Puede ser que en alguna ocasión te hayas sentido obsesionada por algo, o tal vez hayas visto este comportamiento en alguien de tu entorno. Pero, claro está, no es lo mismo una obsesión pasajera que cuando algo se convierte ya en patológico.
“En psicología, nos referiremos como ‘obsesiones’ a aquellas ideas, pensamientos o imágenes desagradables que vienen a la mente de una persona de forma recurrente, intrusiva e involuntaria y que generalmente, giran alrededor de una temática concreta, generando un alto grado de ansiedad y malestar, pues la persona cree que no debería de tenerlos por qué supone un peligro para ella misma o para los demás y aunque intente controlarlo, no puede dejar de pensar en ello”, nos detalla la psicóloga Miriam Orta Rubio, de Mundopsicologos.com.
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¿Obsesión = trastorno obsesivo?
“Hablamos de un trastorno cuando estas obsesiones interfieren en la vida de la persona de quien las sufre, impidiendo que lleve a cabo sus tareas y actividades de forma habitual y afectando también a sus relaciones personales. Las obsesiones aparecen como síntoma de distintos tipos de trastornos como la depresión, la ansiedad, los trastornos de la personalidad o el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)”, nos detalla la especialista. Y añade que si hacemos referencia específicamente a este último, las obsesiones pueden llegar a producir tanta ansiedad, que pueden ir acompañadas de algún ejercicio mental como contar, recitar frases, visualizar imágenes, etc; o algún acto (llamado compulsión) como lavarse las manos un número de veces determinado o hacer varias comprobaciones de seguridad, con el objetivo de eliminar o aliviar ese malestar.
“Un ejemplo en el que podríamos hablar de este tipo de trastorno, y de cómo interfiere en la vida de quién lo padece, podría ser cuando llegar tarde al trabajo acaba suponiendo el despido de esa persona por qué día tras día, debía comprobar más de diez veces, si la puerta de casa estaba cerrada con llave o si había puesto el freno de mano del coche. Y en este punto, también debemos mencionar el Trastorno Obsesivo-Compulsivo de la Personalidad (TOCP) y diferenciarlo del TOC. En este trastorno, existe una preocupación excesiva por el orden, el perfeccionismo y el control. Estas personas, suelen presentar un patrón de pensamiento rígido que acaba derivando en dificultades de relación con los demás, dado que insisten en que las cosas deben hacerse siempre a su manera y de una determinada forma. Tienden a tener dificultades para delegar tareas en el trabajo o terminar a tiempo un proyecto, dado que pueden pasar mucho tiempo repasando los detalles y revisando que no haya errores para asegurarse de que todo está ‘perfecto’”, nos cuenta la experta.
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Ojo a estas señales
¿Qué síntomas nos pueden alertar de que estamos ante una persona con rasgos de comportamiento obsesivo?
• Perfeccionismo. Necesitan sentir que todo está bien hecho y sin errores. En el trabajo, por ejemplo, suelen invertir mucho tiempo en revisar varias veces una misma tarea para asegurarse de que está “perfecta”, dejando de lado otras que también son importantes y sin poder llegar a cumplir con los plazos de entrega previstos, por lo que no llegan a ser todo lo eficientes que podrían ser.
• Necesidad de control y alto sentido de la responsabilidad. Necesitan sentir que controlan casi todas las áreas de su vida, incluidas a las personas más cercanas a través de normas, reglas, horarios o siguiendo un cierto orden establecido o un procedimiento con una serie de pasos para hacer cualquier actividad o tarea. Además, suelen pasar mucho tiempo en el trabajo o en cumplir con sus obligaciones y postergar o dejar completamente de lado el ocio u otras actividades placenteras. Les resulta complicado delegar tareas ya que tienden a creer que los demás no harán las cosas tan bien como las pueden hacer ellos mismos, por lo que tienden a sobrecargarse de tareas innecesarias y lo viven con mucha presión y ansiedad.
• Necesidad de planificarlo todo. Los planes improvisados, como una escapada de fin de semana espontánea, puede ser motivo de mucho estrés, ansiedad e irritabilidad por no poder controlar la situación y romper sus esquemas.
Otros signos de alerta
• Baja tolerancia a la frustración y altos niveles de ansiedad. A la mínima que algo se escapa de su control o no sale como esperaban o como tenían planeado, aparece un gran malestar, con estados muy elevados de ansiedad y rápida frustración debido a la pérdida de control, lo que les lleva a tener de nuevo, esas ideas obsesivas, en las que las cosas “deberían” de haberse hecho de acuerdo a su criterio. Además, el darse cuenta que no es posible alcanzar la perfección, les genera mucha frustración, ya que por mucho que se esfuercen, nunca será suficiente.
• Alteración de las rutinas, actividades e interacciones sociales. Invertir tanto tiempo en esas ideas obsesivas y en realizar actos para calmar o eliminar el malestar que eso les genera, el día a día de estas personas se va alterando, llegando al punto de evitar interacciones sociales y/o situaciones, o reduciendo el tiempo que pasa con otros, no sólo por la gran cantidad de tiempo que les lleva ese comportamiento obsesivo, sino también por la vergüenza que sienten de estar en lugares donde pueden perder el control y que otras personas puedan verlo. El aislamiento social y la alteración 3 en otras áreas de su vida es lo que muchas veces les conduce a sufrir otros trastornos de ansiedad y depresión.
• Dificultad para expresar emociones. Dado que su mente siempre está dándole vueltas al mismo pensamiento y en la forma en la que pueden controlar el malestar que eso les genera, les cuesta bajar al cuerpo e identificar qué sienten exactamente, ya que esto les resulta tan doloroso, que también intentan “controlarlo”. De esta forma, pueden sentirse incómodos ante personas que expresan abiertamente sus emociones. Suelen enfadarse con facilidad cuando la situación escapa de su control, aunque en ocasiones, intentan controlar ese estado emocional delante de los demás, y seguir dando una imagen de formalidad y de responsabilidad.
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¿Cuáles son los trastornos obsesivos más comunes?
Los trastornos obsesivos más comunes son el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y el Trastorno Obsesivo Compulsivo de la Personalidad (TOCP) anteriormente comentados y las obsesiones más comunes dentro del TOC son:
- Obsesión por los gérmenes, la suciedad y la contaminación.
- Obsesión por el orden, la simetría y la organización.
- Obsesión por la seguridad y verificación de la misma.
- Obsesión por acumular objetos o cosas.
- Obsesiones morales o religiosas.
- Obsesión por la posibilidad de perder el control y causar daños a otras personas y a uno/a misma.
- Obsesiones sexuales.
- Obsesión por la posibilidad de que pueda ocurrirle algo malo a un/o mismo y a sus familiares.
- Obsesiones de contenido supersticioso (números o prendas de vestir de la buena o mala suerte).
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¿Cuáles son las claves para gestionar bien estas situaciones?
La experta nos da algunos consejos útiles que nos pueden ayudar a afrontar mejor estas situaciones:
- Tomar consciencia de estos pensamientos y/o comportamientos puede aportar fuerza para solucionarlo. Informarse y leer acerca de este tema, puede ayudar a la persona a darse cuenta de que otras, también han pasado por la misma situación y es posible solucionarlo.
- Comprender que esos pensamientos son irracionales, ya que la mayor parte de las veces, no se cumple lo que pensamos que puede ocurrir. Y en este punto, a veces, es necesario pedir ayuda profesional para que alguien nos guie y nos enseñe técnicas específicas y adecuadas a nuestro caso.
- Practicar algún deporte que nos guste, la meditación y/o las técnicas de relajación para reducir los niveles de ansiedad puede ayudar a desviar la atención de esos pensamientos y como consecuencia, a bajar un poco el nivel de malestar.
- Si estos pensamientos interfieren en nuestra vida diaria de forma significativa y en nuestras relaciones interpersonales, lo mejor es pedir ayuda a un profesional para que pueda realizar una evaluación, un diagnóstico y un tratamiento terapéutico adecuado a nuestro caso.
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¿Es complicado convivir con una persona con rasgos obsesivos?
En opinión de la psicóloga, convivir con una persona con rasgos obsesivos puede llegar a ser complicado, especialmente en casos con un alto grado de perfeccionismo, orden, control y rigidez, debido a que siempre suelen ser los demás quiénes deben adaptarse a la forma de hacer las cosas de la persona con estos rasgos, bajo unas normas, pautas, horarios o un orden establecido, lo que puede acabar generando discusiones y conflictos. “El trabajo en equipo puede llegar a ser realmente complicado y los demás pueden sentirse juzgados y desvalorizados por no alcanzar esa 'perfección' que se exigen a ellos mismos y a los demás. Además, puede llegar a ser frustrante para los convivientes el hecho de no poder compartir más tiempo juntos, dejarse llevar más en algunas situaciones sin tantas normas, procedimientos o reglas y hacer planes espontáneos e improvisados”, concluye.