Seguramente el miedo ha paralizado alguna vez tu vida. Todos hemos sentido miedo ante situaciones que no podíamos controlar. Y ese miedo puede llegar a afectar a nuestra piel, debido a lo que los expertos denominan estrés oxidativo. “Es un proceso de desequilibrio entre un exceso de radicales libres, producción de oxígeno y la capacidad del sistema de darle respuesta a eso. Ese desequilibrio crea un exceso de oxidación en el entorno celular por lo que la célula debe hacer un cambio estructural con tal de adaptarse a ese nuevo entorno”, nos comenta Gisella Gil, fundadora de The Emotions Lab®.
Pero, ¿por qué se produce este estrés oxidativo, cuáles son sus causas? “El estrés sostenido y la exposición permanente a agentes externos nocivos (contaminación, estilo de vida, rayos uva...) son factores determinantes. Por mucho que tengamos un buen funcionamiento celular, entendiendo por buen funcionamiento celular a la capacidad de neutralizar los radicales libres producidos por nuestro propio organismo, un exceso de oxidación puede acabar generando un cambio estructural en la célula y, por lo tanto, su envejecimiento prematuro que se materializa a través de diferentes afecciones cutáneas (arrugas, descolgamiemto, flacidez...). El estrés agudo también puede ser considerado como una de las causas del estrés oxidativo”, nos detalla la especialista.
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Consecuencias para el organismo
Una vez que tenemos claro en qué consiste, hay que valorar qué consecuencias tiene este tipo de estrés para nuestro organismo. “En clave beauty hablaríamos de un envejecimiento prematuro pero no solamente eso: cuando el estrés se vuelve crónico y las glándulas suprarrenales producen hormonas como el cortisol y la adrenalina de manera recurrente es en detrimento de otro conjunto de órganos. Por ejemplo, el exceso de cortisol bloquea la acción del sistema inmune, inhibe la producción de hormonas sexuales, disminuye el calcio a nivel de intestino a la vez que favorece la formación de coágulos, entre otros trastornos metabólicos”, nos cuenta la experta.
¿Y qué papel juega el miedo? “Tenemos que remontarnos al estrés emocional para llegar al oxidativo. El miedo es la interpretación emocional de lo que nuestro cuerpo percibe como una amenaza. Esa amenaza genera una tensión que se traduce en lo que conocemos como estrés. Ese estrés, cargado de un exceso de hormonas, se convertirá en toxicidad celular que acabará afectando a la célula propiciando el mencionado estrés oxidativo”, nos detalla.
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Controlar el estrés
Toca, por lo tanto, poner freno a este estrés. “Con una buena higiene emocional que nos permita discernir objetivamente nuestros miedos, cuál es la intensidad de los mismos y de dónde proceden, valorando si vivimos en un entorno hostil o amigable, siendo compasivas con nuestro cuerpo ante el espejo, alimentándonos bien, eligiendo momentos de disfrute... Al final el estrés oxidativo es la consecuencia del estrés emocional”, matiza. Y, como decíamos, la piel también sufre las consecuencias de este estrés oxidativo, ¿qué podemos hacer para tratar de mitigar sus efectos?
La experta recomienda cuidarla “desde una visión holística, es decir, cuidar la piel desde nuestra salud emocional, nuestro cuerpo físico y armonía mental. Esta es la nueva mirada a la cosmética, propuesta por The Emotions Lab®, que deja de contemplar únicamente las manifestaciones cutáneas para dirigir el foco también al origen de las mismas. El resultado se traduce en una piel cuidada, radiante y sana sin precedentes”, nos dice.