miedo a comprometerse con una pareja porque existe una 'parte antigua' que dice que no te puedes fiar del amor de los que te rodean; y, para mantenerte seguro y en calma, te aleja de las relaciones.

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El entorno puede afectar

No siempre somos nosotros, la terapia o el terapeuta los principales responsables de que no mejoremos. A veces, basta con mirar alrededor. Nuestra mente se forma en relación con los demás, y esto ocurre desde que somos niños. Vemos el mundo como lo ven nuestros referentes parentales, familiares y sociales. De tal manera que, si nos sentimos seguros en nuestro entorno social, apoyados y queridos, es más fácil el crecimiento y cualquier forma de sanación.

Evidentemente, todo lo contrario pasa cuando el entorno es hostil o nos sentimos juzgados por los demás. Si estamos en alerta y poco apoyados y queridos, cualquier forma de cambio o mejora es mucho más difícil.

Cualquier persona que inicia una terapia mejora más rápidamente si siente esos vínculos de apoyo con los que le rodean. Aunque esto, no es siempre posible.

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