En Medicina, se llama síndrome piramidal, pero muchos la conocen como falsa ciática, ya que las personas que acuden a la consulta del especialista, piensan que el dolor que sienten se debe a un pinzamiento del nervio ciático. Sin embargo, la afectación a la que nos referimos hoy se trata de una contractura o sobrecarga del músculo piramidal.
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¿Qué es el síndrome piramidal?
"Definimos el "síndrome del músculo piramidal" o piriforme como el conjunto de signos y síntomas que originan la compresión del nervio ciático en su salida de la pelvis a través del canal situado entre el músculo piramidal y el gémino superior", nos explica Irene Seco Vivancos, fisioterapeuta de BlueaU de Sanitas.
Las principales causas del síndrome del piramidal son:
- Relacionadas con la actividad física: no descansar lo suficiente, sobre entrenamiento, no realizar calentamiento antes de la actividad deportiva y no estirar tras la misma, realizar deporte de impacto sobre suelo duro, etc.
- Relacionadas con el sedentarismo: Vida sedentaria: permanecer mucho tiempo sentado o no realizar nada de ejercicio ni estiramientos, provocará una comprensión del músculo y que aparezca el dolor.
- Por estructuras anatómicas, como una escoliosis o una dismetría de las piernas, pueden llevar al mantenimiento de este músculo en tensión por una compensación al buscar la estabilidad de la pelvis.
- Disfunciones pélvicas o sacras que provoquen tensión muscular: el piramidal crea un eje virtual para la movilidad sacroilíaca interviniendo también en sus posibles disfunciones.
- Disfunciones en relación con el suelo pélvico también pueden afectar al piramidal.
- Cirugías en la región abdominal y la cadera, de forma frecuente, provocan la formación de adherencias que alteran la estructura y dinámica del tronco pudiendo crear disfunción del músculo piriforme.
¿Cuáles son los síntomas?
El síndrome piramidal genera la compresión del nervio ciático en su salida de la pelvis. "Este síndrome genera unos síntomas parecidos al dolor ciático (pseudociática), que se caracteriza por dolor en el glúteo, muslo, pierna y pie. A veces, también en la ingle, periné (por detrás de los genitales) y cadera", aclara la experta. Típicamente, el dolor aparece cuando caminamos, pero también durante largos periodos sentados, impidiendo mantener una posición adecuada.
¿Hay tratamiento preventivo?
Fortalecer el músculo es clave en la prevención, además de una actividad física moderada, que evite la sobrecarga muscular. Hay varias pautas a seguir para evitar la aparición de esta contractura, señala Irene Seco.
- Mantener una postura adecuada, especialmente en largos periodos sentado.
- Cambiar la posición y levantarse y caminar unos minutos, cada dos horas al menos, cuando haya que estar sentado durante mucho tiempo.
- Evitar la sobrecarga unilateral y levantar objetos pesados.
- Cuando se realicen actividades deportivas de manera frecuente, es necesario establecer una rutina de acondicionamiento previo a la actividad deportiva y de estiramiento una vez terminado esta, haciendo énfasis en la zona de los glúteos.
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¿En qué consiste el tratamiento curativo?
En la mayoría de los casos, "el tratamiento suele basarse en sesiones de fisioterapia acompañadas por ejercicios de estiramientos que el paciente puede realizar en su casa. En casos graves, es necesario recurrir a tratamientos médicos como las infiltraciones y, como último recurso, a la cirugía".
Los ejercicios activos, el estiramiento pasivo, la movilización de los tejidos blandos y las técnicas de estimulación propioceptivas neuromusculares son particularmente efectivas en mejorar los síntomas y el rango de movimiento, fortaleciendo el piramidal y la musculatura pélvica que lo rodea, sin olvidar las funciones de rotación interna y abducción del piramidal al estar la cadera flexionada.
Además, tanto el frío como el calor contribuyen a la relajación del músculo, a destensar la zona y, por lo tanto, ayudan a aliviar el dolor, por lo que es un tratamiento que se recomienda mucho en este tipo de lesiones.
"El tratamiento conservador es suficiente en la mayoría de los casos, pero cuando esto no ocurre, deben emplearse técnicas invasivas como las infiltraciones y la cirugía", afirma la fisoterapeuta de BluaU de Sanitas.
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¿Cuándo se debe optar por la operación?
El abordaje de esta lesión debe ser multidisciplinario, incluyendo la modificación de las actividades y la fisioterapia en sus diferentes formas, tratando, no solo la zona del piramidal, sino todos los músculos que se van contracturando en cadena. La fisioterapia se acompañará de medicamentos antiinflamatorios o relajantes musculares cuando el dolor sea fuerte.
Cuando el tratamiento conservador no sea suficiente, deben emplearse técnicas invasivas como la electroterapia, las infiltraciones ecoguiadas de anestésico y corticoide perineural en el tratamiento del síndrome del piramidal, o la infiltración de toxina botulínica en el músculo, para que se relaje y no presione al nervio.
"En cuanto a la intervención quirúrgica, se programa como último recurso en aquellos casos limitantes que no mejoran con los tratamientos descritos. Consiste en la sección del músculo y la liberación del nervio ciático. Puede ser abierta, mediante una pequeña incisión, por artroscopia o guiada por ecografía", concluye Irene Seco.
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