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En las últimas semanas, mucho se ha hablado de la alopecia. Sobre todo, de un tipo de calvicie que también puede afectar a las mujeres: la alopecia areata, la que sufre Jada Pinket, la mujer de Will Smith. Además de esta, hay otros tipos. Como nos cuenta el Dr. Joaquín Domínguez, de la clínica Hospital Capilar, esta pérdida de cabello es un problema que afecta al 42,60% de la población española, siendo la alopecia androgénica, de origen genético y hormonal, la que presenta una incidencia mayor al agrupar hasta el 80% de los casos.
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Sin embargo, el 5% de las consultas actuales se producen por alopecias cicatriciales, que se caracterizan por la presencia de cicatrices en el cuero cabelludo que reemplazan al folículo piloso y que impiden el crecimiento normal del pelo en la zona afectada, según Hospital Capilar, la mayor corporación del sector capilar.
“La alopecia cicatricial es aquella que da lugar a una pérdida permanente del folículo piloso, ya que las cavidades donde crece el pelo han sido dañadas o no están bien desarrolladas, como consecuencia de diversos procesos patológicos como lesiones, traumatismos o quemaduras, o bien alguna enfermedad del cuero cabelludo. Además, se observa que, en la zona donde se presenta la calvicie, el cuero cabelludo está enrojecido, con descamación o pústulas, pudiendo picar, escocer e, incluso, doler la zona afectada”, explica el doctor.
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Varios tipos de alopecia cicatricial
Las alopecias cicatriciales se dividen en dos grandes grupos
- Primarias. Destacan las linfocíticas (alopecia frontal fibrosante, el liquen plano pilar o el lupus discoide), las neutrofílicas (foliculitis decalvante o disecante), o mixtas (acné queloidal o foliculitis necrótica). El origen es desconocido, aunque, en estas, la pérdida del folículo se produce a consecuencia de un proceso inflamatorio. La alopecia frontal fibrosante es más común en la mujer. En el hombre, es más común la foliculitis decalvante.
- Secundarias. Aparecen por causas físicas como traumatismos, radiaciones ionizantes o cirugías previas, así como por infecciones bacterianas, víricas, fúngicas y parasitarias, o bien por enfermedades inflamatorias crónicas. Aparecen por factores físicos, químicos, térmicos, de tracción o crónicos, pudiendo originarse, incluso, por patologías como la tricotilomanía.
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Tratamiento para la alopecia cicatricial
A pesar de su carácter irreversible, la alopecia cicatricial no afecta, en muchas ocasiones, a todo el cuero cabelludo, lo que hace que existan soluciones efectivas para disimularla, con tratamientos encaminados a que no evolucione el proceso e intentar estabilizar la caída. De esta forma, el trasplante capilar se postula como una de las mejores opciones para combatir esta pérdida de cabello, siempre y cuando el paciente disponga de zona donante suficiente para llevar a cabo esta intervención.
"Es necesario realizar un diagnóstico preciso y detallado por parte de un médico especialista que indique el tratamiento acorde a cada caso, lo que evitará, además, que el daño de los folículos llegue a la etapa más avanzada. Esto se hará a través de una correcta historia clínica, una exploración física y, en algunos casos, mediante la realización de una biopsia para obtener resultados de un estudio histopatológico”, señala el Dr. Domínguez.
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¿Cómo se realiza el trasplante capilar?
El Dr. Francisco Pilo, especialista en trasplante capilar de Hospital Capilar, nos explica que "el transplante comienza con un proceso en varias etapas donde se anestesia la zona donante del paciente (zona occipital y de los temporales) y se extraen los folículos necesarios en función de las preferencias del paciente, del criterio del cirujano y del diseño escogido". Una vez extraídas las unidades foliculares, se separa el pelo y el equipo se prepara para la implantación. Se anestesia la zona donde vamos a realizar el injerto, llamada zona receptora, y el cirujano procede a realizar una de las siguientes técnicas: zafiro o DHI.
"La técnica con zafiro consiste en realizar unas incisiones con un fino bisturí de zafiro, de forma que dibujamos el diseño previamente establecido, para posteriormente implantar los folículos uno a uno con unas pinzas en dichas incisiones", continúa. Por su parte, la técnica con DHI precisa de unos implantadores, una especie de portaminas donde se carga primero el pelo para finalmente implantarlo.
El zafiro nos permite más precisión y densidad mientras que el DHI es menos dañino para el pelo nativo, es decir, tiene menos riesgo de romper folículos sanos que hay alrededor. La elección de una técnica u otra depende de la experiencia y preferencias del cirujano en función del caso.
Cuestionado sobre si el tratamiento es definitivo, el experto nos explica que sí. "Los folículos transplantados sí se consideran definitivos, dado que no están afectados por la hormona que provoca la alopecia androgenética". No obstante, aclara el experto, es preciso cuidar nuestro cabello nativo con fármacos para evitar que la alopecia avance hacia zonas donde aún tenemos pelo y, por tanto, no hemos realizado injerto.
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¿Se puede aplicar en todos los casos?
No siempre es recomendable realizar un trasplante. Hay casos de alopecias cicatriciales, autoinmunes, por quemaduras o cicatrices y otras en las que no está recomendado el transplante. También existen pacientes con enfermedades graves o, por ejemplo, los anticoagulados, en los que no siempre está indicada la cirugía capilar
Por ello, señala, "siempre será un médico especialista el que deberá determinar qué caso es apto para cirugía".
¿Se puede fortalecer el cabello trasplantado con dieta o suplementos?
La alimentación es importante para la salud y calidad de nuestras células, de modo que afecta a nuestro bienestar y salud en general. "Los folículos pilosos, como cualquier conjunto de células del organismo, dependen de los nutrientes que le aportan nuestros vasos sanguíneos. Una dieta completa y equilibrada siempre va a sumar y ser positiva a la hora de mejorar el aspecto y calidad de nuestro cabello", concluye el Dr. Francisco Pilo.
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