Todos los expertos coinciden en lo mismo: el estrés es necesario e incluso debemos tenerlo. ¿El motivo? “El estrés hace que atemos y controlemos nuestro ambiente. Cuando se produce estrés, se trata de una reacción por una parte interna, donde se activa el ser capaz de hacerlo bien y por otro lado externa, que coincide con lo que me piden los demás que haga y si puedo hacerlo. Si mantenemos la honestidad propia, y vemos que somos capaces de llevar a cabo la tarea, que nos vemos realizando aquello que nos proponemos de una manera adecuada, el estrés está controlado. Y sería positivo para el sujeto. En el sentido contrario nos provoca sea interna o externamente un desequilibrio que debemos abordar de inmediato sin darle margen a que aumente”, explica el psicólogo Juvenal Ornelas de Mundopsicologos.com.
Y nos detalla que podemos decir, de forma sencilla, que el estrés es adaptación a una demanda que nos surge en cualquier momento de la vida. “El ser capaz de hacerlo o no, y sobre todo de controlarlo o no. El estrés es necesario y debe existir, esa prueba diaria que nos imponemos para no caer en la monotonía del trabajo, ese proceso de aprendizaje de un concepto nuevo que nos ayuda a aumentar los conocimientos sobre algo. Siempre se necesita y debemos tener estrés. Otra cosa es saber que es solo un control adaptativo que se puede o no conseguir y que ‘rendirse’ también es una opción”, dice el psicólogo Juvenal Ornelas.
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¿Qué diferencias hay entre eustrés y distrés?
Con la ayuda del experto, vamos a abordar cuáles son las diferencias entre el eustrés y el llamado distrés, es decir, entre lo que podríamos llamar el estrés positivo y el negativo. “El eustrés es un estrés positivo para nuestro organismo. A diferencia del distrés, también conocido como estrés negativo, el eustrés es el que nos ayuda a encontrar la motivación, mejorar nuestra productividad y alcanzar nuestras metas. Una persona que se siente segura de sus capacidades, es muy probable de que experimente un estrés positivo. Si en cambio percibe una situación de amenaza y angustia, entonces experimenta estrés negativo, acompañado por síntomas psicofísicos como insomnio o dolor de cabeza”, apunta el experto.
Eso sí, hay que tener cierto cuidado también con el eustrés, porque cuando se magnifica, puede dejar de ser positivo. “El eustrés es agotador y exigente contigo y con el entorno, es más positivo porque siempre me veo capaz de hacerlo y siempre es positivo cuando anticipo con ello opciones para conseguirlo. En el distrés en cambio sale nuestra manera más negativa. De entrada, nos cuestionamos la posibilidad de acabarlo, nos cuestionamos nuestras capacidades de conseguir y sale el no lo hago y así me evito problemas”, detalla el especialista.
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Cómo reconocer el estrés positivo (eustrés)
El psicólogo resume algunas de las señales que nos pueden ayudar a distinguirlo:
- Genera atención y emoción.
- Aumenta la productividad.
- Amplifica la conciencia de uno mismo.
- Dura a corto plazo.
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Los rasgos del estrés negativo (distrés)
Mientras, en el otro extremo, estos son los signos que pueden delatar la presencia de estrés negativo:
- Genera preocupación, ansiedad y sentimientos negativos.
- Implica problemas y molestias a nivel psicofísico.
- Disminuye la productividad y nuestras habilidades de enfrentamiento.
- Dura a largo plazo.
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Personas con tendencia a estresarse
Seguro que tienes en tu entorno alguna persona que parece vivir estresada, mientras que otras afrontan los problemas con más calma. Nos planteamos si la personalidad puede influir. “La personalidad tiene claros componentes asociados a una u otra opción, pero debemos contar con la actitud en cómo se afronta ese momento. Claro que un exigente, perfeccionista puede comenzar siendo eustrés frente a la situación y que su actitud le active para conseguirlo, pero puede que tanta perfección le lleve a sufrir instantes de distrés durante el proceso, más por su autocastigo que por sus capacidades. Las personas que afrontan y se adaptan a la vida de manera positiva, pueden tender a conseguir controlar mejor sus niveles de estrés, en enfocarlo como un simple juego, un logro a conseguir que les motive, les ayude a ello. El ser y, sobre todo, el afrontar las cosas desde el derrotado, consume y transforma ese estrés en negativo y hace que no se valore adecuadamente las capacidades de cada uno”, comenta el psicólogo basándose en su experiencia.
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¿Una relación bidireccional?
Nos planteamos si el eustrés se puede convertir en distrés. Pero también si puede suceder al revés, si el distrés se puede convertir en eustrés. “Cuando puede ser uno u otro estrés, depende de desde qué punto lo afrontamos. Si de inicio lo que se nos propone, no lo vemos, es un distrés, que claramente con una reformulación temporal puede convertirse en un ‘por qué no, vamos a por ello’. De la misma forma cuando afrontamos inicialmente con demasiado entusiasmo una actividad puede que nos asalte una duda que nos lleve a pasar del eustrés al distrés. Nos pasa más de lo que creemos, y siempre tiene ese componente de doble partidos. Y gracias a ellos el enfoque con el que transitamos puede cambiar y conseguir el objetivo de finalizar”, detalla Juvenal Ornelas.
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Cómo prevenir el estrés y aprovechar el eustrés
Teniendo claro en qué se diferencian, es interesante resumir una serie de consejos que nos pueden ayudar a prevenir episodios de estrés, así como a sacar partido a la parte positiva del mismo.
- Busca cuál es la razón detrás de cada situación estresante para aprender a gestionar el distrés.
- Desglosa las acciones en tareas más pequeñas, más fáciles de gestionar.
- Concéntrate en aquellos aspectos que estén bajo tu control.
- Haz más ejercicio físico, el deporte suele ser amigo del eustrés
- Practica el mindfulness para controlar tu actitud y evitar una sobrecarga de pensamientos negativos.
- Trabaja tu diálogo interior practicando la autocompasión. Hay que eliminar la autocrítica constante y aprender a ser compasivos con nosotros mismos para proteger y fortalecer nuestra autoestima.
- ¿Qué es lo que va mal, si todo va bien? Puede qué las causas provengan de elecciones pasadas.
“Siempre para prevenir cualquier tipo de estrés, debemos tener claro y afrontar el momento con la mente y las alternativas reales de éxito, se puede conseguir por una vía o por la otra. Observar esas alternativas nos ayuda a la hora de afrontar cualquier momento de la vida. Ver más de una opción frente, ver más de una solución posible. Mantener la anticipación de posibles acciones futuras, visualizadas y analizadas con simplicidad ayuda a controlar. Y sobre todo nos enfoca mejor a que ese eustrés sea nuestro, controlado, y confiar que se puede llevar a cabo. Importante para finalizar, el estrés nunca será igual que la ansiedad, el estrés se puede canalizar a nuestro favor en todo momento, y siempre nos llevará a finalizar la acción. No dejemos que el estrés se haga más largo que la acción que pretendemos hacer, porque en ese instante es cuando se cronifica y nos produce más de un problema. Debemos ejecutar y ejecutar sobre opciones reales sin darle tiempo a que el pensamiento nos haga dudar de que se puede conseguir”, concluye el psicólogo Juvenal Ornelas.
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