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Si evitas dar besos, podrías padecer esta fobia

La pandemia del coronavirus puede haber incrementado los casos de personas que evitan este gesto de afecto


Actualizado 9 de mayo de 2022 - 15:59 CEST

Filemafobia. Ese es el nombre con el que los especialistas denominan el miedo a dar y/o recibir besos. Se trata, por lo tanto, de un temor irracional a besar, uno de los actos que definen y expresan las emociones y sentimientos del ser humano. Tal y como nos detalla la psicóloga Pilar Conde, directora técnica de las Clínicas Origen, este miedo puede tener distintos grados. Así, puede oscilar entre un rechazo moderado a un pánico incontrolable y puede poner en situaciones muy complicadas a quien lo padece.

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La pandemia, una posible causa

-Y la experta matiza, además, que  la filemafobia puede tener detrás hechos puntuales en la vida de la persona. Así, el entorno puede condicionar su aparición. Y no podemos dudar de la influencia de la pandemia. Hemos estado rodeados de incertidumbre y con mucho miedo al contagio, lo que, sin duda, ha podido ser una causa objetiva para que las personas se retraigan a la hora de expresar su afecto.

-Otro hecho relacionado con el virus también ha tenido influencia. Hablamos de la retirada de las mascarillas, que puede producir filemafobia en quienes no se sientan seguros con la medida o no confíen en las decisiones del gobierno en materia sanitaria. Y, por supuesto, en quienes hayan convivido estrechamente con la enfermedad y la muerte que ha dejado el SARS-CoV-2.

-Entre otros motivos, también puede influir en su aparición la inseguridad ante el hecho físico de besar o la aversión a la saliva.

¿Suele haber un hecho concreto que desencadena esa fobia? “Normalmente las fobias se suelen adquirir a través de una situación traumática vivida, por modelado o aprendizaje observacional (haberlo visto en otras personas)”, nos cuenta.

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¿Qué debes hacer si la padeces?

“Para superarlo, lo primero la persona tiene que tener motivación de superarlo. Después se le enseñaría cómo funciona la ansiedad y como se mantiene. Después se entrenarían las herramientas efectivas para superar las fobias (enfrentarse de manera progresiva al elemento fóbico), terapia cognitiva, cuestionar las creencias limitantes que están de base en la fobia”, nos comenta la experta. Y es que la psicóloga tiene claro que quienes padezcan filemafobia deberían consultar a un experto en salud mental para conocer, en primer lugar, qué hay detrás de este problema y para poder dejarlo atrás. “La terapia psicológica les ayudará en este sentido a detectar las creencias que les están produciendo la evitación al beso y el malestar, además de ayudarles a entender cómo funciona la ansiedad. A partir de ahí, finaliza la experta, podrán, poco a poco, comenzar a enfrentarse a los besos, iniciándose con las personas y el tipo de besos que le generen menos rechazo”, nos cuenta.

Fobias relacionadas

¿Hay otras fobias que se puedan relacionar con esta en concreto? “Puede estar relacionado, con miedo al contagio, miedo al contacto físico o sexual, que puede venir de haber sufridos abusos, haber tenido experiencias traumáticas en las que los besos tenga relación”, nos detalla.

Beneficios del beso

Y mientras, tenemos, en el otro extremo a aquellos que disfrutan besando y siendo besados. Esas personas besuconas, efusivas y que no dudan en  expresar sus emociones mediante este acto. “Es algo que le va a permitir conectar mejor a nivel afectivo, dado que no tiene prejuicios a la hora de exteriorizar sus emociones de afecto”, comenta Pilar Conde, que resume algunos de los beneficios de los besos:

-Los besos, explica, liberan la ansiedad y aumentan los niveles de bienestar y felicidad. Ayudan a crear y mantener vínculos afectivos.

-Recibirlos es también muy positivo, ya que, nos hacen sentirnos queridos y elevan nuestra autoestima.

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El no besar a nuestros seres queridos en dos años ha podido tener un impacto negativo en los vínculos afectivos. Un impacto que los niños, sobre todo los más pequeños, pueden haber recibido y que se verá a medio y largo plazo, porque “el nivel de expresión de afecto es algo que se aprende, tanto en el contexto familiar como social. Se han visto expuestos a situaciones en los que besar podía ser peligroso para sus queridos”. Ahora, añade, “veremos el nivel de adaptación a la nueva normalidad, o si este aprendizaje tiene consecuencias a medio y largo plazo en la manera de relacionarse y expresar afecto”.