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Vivimos una época convulsa, llena de incertidumbres. La pandemia cambió casi de forma radical nuestra forma de vida. Aparecieron los confinamientos, las cuarentenas, las mascarillas… Ahora, parece que vamos superando, poco a poco, esa etapa (estamos a punto de decir adiós a la obligación de llevar mascarilla en interiores), pero apareció, de repente, una nueva fuente de preocupación: un conflicto armado en Ucrania. Sabemos que las guerras nunca han dejado de existir, pero llevamos varias décadas en estado de paz a nivel europeo. Las guerras nos resultaban temporalmente, geográficamente y culturalmente lejanas.
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La guerra, vista muy de cerca
Todo ello hace que ahora ya no podamos afirmar que la guerra es asunto de otra época o de otros lugares. Y esto genera inevitablemente preocupaciones y emociones en cada uno de nosotros. Es normal estar asustados. ¿Pero cómo evitar que nuestras preocupaciones se conviertan en miedos peligrosos para nuestra tranquilidad que pueden comprometer negativamente nuestro día a día? Mantener una mirada atenta, sensible y objetiva, sin dejarse ganar por los sentimientos negativos, no es fácil. Con la ayuda de los expertos de Mundopsicologos.com te resumimos los que son, según su perspectiva, los 5 miedos más frecuentes en la actualidad, influidos, sin duda, por este conflicto.
- Miedo a una posible guerra global, una tercera guerra mundial. Tal y como nos cuentan, se trata de un miedo bastante común, sobre todo en aquellas personas que tienen tendencia a pensamientos anticipatorios y pesimistas. “Puede convertirse en una obsesión y dar lugar a situaciones de fuerte ansiedad y pánico, que pueden interferir de manera importante en el día a día”, detallan.
- Miedo a la crisis económica y a la fuerte bajada del poder adquisitivo. “Es el miedo más presente en la población, y con razón. Estamos todavía en la crisis económica causada por la pandemia de coronavirus, y ahora se añade otra, que parece ser más violenta y más extensa. Todos estamos expuestos de la misma manera a este miedo, porque a todos nos afectan las subidas de precios. Las consecuencias son altos niveles de estrés, ansiedad, pánico y hasta síntomas depresivos. Las personas más expuestas son aquellas que se encuentran en situación de mayor precariedad económica”, cuentan los expertos.
- Miedo a un futuro poco esperanzador y al mundo que dejaremos a nuestros hijos. Sin duda, estamos ante una preocupación común, cada vez más fuerte, que surge de la decepción por la dirección que está tomando el mundo contemporáneo. Y es que, desgraciadamente, nos damos cuenta de que no tenemos herramientas para contrarrestar estos acontecimientos y esto genera una sensación de profundo malestar.
- Miedo a perder nuestros seres queridos. “De la misma manera que, con la pandemia, estas situaciones de impotencia generalizada nos sensibilizan y amplifican la preocupación por la posibilidad de que pueda sucederles algo a nuestros seres queridos”, detallan.
- Miedo a perder todo lo que tenemos. Es un miedo personal, relacionado con el recorrido que cada uno haya hecho hasta ahora, tanto a nivel personal como a nivel de comunidad. No podemos perder de vista que la posibilidad de vivir en un estado de paz es un privilegio al que estamos acostumbrados, así como el hecho de vivir en una democracia y ser libres. No siempre valoramos lo afortunados que somos por nacer en una zona concreta del mundo. Es aterrador pensar en la posibilidad de que todo esto, que siempre hemos dado por sentado, pueda acabarse de un día para otro.
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Cómo aprender a gestionar ansiedad y miedos debidos a la situación global
Como decíamos, el miedo es una emoción esperable en situaciones como la que nos ha tocado vivir en la actualidad. “Ante noticias así es totalmente natural sentir miedo”, explica la psicóloga Silvia Merino, quien aprovecha para darnos unos consejos y recomendaciones útiles que nos pueden ser de ayuda para aprender a gestionar miedos y ansiedades de diferentes tipos debidos a la situación global que vivimos desde hace tiempo.
- Manifestar lo que piensas o sientes. Sin duda hablar de lo que piensas o sientes puede ser muy útil. La psicóloga explica que las palabras ayudan a poner orden, a desahogar y además escuchar las opiniones de los demás y poder normalizar este tipo de preocupaciones puede echarnos una mano para estabilizarnos cuando estamos en alerta.
- Ojo con la sobreinformación. En la actualidad, estamos rodeados en muchas ocasiones por un exceso de información, debido a la hiperconexión. Tenemos a nuestro alcance muchos titulares, vídeos o noticias sobre este tema que nos pueden resultar muy desagradables, catastrofistas o alarmistas. Si ya de por sí esta situación genera emociones hostiles y de tensión, estar en constante contacto con este tipo de información puede disparar todas esas sensaciones de malestar. Por este motivo, es fundamental consultar fuentes fiables y oficiales. “Cuando aparece el miedo uno de los mecanismos más comunes para tratar de reducirlo es buscar de forma compulsiva información. Esta información a corto plazo puede darnos sensación de control, sin embargo, al buscarla de una forma desesperada puede llevarnos a dar con bulos o noticias que generan justo lo contrario”, nos detalla.
- Vivir el presente. Uno de los mecanismos de defensa que puede aparecer es la anticipación, ante la falta de información puede ser mi propia cabeza la que trate de rellenar ya que “si me pongo en las peores situaciones y veo las posibles soluciones tendré más control o me podré proteger mejor”. La psicóloga nos cuenta que esto no es del todo real, pensar en todas las posibles escenas (voy a perder a mis seres queridos, lo voy a perder todo, el futuro es desesperanzador…) me va a generar mucha más alerta y ansiedad que se añade a la que está de base, por lo tanto, manejarlo me va a resultar mucho más complicado.
- Ser consciente de la situación personal de cada uno. “Mira tú realidad personal. Vivimos en sociedad y estar al tanto de lo que sucede es totalmente necesario, la preocupación ante una crisis global es una situación de amenaza que inevitablemente nos pone en alerta. Estas sensaciones nos pueden ayudar a ser precavidos, pero si nos dejamos llevar por ellas y no nos paramos a ver cuál es nuestra situación personal puede que empecemos a hacer cosas que no sean acordes con nuestra realidad y nos genere mucha angustia o pánico”, sugiere.
- Evitar hablarnos del todo o nada. "Por último, hay que tener en cuenta que la palabra y el cómo nos hablamos tiene mucho poder sobre nosotros. Si me digo a mí mismo que voy a perder a todos mis seres queridos, todo mi dinero o todo lo que tengo va a tener un impacto muy negativo en mí. Cada uno tiene que valorar lo realistas que son estos escenarios de forma particular. Hablar de forma más concreta nos ayuda a conectar más con la realidad", concluyen.
