Estos días, en muchos puntos de España nos hemos quedado impresionados con los cielos rojizos, con el polvo en suspensión que casi se puede mascar, con las superficies de los coches cubiertas de arena anaranjada… un escenario casi apocalíptico o que directamente nos traslada a Marte y que tiene una explicación clara: calima o polvo en suspensión procedente del continente africano, concretamente del desierto del Sahara. No es la primera vez que esto sucede, bien saben lo que es en Canarias, por ejemplo. Pero sí que es verdad que un episodio tan intenso no se vivía en la Península desde hace décadas, lo que lo convierte en "excepcional" en opinión de los expertos. Y es que muchos no recordábamos abrir la ventana y encontrarnos el alfeizar repleto de ese polvo rojizo. La calima es un fenómeno meteorológico consistente en partículas de polvo o arena en suspensión, cuya densidad dificulta la visibilidad.
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Nos hemos preguntado, claro está, qué consecuencias puede tener esta calima para nuestra salud. Y es que hay colectivos especialmente susceptibles a esta situación. Estas partículas tienen la capacidad de penetrar por las vías respiratorias. Si la concentración de las partículas supera 50 ug/m3 que la normativa comunitaria fija como umbral tolerable, aparecen los riesgos para la población, principalmente la más vulnerable, especialmente aquella que padece enfermedades crónicas respiratorias como el asma, la bronquitis o la EPOC. "Las molestias en los ojos, nariz y garganta pueden afectar a las personas sanas. El broncoespasmo e inflamación bronquial afectará sobre todo a pacientes con asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica. A estos pacientes puede ocasionarle agudizaciones e insuficiencia respiratoria", nos comenta el Dr. Joaquín Lamela López, especialista en Neumología y Neumología Infantil en su propia consulta privada en Ourense y miembro de Top Doctors.
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Sustancias minerales que pueden causar inflamación
Hay países en los que esta concentración es habitual, donde sí que hay enfermedades crónicas motivadas por el polvo. "Tiene sustancias minerales, no son los contaminantes típicos de la polución (urbana, industrial), son menos tóxicos. Son minerales inertes, pero acumulativamente pueden generar toxicidad porque hay minerales que sí que tienen una capacidad de reacción inflamatoria por parte de las mucosas del organismo, de los pulmones, etcétera", nos explica el doctor Germán Peces Barba, vicepresidente neumólogo de SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica), con quien hemos hablado sobre cómo nos puede afectar esta situación.
Especial cuidado en los enfermos respiratorios crónicos
Nos detalla que, como anticipábamos, pueden tener problemas sobre todo los enfermos respiratorios crónicos. "De hecho, estamos viendo hoy a personas a las que les tocaba venir a revisión, han salido de casa y han venido a consulta y dicen que se sienten un poquito peor. Son aquellos que tienen asma, EPOC, enfisema, bronquitis crónica… Son muy susceptibles a estas altas concentraciones de partículas en suspensión", nos cuenta el doctor. Y añade que no podemos olvidar que estamos en unos niveles extremos, en la categoría más alta que pueda existir, en cuanto a riesgo de calidad del aire. "Estos pacientes pueden tener deterioro de su enfermedad, agudizaciones incluso importantes de su dolencia", nos dice el doctor, que hace las siguientes recomendaciones:
-Tienen una recomendación estricta por parte de los médicos de evitar salir.
-Por supuesto no abrir las ventanas.
-Y, si salen, llevar mascarilla a partir de FFP2 (las quirúrgicas no sirven para este tipo de contaminación del aire), e incluso gafas para evitar las molestias en los ojos.
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¿Y las personas sanas?
El especialista en Neumología nos explica que las personas sanas tienen menos riesgo que los enfermos crónicos, más aún teniendo en cuenta que se trata tan solo de unas horas de alta concentración de partículas, y un paciente sano no tiene por qué tener ninguna reacción. "No es lo mismo que si estuviéramos acumulando dichas partículas día tras día. Por unas horas no debe tener trascendencia, más allá de irritación a nivel de ojos, de nariz, de estornudos, tos, pero no tiene por qué desencadenar ningún problema mayor. Los niños son más susceptibles que los adultos y un niño sano puede tener más síntomas. Tienen que usar también la mascarilla en exteriores, y sobre todo los niños con algún tipo de enfermedad crónica también", nos explica el doctor que hace, además, una recomendación general: no practicar hoy deporte al aire libre. Si hacemos ejercicio, "vamos a aumentar mucho el nivel de partículas, porque haciendo deporte respiramos mucho más aire que en reposo y cada calada de aire que respiremos va a arrastrar todas las partículas que se van a ir depositando en el pulmón. Sometemos a un riesgo adicional de mayor cantidad de exposición de partículas que pueden no tener trascendencia en un sujeto sano, pero que no es necesario someterse a ese riesgo teniendo en cuenta que van a ser horas".
"La población general va a tener pocos problemas, salvo cierta irritación de ojos o garganta sin trascendencia para la salud. Siempre vamos a recomendar minimizar el riesgo, no nos cuesta ningún trabajo y menos ahora que estamos acostumbrados a llevar una mascarilla FFP2, y evitar hacer ejercicios intensos porque vamos a aumentar el número de partículas que inhalemos de una manera innecesaria que podemos evitar", apunta el doctor Peces Barba. Mientras, para concluir, el doctor Lamela añade una última recomendación: "Conducir con cuidado si hay disminución de la visibilidad". Solo nos queda esperar a que las lluvias o el viento lleguen para poner fin a este episodio, cuando menos, llamativo.
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