Utilizamos mucho la palabra trauma, pero poco sabemos de cómo superar aquellos que nacieron en la infancia y que parecen perseguirnos cuando somos adultos. ¿Se pueden curar? ¿Podemos procesarlos para dejar de vivir con tanta ansiedad? Para ello consultamos con el psicólogo José Martín del Pliego que nos explicará todo lo relativo a los episodios traumáticos que se quedaron grabados en nuestros primeros años de vida y cómo tratarlos.
- Leer más: Traumas psicológicos: cómo curarlos y superarlos
¿Qué son los traumas?
Pierre Janet –filósofo, psicólogo y neurólogo–, en 1919, ya daba una definición totalmente válida en nuestros tiempos. Es el resultado de la exposición a un acontecimiento estresante e inevitable, que supera los mecanismos de afrontamiento de la persona, lo que no permite que el acontecimiento se integre, apartándolo de nuestra consciencia, como si no estuviera, pero dando la cara de otras maneras en nuestro cuerpo y en nuestras percepciones internas.
Por lo tanto, "ocurre algo que supera mis capacidades para afrontarlo y no hay nadie que pueda ayudarme; esto es básico también", aclara el experto.
- Leer más: Así afectan el estrés y los traumas a tu salud física y mental
¿Hay personas más vulnerables?
Dada nuestra fragilidad y dependencia cuando somos pequeños, somos muy vulnerables al trauma. "Durante casi los dos primeros años la madre es quien tiene que regular el sistema nervioso del niño, él solo no puede", señala José Martín del Pliego.
El trauma no únicamente aparece por un acontecimiento estresante, el solo hecho de no dar al niño “eso que necesita” para sentirse seguro puede originar un trauma de apego con consecuencias en la edad adulta. Por eso, "las personas que se han sentido seguros en su ambiente social y familiar, que han tenido buenos vínculos interpersonales, más seguridad en su infancia tienen más resistencia a que el trauma se instale en sus vidas", sostiene el especialista.
- Leer más: Así supera el príncipe Harry su dolor y sus traumas
¿Podemos recordar traumas de la infancia?
Un trauma puede aparecer incluso en el periodo fetal, en un embarazo traumático o en los primeros años de vida. Esto hace que la memoria explícita, la autobiográfica, no tenga datos de aquello que ocurrió. "La parte de nuestro cerebro 'de pensar', no puede recordar nada, pero, en cambio, nuestro cuerpo no puedo olvidar absolutamente nada de lo que nos ha ocurrido".
Por ese motivo, los recuerdos de aquello que nos ocurrió son solo percepciones físicas, emociones que aparecen con fuerza o incluso sensaciones de aquello que está enterrado profundo y alejado de nuestra consciencia, con lo que los códigos que habitualmente usamos para recordar, no nos sirven con el trauma.
- Leer más: Terapia regresiva, ¿en qué consiste y para quién es adecuada?
¿Cómo nos afectan en la vida diaria?
A pesar de que se 'reexperimenta' de forma intrusiva aquello que nos ha ocurrido traumático, debido al dolor que conlleva, existen intentos de evitación de recuerdo de ese trauma.
En ese sentido, "el sistema nervioso se queda crónicamente sobreactivado y siempre en alerta. A veces aparece entumecimiento emocional; falta de energía, depresión, falta de motivación", detalla el especialista en trauma.
Podemos sufrir, también, efectos disociativos, como sentir lo que ocurre a distancia, desconectado de lo que nos rodea. Esto puede traer muchos lapsus de memoria, borrando periodos de años de la vida de la persona.
El cerebro encapsula el trauma, lo 'esconde' y forma capas a su alrededor para alejarnos del dolor que hemos podido sentir y sufrir. Al guardarlo, "cuando un estímulo determinado lo activa, sale toda la energía guardada de dos maneras, con hiperactivación o hipoactivación", explica.
- Leer más: Nervio vago: ¿Por qué es tan importante para calmar la ansiedad?
¿Cuáles son las mejores terapias que abordan los traumas?
José Martín del Pliego explica que las respuestas emocionales grabadas en nuestro cuerpo están desconectadas de nuestro neocórtex, la parte de pensar, por lo tanto, conversacionalmente es muy difícil que la terapia sea efectiva porque estamos incidiendo en un área que sabe poco de aquello que pasó.
Sin embargo, "si trabajamos las memorias implícitas en nuestro cuerpo, lo que las emociones nos van trayendo y damos un espacio para que esto se pueda expresar, estaremos hablando el mismo idioma que el trauma y se podrá liberar".
Por tanto,"las técnicas de liberación y procesamiento emocional son las que más éxito están teniendo con los traumas. Hipnosis, brainspotting, EMDR, método Aleceia, somatic experiencing, entre otras muchas, son modos de sacar aquello que en su momento no se pudo expresar, y transformarlo en algo diferente que la persona pueda manejar".
No se trata, pues, de olvidar aquello que ocurrió, más bien de convertirlo en algo diferente que deje de afectarnos en nuestro día a día. "Si nos sentimos seguros en el ambiente social en el que vivimos podemos promover la curación y los procesos de restauración y crecimiento", concluye el experto.
- Leer más: ¿Cómo nos ayuda la hipnosis a calmar la ansiedad?