Doctor, ¿qué le pasa a mi piel en la menopausia?
Sequedad, irritaciones, envejecimiento, incluso, acné y la tortura del vello vacial. Todos estos problemas de la piel son comunes durante la menopausia. Así lo confirma el Dr. Guillermo Solano-López, dermatólogo y director Clínica Dermatológica DERMIMED en Madrid: "En la menopausia hay una disminución de los estrógenos, con disminución de la síntesis de colágeno y la elastina que resulta en sequedad cutánea, además de afectar, también, a la mucosa vaginal". Este experto señala que las principales hormonas sexuales que influyen en la buena calidad de la piel son la testosterona y los estrógenos, que fluctúan en etapa de la vida.
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Los cuidados que necesita
Esperanza Sáenz, de Nezeni Cosmetics, nos cuenta que “las mujeres empezamos a perder colágeno a partir de los 20 años, pero no es hasta la menopausia cuando esta pérdida se hace mayor, al igual que de glicosaminoglicanos y agua. Como el estrógeno también interviene en la producción de grasa, su disminución hace que la dermis se vuelva más seca y fina, más propensa, por tanto, a sufrir hematomas y desgarros”.
Otro de los problemas es que, al disminuir los estrógenos, aumenta la testosterona, y esta es la razón por la que se produce más vello facial en las mejillas, barbilla, cuello y pecho e, incluso, acné. Eso no es todo, aunque con el riesgo de cáncer de piel y melanoma convivimos siempre si no nos protegemos, en la menopausia la probabilidad aumenta por una mayor acumulación de daño solar. ¿Qué podemos hacer? Cuidarnos y aplicar los cuidados que necesita la piel a esta edad.
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Sequedad
Independientemente de tu tipo de piel, durante la menopausia es más frecuente sufrir la piel seca. Esto es debido a que con el paso de los años la piel se atrofia, pierde densidad y propiedades y se ve menos capaz de retener agua. Sin una hidratación adecuada, aparecen descamaciones e irritaciones en las capas más superficiales.
¿Qué hacer?
Hay que hidratar bien toda la piel del cuerpo con productos hidratantes faciales y corporales. En la piel del rostro, hay que aplicar productos adecuados a la edad. También es importante que se desechen geles o jabones agresivos, y se opte por versiones más naturales, suaves y sin detergentes para evitar resecar aún más la piel.
Manchas, cáncer de piel...
La exposición al sol sin protección favorece la aparición de manchas solares que son mucho más evidentes durante la menopausia debido a los cambios hormonales que se experimentan en esta etapa de la vida y a la acumulación de radiación solar. Esta, además, aumenta el riesgo de cáncer de piel como el melanoma.
¿Qué hacer?
Hay que tener mucho cuidado con el sol y preguntar al especialista en dermatología cuáles son los cuidados más adecuados según nuestro tipo y sensibilidad de la piel. Asimismo, si observamos lesiones que antes no estaban, hay que pedir cita lo antes posible y determine si hay que realizar una biopsia o no.
¿Hay personas con más riesgo?
Sí. Tener antecedentes familiares de cáncer de piel o melanoma aumenta el riesgo. Asimismo, aquellas personas que tienen más de 50 lunares en todo el cuerpo tienen una probabilidad mayor de desarrollar estas enfermedades. Por otro lado, las cabinas solares o haber abusado del sol a lo largo de la vida también son factores que pueden acabar provocando un cáncer.
Pérdida de firmeza, elasticidad y arrugas
Son los signos indicativos de que has cumplido los 50, edad medida para la menopausia. La 'culpa' la tiene la caída brusca de los estrógenos, que provoca, a su vez, una aceleración de la pérdida de colágeno. Esto produce una mayor flacidez, pérdida de elasticidad, luminosidad, las líneas de expresión se acentúan y se pierde, progresivamente, el contorno facial y la piel se descuelga.
¿Qué hacer?
A partir de los 45 años se necesita mucha hidratación, protección solar y cremas con activos antienvejecimiento (coenzima Q10, retinol, vitamina C), etc. El ejercicio facial y una dieta adecuada y variada adaptada a esta etapa también favorece en retraso del envejecimiento cutáneo.
Acné, vello facial...
Como comentábamos, la fluctuación hormonal puede provocar la aparición de acné, como si volviéramos a la menopausia. Además, el estrés o las emociones negativas pueden provocar un aumento de cortisol que, a su vez, aumenta la inflamación y puede propiciar la aparición de estos granitos y espinillas. Hábitos saludables como comer bien, hacer ejercicio y rutinas de limpieza facial contribuyen a disminuir su aparición.
Respecto al vello facial, como señalábamos, es uno de los problemas de piel que se manifiestan en la menopausia. Para tratarlo, podemos recurrir a la depilación láser y la electrólisis. Si es un vello oscuro y grueso, el láser es lo mejor. Si es gris o blanco, la electrólisis es el camino a seguir.
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Las cremas no me funcionan
Durante esta etapa, también podemos tener la sensación de que los productos cosméticos que aplicamos en el rostro no funcionan. Esto puede ser debido a la ausencia de una buena rutina de cuidado facial en el que se incluya la limpieza diaria y la exfoliación, al menos, una o dos veces por semana.
Por otro lado, los hábitos como el consumo de tabaco puede hacer que la piel tenga un aspecto menos luminoso a pesar de los tratamientos. Se debe a que el humo del tabaco seca la piel, constriñe los vasos sanguíneos reduciendo su flujo y el aporte de nutrientes. Además, la piel del fumador enveceje antes.
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