Más de dos semanas después de la ceremonia de los Oscars, en la que Will Smith propinó una bofetada a Chris Rock, seguimos enganchados a las redes y a los medios de comunicación para conocer las opiniones de diferentes personajes relacionados con el mundo del espectáculo, conocidos del actor e, incluso, exparejas. ¿Por qué nos suscita tanto interés este arrebato del actor por 'defender' a su mujer, Jada Pinket, de las burlas por su calvicie?
Juvenal Ornelas, psicólogo de Mundopsicólogos, nos pone en situación para que podamos comprender un poco mejor nuestro estupor. "Analizemos el contexto donde se produce la acción. Un lugar público, donde hay millones de espectadores tanto dentro como fuera de esa sala. Todo se magnifica cuando la violencia tiene estos componentes. Imaginemos que en vez de ser Will Smith es un asesino en un instituto, ¿el resultado a nivel mediático sería el mismo?
Quizá, no. Ornelas opina que impacta por el personaje. "Un actor con buen cartel a nivel emocional, con unos rasgos de personalidad que no nos hacen imaginar que esto pudiera ocurrir. Y mucho menos en el lugar donde se hizo. Todo impacta y, sobre todo, en los medios se replica, se justifica, se vuelve a emitir para que no se produzca un olvido y se mantenga la atención sobre el acto".
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La repulsa hacia la violencia
En opinión del psicólogo Rafael Santandreu, la bofetada de Will Smith nos sigue impactando y generando interés "porque todos captamos que la violencia es un hecho deleznable, que sobrecoge el alma. Y es que la violencia de verdad -no la de las películas- es algo contrario a nuestra naturaleza: nos repugna y hasta nos traumatiza. El cine ha representado las peleas del saloon del Oeste como varoniles y hasta divertidas, pero eso es una ficción absoluta. Los golpes no suenan bien: suenan horrorosos.
Santandreu continúa explicando por qué aún seguimos enganchados a todas las noticias que se generan de este hecho violento: "porque queremos ver cómo ha sido posible que Will Smith haya llegado a ese punto: qué diantres le sucedió para sacar esa parte repulsiva del género humano. Por otro lado, quieren ver cómo reacciona la Academia de los Oscars, ya que esperan una sanción ejemplar, lo cual es lo razonable. También hay cierto debate sobre si el comediante se merecía la agresión y ese debate es bueno. En mi opinión, la violencia es siempre algo a rechazar; y más cuando hay otras formas de manejar los conflictos", sentencia.
Juvenal Ornelas apunta que "nos hemos olvidado de que el presentador hizo un comentario de mal gusto sobre una persona que es importante para el causante del acto. ¿O todos nos reímos de cuando se mete con mi padre, mi madre o mi hija o pareja? ¿O por estar en un espectáculo vale todo con tal de conseguir la risa del público? No, no vale todo y menos para ridiculizar a una persona que encima es mujer, ¿o hubiera hecho el mismo chiste con un hombre?", sostiene.
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Will Smith o la oportunidad para reparar el daño
Lo que también nos ha pasado a muchos es que aquel personaje (o persona) al que admirábamos se ha caído del pedestal. De héroe ha pasado a antihéroe y el impacto por su bofetada a Chris Rock ha sido mayor. Rafael Santandreu opina que es normal que esto ocurra, ya que somos seres sociales que estamos atentos a lo que hacen nuestros congéneres. "Pero lo mejor es intentar aprender lecciones útiles para todos, que nos hagan crecer como personas. Aquí tenemos una lección: la brutalidad y 'absurdidad' de la violencia y la superioridad del diálogo ante los conflictos. Otra lección: ahora Will Smith tiene la maravillosa oportunidad de reparar el daño causado. Cada falta tiene una posibilidad de reparación y eso es muy bello. Will Smith podría convertirse ahora en un activista en favor de la paz en las relaciones humanas. Tiene una oportunidad maravillosa de dar sentido a todo esto y hacer algo muy hermoso por todos. Porque todos podemos fallar y todos podemos reparar y transformarnos".
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¿Puede explicar la psicología por qué reaccionó así?
Otra de las cuestiones que nos preguntamos es qué pudo pasársele por la cabeza a Will Smith para reaccionar de este modo en un momento en el que todas las cámaras estaban centradas en él. Santandreu explica que estos errores suelen ser producto de varios factores que se juntan: estrés acumulado, algún trauma personal no resuelto, mala gestión emocional, incluso algún tipo de medicación o sustancia... En cualquier caso, según el modo de ver del psicólogo, "lo esencial es que las personas podemos aprender a no reaccionar violentamente ¡nunca! Aunque se den esos factores… Y eso se aprende estudiando sobre no-violencia: el concepto que acuñó Gandhi. Para mí hubo un antes y un después tras leer su autobiografía. Gandhi nos enseña a no reaccionar violentamente jamás, ni siquiera verbalmente. Y nos da la alternativa: “la sugerencia con amor”, un proceder que es de valientes, de “guerreros de la no violencia” como lo llamaba él", recomienda el experto.
También insiste en que el chiste de Chris Rock fue "repulsivo". En realidad, es una forma de violencia. Porque el humor solo tiene cabida si reímos “junto con el otro”; jamás del “otro”. Pero la violencia de Will fue todavía más repulsiva porque la violencia física es un punto (o varios) peor que la verbal porque nos golpea a un nivel más directo o traumatizador. Y luego hay un factor fundamental: la injusticia no se arregla nunca con otra injusticia. Que alguien haya hecho algo “mal” nunca justifica que tú respondas con “otro mal”. Eso solo trae más injusticia y locura al mundo.
Por su parte, Juvenal Ornelas, tiene una opinión que difiere con la de Santandreu. Sostiene que la reacción de Will Smith no fue algo tan alejado de nuestra realidad y que cualquiera de nosotros, en estas situaciones de estrés, podríamos haber reaccionado de igual manera cuando se agrede a alguien a quien queremos. "Todos tenemos unos límites y unas líneas rojas marcadas en nuestra personalidad y en nuestra forma de ser que debemos respetar por encima de todo. La gestión emocional nace de que no vale todo".
Pero, precisamente, la gestión de nuestras emociones nos puede ayudar a no dar 'el espectáculo'. ¿Cómo podemos manejarlas?
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¿Cómo gestionar las emociones y mejorar la salud mental?
Los expertos de TherapyChat nos dan algunos consejos para que aprendamos a gestionar mejor nuestras emociones y cuidemos de nuestra salud mental para que situaciones como las que hemos visto no nos ocurran a nosotros.
- Expresa tus emociones de manera asertiva. Las emociones que reprimes y no expresas abiertamente, te consumen lentamente. Así de claro y sencillo. Por tanto, una excelente manera de aliviar las tensiones cotidianas y evitar que se acumulen consiste en hablar abiertamente sobre tus emociones y sentimientos. Eso sí, hazlo siempre de forma asertiva para no herir sensibilidades a tu alrededor.
- No permitas que el malestar emocional o las tensiones se acumulen en tu interior. Si no eres capaz de solucionar los conflictos a tu alrededor por tu cuenta, busca ayuda profesional antes de que el problema tome forma en tu mente. Así, no solo podrás recuperar tu equilibrio y bienestar emocional cuanto antes, sino que evitarás que los problemas mentales cobren vida en tu cuerpo.
- Aprende a escuchar tu cuerpo. El estilo de vida que llevamos hoy día nos ha desconectado de nuestro cuerpo, de manera que muchas veces pasamos por alto las señales que nos envía hasta que es demasiado tarde. ¿Cómo evitarlo? Volviendo a conectar con tus emociones y con tu cuerpo. Para ello, necesitas prestar atención a tu mente cuando estás triste, ansioso o enfadado, pero también cuando te duele la cabeza o te sientes fatigado. Con el tiempo, serás capaz de descifrar qué quiere decir tu cuerpo. Un buen ejercicio para reconectar es la meditación.
- Disfruta más del momento presente. Nuestra salud mental y corporal no depende del pasado ni del futuro, sino del momento presente. Por tanto, aprende a disfrutar más del momento presente y a desarrollar una conciencia plena que te permita estar aquí y ahora. De esta manera, no solo estarás más atento a lo que sucede a tu alrededor, sino que podrás tomar mejores decisiones sobre tu estilo de vida.
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Por su parte, Dominika Paluch, psicóloga sanitaria en TherapyChat, nos da algunos consejos para gestionar mejor la ira y evitar que esta emoción nos haga daño o hagamos daño a los demás.
- No evites sentirla. No sirve de nada negar la ira. Debes aceptarla y comprender por qué la sientes. Expresarla pero de forma canalizada para no herirte ni herir. Por ejemplo, a través del deporte, dando un paseo, cambiando el foco de atención. Lo importante es obtener tiempo para no reaccionar de forma tan impulsiva que luego nos arrepintamos.
- Utilizar la asertividad. Debemos saber por qué nos hemos enfadado y comunicarlo de forma asertiva, calmada y aportando argumentos.
- Trabaja la empatía. A veces, interpretamos mal las situaciones y ello puede desembocar en un ataque de ira no justificado. También hay que reconocer que detrás de esta ira se esconde una tristeza por un sentimiento de incapacidad a aceptar cambios, personas o diferencias.
- Busca actividades que te relajen. Para ello, se deben poner en práctica técnicas de relajación como la respiración, meditación o cualquier actividad que nos haga desviar la atención.
- Toma distancia. Puedes alejarte del lugar donde estás para evitar un conflicto o puedes tomarte un momento y contar hasta diez para relajarte, tranquilizarte, distanciarte y verlo todo con mayor perspectiva.