Tal vez nunca habías pensado en que podía haber una relación entre tu salud mental y la salud de tu boca. Aunque, a priori, no lo parezca, lo cierto es que hay cada vez más estudios que demuestran su relación. Así lo confirma la doctora Patricia Bratos, ortodoncista y cofundadora de la Clínica Dental Ferrus & Bratos de Madrid, que detalla cómo afecta la salud bucodental a nuestra mente.
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Cómo influye una mala higiene oral
Lo primero que no deja de ser llamativo es el vínculo existente entre una mala higiene oral con una mayor probabilidad de tener problemas mentales. Así, hay estudios que lo confirman, siendo el más reciente uno publicado en la revista Journal of the American Geriatrics Society. “La investigación concluye, tras haber realizado un estudio durante 18 años a un grupo de 5.500 personas, que quienes habían tenido un mayor descuido por su boca, tenían mayor probabilidad de desarrollar complicaciones relacionadas con la demencia senil”, explica la doctora. Tanto es así, que podemos decir que, en concreto, hay entre un 22 y un 65% más de posibilidades, puesto que las bacterias que habitan en la boca terminan llegando al riego sanguíneo.
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Una influencia recíproca
Pero es que no podemos olvidar, además, que se puede dar una relación bidireccional entre ambos problemas de salud. Y es que las personas que tienen una continua sensación de tristeza o tienen depresión, suelen prestar una menor atención a su higiene. “La constante preocupación, no solo la que ha generado la propia pandemia, sino sus consecuencias (preocupación por la familia, el trabajo, la propagación del virus, etc.) ha hecho mella en la mente de muchas personas”, continúa la doctora Patricia Bratos.
Y han constatado que una de las consecuencias ha afectado directamente a la boca. “Especialmente tras los meses de confinamiento, detectamos mayores problemas de caries, bruxismo y roturas de dientes debido a los nuevos hábitos adquiridos en casa. Esto ha hecho que problemas poco graves se hayan ido desarrollando hasta ser enfermedades que revisten mayor importancia. Aun así, en general la población está siendo consciente de que visitar al dentista con regularidad y abordar a tiempo sus problemas bucales es un aspecto fundamental para la salud”, prosigue la especialista.
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Ojo con el estrés
Y qué decir del estrés. Hemos vivido tiempos muy complicados que, de una u otra forma, han hecho que muchas personas experimenten un mayor nivel de estrés que perjudica la salud oral. “La intranquilidad constante se hace palpable en el estado de las encías, concretamente debido a la aparición de una enfermedad periodontal conocida como gingivitis ulcerosa necrosante aguda (GUNA). Aunque es habitual que afecte a personas jóvenes, hay otros factores de riesgo, como el tabaco, una alimentación deficiente o la falta de sueño reparador. La GUNA se traduce en el sangrado e inflamación de las encías”, explica la doctora. Todo ello se une, además, al hecho de tener peor un estado anímico, contribuye a que se deje de lado la higiene oral diaria.
Mejorar la autoestima
No podemos dejar pasar por alto que una boca sana y una mente sana son dos aspectos clave para mejorar la autoestima. “Cuando sonreímos y la imagen que vemos en el espejo nos gusta, aunque no seamos conscientes, significa que estamos más a gusto con nosotros mismos”, explica la especialista. Si cuidamos nuestra sonrisa, proyectaremos una sensación de confiabilidad y amabilidad. “Es por ello que la autoestima y la sonrisa están estrechamente relacionadas. Cada día nos encontramos con personas que quieren mejorar el aspecto de sus dientes y corregir problemas como el apiñamiento, el color o la falta de brillo, algo que termina perjudicando la forma en la que se miran a ellos mismos y aumenta un complejo”, continúa la especialista.
La importancia de cuidar nuestra salud bucodental
Todos estos motivos se suman a los que ya conocemos que nos remarcan la importancia de cuidar bien la salud de nuestra boca. “Mi consejo es que no se retrase la visita con el dentista. Está recomendada una visita cada 8 o 10 meses aunque, a priori, no se detecte ningún problema bucal. Es preferible abordar a tiempo un problema que se puede resolver con un proceso sencillo, como puede ser un empaste, a dejar que se desarrolle una enfermedad más grave que implique un diagnóstico más complejo, largo y costoso. Igualmente, y con el fin de evitar problemas de encías, conviene realizarse una higiene dental cada 8 meses para asegurar la completa limpieza de nuestra boca”, detalla.