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piel chica© iStock

Esa lesión que tienes en la piel podría ser un dermatofibroma

Se trata de un tumor muy frecuente. Te explicamos cómo es su aspecto y cómo se trata


Actualizado 3 de marzo de 2022 - 16:09 CET

La piel es el órgano más expuesto de nuestro cuerpo y a menudo aparecen lesiones que nos pueden preocupar, ya que por su aspecto, podemos pensar que puede tratarse de cáncer de piel. Una de estas afecciones es el dermatofibroma, uno de los tumores más frecuentes. Así nos lo explica la Dra. Carmen Arsuaga, jefa de Dermatología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.

"Es uno de los tumores cutáneos benignos más frecuentes. Hay diferentes tipos según su aspecto, pero los más habituales son los que tiene forma nodular hiperpigmentada, aparecen como un "bultito" marrón, de consistencia dura, generalmente menor de 1 cm, y la forma nodular deprimida, que sobresale menos, tiene el característico signo del hoyuelo, que es la tendencia a hundirse hacia dentro al intentar pellizcarlo".

Los dermatofibromas pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, aunque son más frecuentes en las piernas. Los brazos o el tronco son otras partes de la piel donde pueden manifestarse. "Son más comunes en mujeres de edad media. Generalmente, aparecen de forma solitaria, aunque hay personas con tendencia a desarrollar dermatofibromas que pueden tener varios", aclara.

Aunque se ha asociado a la picadura de insectos, heridas pequeñas o vellos encarnados, lo más normal es que esta lesión de la piel aparezca "porque sí", sin ningún motivo aparente que lo cause.

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¿Cuál es su gravedad?

Como decíamos, una de las mayores preocupaciones cuando detectamos una alteración en la piel a la que no habíamos prestado atención o es de nueva aparición es si podría tratarse de cáncer. En este aspecto, la experta en dermatología nos aclara que no debemos preocuparnos.

"Un dermatofibroma no supone ningún problema de salud. Únicamente puede producir molestias o incluso dolor si está en zona de roce o apoyo, o un problema estético", sostiene

Tampoco hay riesgo de que malignifique, es decir, que se convierta en un tumor maligno, por lo que no debemos preocuparnos. Eso sí, no suelen desaparecer por sí solos.

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¿Cómo se diagnostica un dermatofibroma?

Lo primero que debes hacer si has visto una nueva lesión en la piel es pedir cita al dermatólogo. Este especialista te hará una anamnesis (una especie de entrevista) para conocer tus antecedentes médicos y familiares, si tomas alguna medicación, tus hábitos dietéticos, etc.

Posteriormente, examinará toda tu piel para estudiar esta lesión y ver si tienes otras. Generalmente, realizará una dermatoscopia, es decir, utilizará aparatos para obtener imágenes más nítidas y ampliadas de todos los procesos cutáneos que le parezcan sospechosos o que necesite evaluar con mayor precisión. Este estudio es sencillo, no invasivo y proporciona información muy valiosa al médico.

Es probable, también, que tome fotos de las lesiones, para poder analizar mejor sus características y conocer su evolución. En caso de tener alguna duda, puede proponer tomar una muestra o quitar la lesión para hacer un estudio.

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¿Cómo se trata el dermatofibroma?

Al ser un proceso benigno no necesita ningún tratamiento. "En caso de lesiones dolorosas o muy antiestéticas el tratamiento es la extirpación quirúrgica, aunque siempre se debe valorar el riesgo de que quede una cicatriz. Se puede optar por tratamientos parciales como la crioterapia en algunos casos", señala la especialista en dermatología.

Lo que debes recordar es que no hay que descuidar las revisiones de la piel. Es importante que cada mes realices una autoexploración con un espejo o con ayuda. Y que al menos una vez al año pidas cita al dermatólogo. La detección precoz de las lesiones cutáneas puede salvarte la vida.